Universidad de Los Andes, Venezuela.
Analy Trejo
Todos los tiempos son, para quien lleva a cabo la contemporaneidad, oscuros. Contemporáneo es, precisamente, aquel que sabe ver esta oscuridad, que está en grado de escribir entintando la lapicera en la tiniebla del presente[…]contemporáneo es aquel que percibe la oscuridad de su tiempo como algo que le concierne y no deja de interpelarlo.
Giorgio Agamben [1]
¿Cómo se construyen los contextos?, ¿cómo se configura el entorno, la realidad circundante?, ¿Hay alguna relación entre la percepción, la existencia, el estar y el medio ambiente? Pues bien, tome asiento, pida su carta y échele un vistazo a “El Tercer mundo”. Quizás comenzará a experimentar una serie de alteraciones corporales, quizás producto de la incomodidad que le interpela, pero aguarde, no se impaciente y ante todo mantenga la atención para lo que viene.
Registro de un menú hurtado. Obra en proceso. Registro 01022015
El Tercer mundo, término acuñado por Alfred Sauvy a principios del siglo pasado (1920) para referir a los países que no estaban circunscritos a alguno de los dos bloques enfrentados durante la guerra fría, se emplea hoy día desde una acepción variada para denominar de un modo no muy preciso los países con políticas económicas dependientes de otras naciones y que de otro modo se les suele llamar países subdesarrollados o en vías de desarrollo.
Sin embargo, el tema aquí no es netamente económico. Lo que nos compete supone un acercamiento a eso que denominados política, entendida como una actividad que reconfigura los marcos sensibles en cuyo seno se definen las cosas comunes[2], y que llega a comprender nuestra existencia, nuestras percepciones, nuestros sentires y comportamientos.
Las siguientes líneas están sujetas así aun despliegue de ideas y lecturas, incluidos otros ojos – Marín y Parabavis – en torno a un mundo recreado en la sala de un museo[3]. Una metáfora configurada a partir de objetos encontrados, escombros, materias vivas, textos, el cuerpo humano desde su presencia-ausencia y los sucesos desencadenados tras la inauguración de “El Tercer mundo” – muestra individual del artista Max Provenzano – hechos que significaron una fuerte transformación y destrucción del dispositivo instalativo que comprendió esta exposición.
El Tercer Mundo, registro fotográfico luego de inauguración
Y es que en aquel momento (16 de Octubre 2015) y lugar (sala 7 del Museo de Arte de Valencia) lo que brotó, como cuando se punza el veneno de una picada de serpiente, fue la incomodidad ante unos objetos que develaron la realidad de un cuerpo social decadente, desgastado, corroído y sumamente violento, pues en palabras de Marín, en ese Tercer mundo se materializó
“un acontecimiento [desde] la interioridad/exterioridad de múltiples objetos silentes que ensancharon los significantes en torno a una sociedad venezolana, definida en su desecho, en su deterioro, en su politización y en su toma de posición respecto a las situaciones que actualmente vivimos [en el país] [4].
Vestigio de la instalación Gausseana de escombros
Comiendo arroz (2015). Acción de descanso
Pero ¿qué es lo que ha ocurrido en este Tercer Mundo de Provenzano? ¿En qué sentido tiene implicaciones con nuestra existencia, nuestro entorno y realidad?
Hacia horas finales de la inauguración de esta muestra individual, que tuvo lugar hace casi un año en el Museo de Arte de Valencia, un grupo de personas relacionadas al ámbito del arte, desplegaron según sus propios criterios una inter-acción que desencadenó una vasta modificación y destrucción de la instalación que comprendía este Tercer Mundo, ahora develado tras el desplome de una ética corroída donde la confusión en torno a lo que es considerado arte – arte relacional e interacción – pasó por encima del respeto hacia un lugar, hacia un artista y hacia el valor en torno a las investigaciones y los procesos creativos del arte actual en Venezuela.
