Eduardo Kairuz. Variations
Del 25 de octubre al 18 de noviembre, 2012
The Substation
Melbourne, Australia
Tiempo como artificio. Por Costanza De Rogatis
A través del grupo de instalaciones Variaciones, desarrolladas entre los años 2009 y 2012, Eduardo Kairuz aborda la noción de accidente desarrollada por Paul Virilio, en la que a causa de la aceleración de la vida contemporánea y la frenética sucesión de invenciones tecnocientíficas, el ser humano es expuesto—no ya por las contingencias de la naturaleza, sino por la propia intervención del hombre— a catástrofes generadas desde el interior de sus creaciones.
Como arquitecto y artista venezolano, la idea de accidente, en tanto secuela de la fallida consecución de la promesa de progreso, no le es extraña a Kairuz, pues Venezuela ha abrazado la contingencia como parte de su idiosincrasia: afectada por la falacia política, el derroche de recursos y la planificación intermitente, su modernidad fracturada ha cimentado la cultura de la improvisación, del “mientras tanto” y el “por si acaso”.
Partiendo de la premisa de develar las fallas escondidas en ciertas estructuras de poder—tomando como objeto de estudio el ámbito de la música académica, en el que desde siempre han prevalecido con gran arraigo las jerarquías— Eduardo Kairuz genera en Variaciones una serie de sistemas de tensión—de accidentes—a través del trastrocamiento y reordenación de videos en los que influyentes músicos interpretan piezas icónicas del repertorio clásico.
A primera vista, este conjunto de instalaciones evidencian la ausencia de narrativa. Este hecho, que podría parecer una observación obvia, permite entender que se ha establecido desde el inicio y de forma explícita una noción de tiempo alterada, no ya el tiempo real, consecutivo, lineal de una acción, no ya el de la percepción de la obra de arte, del aquí y el ahora de la representación, sino de un tiempo otro, el ficticio, resultado de la manipulación del registro filmado. Este manejo de la dimensión temporal como artificio—como invención—, esquivo para las artes visuales hasta finales del siglo XIX cuando es introducido el cinematógrafo de la mano de los hermanos Lumière, y por tanto hijo de la cultura moderna, ha sido siempre un instrumento fundamental de la música, pues el tiempo como medida, como indicación, como parámetro, y de igual forma como vida misma de la obra musical, es específica de este medio. Lo define. En tal sentido, la manipulación del tiempo, la organización de las partes de una composición y el modo como se relacionan entre ellas—las formas musicales—se convierten en operaciones similares a las efectuadas por Kairuz para el desmantelamiento y posterior reorganización de los videos originales que componen sus piezas.
En la música, la repetición, la variación, la imitación, el desarrollo y el contraste permiten la alteración de un fragmento, tema o parte de la obra, de modo tal que éstas sean (por oposición o similitud) referencia de la forma original, que es leída, revisada, discutida, a lo largo de la obra. En el caso de las piezas que componen Variaciones, el entrecruzamiento, el desdoblamiento, la repetición, la restricción y la sincronización permiten al público presenciar cómo, paulatinamente, la forma original se desarrolla, cambia, se desdobla, se transforma, hasta convertirse en una estructura caótica que devela aspectos inusitados del material manipulado. Todo lo previsible de una ejecución virtuosa —el dominio técnico, la agilidad, la capacidad de traducir las dificultades y matices, la aptitud de emocionar— le es negado al espectador, pues no encontrará en este conjunto de obras el registro prístino de un performance, sino el choque de fuerzas, que al ser contrastadas a través de la edición del material, terminan socavando la imagen misma del genio-‐ músico. Si lo que en un principio debiera ser consonancia —la puesta en escena, la música original deviene en disonancia a través de su manipulación, entonces: ¿cómo percibir efectivamente que se está en presencia del virtuosismo? Sin una estructura formal reconocible, identificable, transformada por la colisión de tempos y líneas melódicas, de voces e interpretaciones, estamos sin más, cara a cara con el accidente.
Estas alteraciones, modificaciones, deconstrucciones y reconstrucciones del grupo de trabajos que componen Variaciones, son, así mismo, analogías y resonancias de las propias estrategias del arte contemporáneo en su continua búsqueda por develar y discutir las estructuras de la representación. Un tiempo, el del arte y por tanto una memoria—capaz de ser simultáneamente pasado y presente, vinculando nuevas y posibles relaciones entre sus partes, interpretando sus contenidos, que cambian y se transforman,
actualizando el saber:
Todo lo más, (los discursos) son susceptibles de volver a ser afortunadamente considerados en los hallazgos de la lectura; todo lo más puede encontrarse que son portadores de las marcas que remiten a la instancia de su enunciación; todo lo más esas marcas, una vez descifradas, pueden liberar, por medio de una especie de memoria que atraviesa los tiempos, significaciones, pensamientos, deseos, fantasmas sepultados. Estos cuatro términos: lectura – rastro – desciframiento – memoria […] definen el sistema que permite, con el hábito, arrancar el discurso pasado a su inercia y volver a encontrar, por un instante, algo de su vivacidad perdida.
Michel Foucault. La arqueología del saber
*Agradecemos a Eduardo Kairuz y Costanza De Rogatis por el texto.