Los dados que se tiran una vez son la afirmación de la casualidad, la combinación que forman al caer es la afirmación de la necesidad. La necesidad se afirma con el azar en exactamente el sentido de que el ser se afirma al devenir y la unidad se afirma con la multiplicidad.
Deleuze 1983, Nietzsche and Philosophy, Columbia University Press, New York, 23
Desde principios del siglo XX distintas operaciones de azar, como las llamara alguna vez John Cage, han sido procedimientos recurrentes en la necesidad de alejar la obra de arte del control absoluto del artista así como de su autoría. Desde la irreverencia dadaísta y el automatismo surrealista, hasta propuestas más recientes como las de Francis Alys o Gabriel Orozco, existe cierta indeterminación con relación al desarrollo de la obra pero que en ningún momento está relacionada con el gesto o espontaneidad expresionista del artista. Por el contrario se trata de operaciones de azar impredecibles pero predeterminadas por reglas o métodos preestablecidos como sucede cuando nos encontramos activos ante un tablero de juego.
Ernesto Montiel nos presenta un sistema esencialmente no determinista que se plantea desde la determinación de hacer que algo suceda y que puede continuar sucediendo en lugar de esperar pasivamente a que algo suceda. La rigurosidad del método del artista determina las condiciones iniciales en la producción de las piezas pero no los resultados, a pesar de que maneja acciones tan predecibles como aleatorias durante el proceso, las piezas se presentan como resultados inesperados y azarosos, un mecanismo tan riguroso como lúdico que utiliza Montiel para alejarse completamente de su autoría. Se produce así, un desprendimiento de la mano del artista a través de un gesto pensado e intencionado sin otro significado que pasar esa autoría al azar.
Las obras se plantean no como un a priori correspondiente a un orden mayor y absoluto, por el contrario, las obras se definen por un proceso de búsqueda de determinación impredecible dentro de las múltiples variables en donde el resultado nunca se conoce de antemano, sino que por el contrario es algo inesperado y variante. Se trata de un proceso empírico donde las ideas se plantean como una serie de operaciones a través de las cuales éstas se cotejan con la experiencia concreta, un juego en el que las reglas están previamente establecidas y donde el azar posteriormente determina que la obra se haga presente.
Las ideas son puestas a prueba a través de ciertas operaciones realizadas para permitir variaciones, mutaciones y complejidades que construyen, a través de la experiencia, nuevas ideas sensoriales. Con su metodología del azar Montiel logra romper convencionalismos, relaciones y estructuras de lo conocido o preestablecido en favor de un orden relativo fundamentado en probabilidades por la necesidad de arriesgar y así descubrir las posibilidades de la materia.
Lourdes Peñaranda, 2015
La exposición “Ética Estocástica Expandida” de Ernesto Montiel inauguró el 7 de noviembre a las 5:00 pm en la sala lateral del Museo de Arte contemporáneo del Zulia
Ernesto Montiel (Maracaibo, 1968) realizó estudios de Arquitectura en la Universidad del Zulia y en la Universidad Rafael Urdaneta de Maracaibo. Ha realizado también estudios
de fotografía, guión cinematográfico y serigrafía. Ha realizado las exposiciones individuales: “Ética Estocástica”, Oficina #1, Caracas (2014); “Ficciones Topográficas”, Oficina#1, Caracas (2011); “Substracción”, Al Borde, Maracaibo, (2011); “Ni Fou Quese Pop Ag”, Alianza Francesa de Maracaibo (1996).