1.Registro de El tercer mundo antes de inaugurar sala. 2. Registro posterior a la inauguración y a la intervención de un grupo de personas del público asistente
Pues este Tercer Mundo, reconstruido tras una montaña de escombros, unos menús hurtados, una pieza bidimensional hecha con arroz, una serie de chapas de la faja de gas de la ciudad de Caracas, unos caracteres chinos y una montaña de arroz dispuesta como la fragmentación del todo para configurar así una cartografía con la que Provenzano nos plantea una serie de interrogantes y reflexiones estéticas que aluden a la
Crisis económica, el descrédito de las instituciones públicas y la desorganización social que adquiere un rostro distinto con la influencia del comercio chino y su importancia económica como negociador con nuestros recursos […] e impulsador de proyectos de telecomunicaciones, de infraestructuras habitacionales y de transporte […] China […] el gran Dragón que viene al rescate del león o el turpial perdido junto a sus recursos naturales [5] ,
resultó ser verdaderamente insoportable para nuestros más profundos sentires banales, porque tal como considera Rancière, existen diferencias de intereses, de valores y de aspiraciones en nuestras sociedades, que nos llevan a inter-actuar de modos específicos, distintos y contrapuestos; pero a pesar y a propósito de esto, existe una realidad cuya lógica se impone por igual y nos coloca a todos ante los mismos problemas[6]. La pregunta sería entonces: ¿Cuál es esta realidad? O más bien ¿cómo se configura nuestra realidad?
Un complejo sistema teórico de un maestro budista llamado T’ien Tai, plantea que cada instante de vida contiene tres mil posibilidades de manifestación fenomenológica[7]. Esto abarca la mente, el cuerpo y el entorno. Es decir, una interconexión que implica que el medio ambiente, el lugar en el que residen las personas y todos los seres vivientes incluidos los inanimados, refleja las inclinaciones y condiciones kármicas (acciones internas e inmanentes) de sus habitantes. Y es que este principio teórico, denominado Ichinen Sanzen[8], explica que tanto nuestra forma física como nuestra percepción, concepción, volición y conciencia atraviesan la totalidad de los fenómenos y configuran una realidad compartida que por demás refleja nuestros propios rostros.
Ajinomoto (2014), pieza galardonada en el salón Octubre Jovén 2014.
En este sentido, El Tercer Mundo de Provenzano se inicia con “Ajinomoto” 味之素 (2014), una pieza en la que se plantea un símil entre la sustancia Glutamato Monosódico y lo que se conoce como fachada – el enmascaramiento de una realidad[9] oculta tras un menú y la imagen frontal de un restaurante chino que se mimetiza con la geografía emocional venezolana – y que con un guiño de ojos achinados abre un proceso reflexivo sobre el intercambio cultural China-Venezuela, la dependencia económica que esta relación supone y el impacto que proyecta en nuestro entorno y sentir social.
Fachada del restaurante chino El Tercer Mundo, en la ciudad de Caracas.
Pero un poco más allá de las lecturas vinculadas a las estrategias políticas y económicas de los últimos tiempos en nuestro país, El Tercer Mundo despliega otra evidencia,
[…] otra realidad, que resultó imposible de conocer y precisar en el principio de su realidad fragmentaria y efímera, [devenida de] la modificación-destrucción por parte del público asistente y luego su eliminación y desecho por parte de los funcionarios del MUVA[10]
Situación que nos sugiere que el problema no radica tanto en la validez conceptual, estética o reflexiva del dispositivo instalativo que configuró esta exposición – la aprobación y entendimiento de todos – sino que existe un punto de vasta significación, inmerso en la realidad entrópica de nuestras dinámicas relacionales, donde la indeterminación e incertidumbre entran en el juego de oferta y demanda de la misma realidad que vivimos como sociedad y país. Una realidad que nos ubica en una descomposición a la que quizás todos hemos dado curso. Una realidad violenta que constantemente suele rebasar la ficción de las películas que visualizamos en el cine, de la cual solemos abstraernos para verla separada de nuestra propia existencia, de nuestros propios sentires, de nuestras propias vidas.
Vestigios del Tercer Mundo. Muestra documental que devino como otra presentación, una dimensión distinta respecto a su concepción inicial.
Sería importante preguntar entonces ¿Cómo nos relacionamos? ¿Qué es lo que supone una inter-acción? ¿Una acción destructiva? ¿El atropello de la alteridad, de lo que no coincide con nuestra percepción y sentir?
Volcar la mirada hacia la propia interioridad, el pensamiento, nuestro sentir y accionar, es algo que reclama la emergencia de este mundo deteriorado y develado tras esa montaña de escombros que suponen nuestras propias ruinas, nuestras propias fallas, nuestras crisis y realidades actuales. Lo urgente es el sentido de responsabilidad del propio existir, la habilidad de dar respuesta a partir de la plena conciencia que implica el impacto de ser, estar y vivir; una transformación interna desde la individualidad que corporificamos en virtud de revertir el curso del deterioro. Lo que nos queda en la carta sobre la mesa es una interpelación, un cuestionamiento abierto que nos incluye en El Tercer Mundo.
El Tercer Mundo (2015), muestra documental. Vestigio y variación del formato de exposición luego de haber sido transformada, destruida y desechada.
Junio 2016.
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[1] Agamben, Giorgio: “¿Qué es ser contemporáneo?”, en: DDOOSS asociación de amigos del arte y la cultura de Valladolid, http://www.ddooss.org/articulos/textos/Giorgio_Agamben.htm (en línea), consultado (7 de Enero de 2012)
[2] Concepto de política a partir de las nociones teóricas de Rancière, Jacques (2013) El espectador emancipado. Bordes Manantial, Buenos Aires.
[3] Museo de Arte de Valencia (MUVA), lugar en el que se configuró, transformó, modificó y desapareció El Tercer Mundo, exposición individual del venezolano Max Provenzano. Exposición concebida a propósito del premio del Salón Octubre Joven 2014. El premio consistía en una muestra individual en el MUVA.
[4] Marín, Elizabeth (2015) Bienvenidos al Tercer Mundo o la anexión a la realidad. Manuscrito no publicado, Universidad de Los Andes, Facultad de Humanidades y Educación, Departamento de Historia del Arte, Mérida.
[5] Parabavis, Macjob (2015) “El tercer mundo. Max Provenzano”, en: issuu.com, Disponible en: http://issuu.com/maxprovenzano/docs/texto_hoja/1?e=6142889/30564789. [Consulta: Mayo 2016].
[6] Rancière, Jacques (2013) Op Cit.
[7] Soka Gakkay Internacional de Venezuela (2012), Tres mil aspectos contenidos en cada instante vital. Disponible en: http://www.sgi.org/es/budismo/conceptos-filosoficos/tres-mil-aspectos.html [Consulta: Mayo 2016]
[8] El Ichinen Sanzen, sistema teórico que alude a una gran concentración e introspección, plantea que la transformación interna del individuo conduce a la transformación de la tierra y de la sociedad, en tanto que la inseparabilidad del individuo y su medio ambiente es un principio que establece que aunque la totalidad de los fenómenos pueden ser múltiples y diversos, constituyen una sola entidad viviente.
[9] La devaluación de nuestra moneda y la presencia invisibilizada del Ajinomoto, sustancia que exalta los sabores de los alimentos, que produce alteraciones en el cuerpo –dilatación de las papilas gustativas – y crea adicción.
[10] Marín, Elizabeth (2015) Op Cit.
*Documento cedido por su autor exclusivamente para Tráfico Visual
Analy Trejo
Joven investigadora, licenciada en Artes Visuales, egresada de la Facultad de Arte de la Universidad de Los Andes (2010), con especial interés en la observación de los procesos y del qué hacer artístico en la escena actual del país.