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“…Rechazo que lo que describí sea la forma en que me aproxime a crear obra en el futuro…” Entrevista a Andrés Rodríguez Decena por Raúl Rodríguez

Desplazarse o quedarse inmóvil, siempre de cuerpo presente en el espacio. Raúl Rodríguez y Andrés Rodríguez Decena son artistas venezolanos, pero Andrés reside en Guatemala y Raúl en Venezuela. Para ellos poner el cuerpo y que este adquiera otro significado, representa parte de la tarea diaria en la investigación de ambos creadores. Raúl deja ver en sus preguntas la genuina inquietud por el capital simbólico de las acciones corporales, que en esta oportunidad son desarrolladas por el joven Andrés en su temprana y prolífica carrera.

 

Raúl Rodríguez: Naces en Caracas, una ciudad artística y arquitectónicamente cargada de gran presencia modernista, una ciudad de museos baldíos, donde el ver arte se extrapola de las paredes de los museos. Posteriormente migras con tu familia a Guatemala, donde comienzas a desarrollar tu interés por el arte.

Me interesa saber ¿Cuál ha sido hasta los momentos tu imaginería artística? ¿Cuáles fueron las primeras muestras u obras que viste? ¿Tienes algún recuerdo específico? bien sean piezas de arte o no, ¿Cuáles imágenes te han causado impacto?, tanto como para que aún las perpetúes.

Andrés Rodríguez Decena: Nací en los primeros años de Chávez, así que lo único que he podido percibir de la Caracas –y la Venezuela– de antaño es a través de fotografías y anécdotas familiares. Asimismo, nunca pude ver el auge de aquella vibrante escena artística caraqueña que existió en el siglo pasado, aparte de los escasos registros que se consiguen en línea. Me tocó existir en una época en la que el apoyo gubernamental a la cultura no pasaba de promover lo folklórico. El arte simplemente no tiene la importancia que tenía antes, ante la sociedad en general, como ante los ojos todo-videntes del gobierno.

 

Secuencia, 2017–18
Intervenciones in-situ
Caracas, Venezuela.

 

Sin embargo, mi abuela materna se dedicó durante gran parte de su vida a la pintura. Fue lo que le dio sustento económico por décadas, a pesar de nunca exponer en una galería y mucho menos e un museo. En todas las paredes de la casa en donde crecí había por lo menos una pintura de su autoría, aquellas que decidió no vender.

Ahora, mi primer acercamiento al performance fue a través de internet. Descubrí el documental de Marina Abramović, The Artist is Present, sin saber nada sobre el tema de antemano. Me fascinó de inmediato, pero nunca pensé en hacer piezas propias sino hasta después. Seguí investigando artistas de performance específicamente, y recuerdo ver algunas piezas de Érika Ordosgoitti (Metro-zanahoria, Intervención Monumental) y Regina José Galindo (Lo voy a gritar al viento, Tierra, Carnada) que me marcaron profundamente. El poder y la presencia que sus cuerpos tenían, simplemente al estar, fue un punto de inflexión en la forma en que percibía mi propio cuerpo.

 

Calibre, 2017.
Performance.
Caracas, Venezuela.

 

Aparte del performance, tengo muchísimas anécdotas visuales que vienen en olas a mi mente, pero siempre son recuerdos enmarcados en un contexto urbano, o relacionados a vivir en una ciudad. Me he acostumbrado a una especie de claustrofobia inducida por la urbe. Imagino que alguien que nace y crece en el campo, en la sabana, en el desierto, tiende a pensar en la inmensidad, en el espacio abundante, y no en las calles y corredores comprimidos de la metrópolis. Respecto a esto, recorrer la autopista es algo que resalta en mi memoria. Desplazarme por la inmensidad de ese laberinto caraqueño me hacía sentir libre, en un sentido que no he logrado replicar de otra forma.

 

Suelo-Sombra, 2017.
videoperformance.
Guatemala

 

RR: Partiendo de los antecedentes que habitan y se gestan en tu memoria, así como los estereotipos rotos del quehacer artístico presente en tu familia, y teniendo como premisa que tu aproximación al arte que realizas es a través de la web -acercamiento acorde a tu espacio/tiempo-, me intriga:
¿Cómo abordas un proyecto artístico? ¿Tienes alguna metodología investigativa? el espacio de reflexión entiendo es importante en tu proceso, ¿Cómo ese proceso se funde con tu obra?

ARD: En general, sí llevo un proceso constante de observación y análisis de lo que me interesa, que conlleva a la investigación relevante. A pesar de que también empleo mucho la intuición, sí veo necesario tener una serie de referentes respecto a lo que estoy trabajando, ya sea visual o ideológico. Además de esto, tiendo mucho a repetir ciertos elementos de forma semi-inconsciente en mi trabajo: gestos como acostarme en el piso, la posición fetal, el eterno bloque de concreto, la manta cruda, para nombrarte algunos. De una conjunción de todos estos elementos es que empiezan a surgir los proyectos como tal. Voy definiendo los componentes preliminares de la obra, sea a nivel material o performativo, y se van puliendo en intervalos de tiempo altamente variables. He tenido proyectos que me han tomado meses desarrollar, como Pared (2018), y otros que se manifestaron instantáneamente, como Suelo-sombra (2017). Realmente es en la etapa del refinamiento donde puede existir una metodología menos precisa.



Letras sin nombre, 2017
Instalación in-situ
Residencia artística, 1001 Noches, Guatemala.

 

Me incomoda la idea de quedarme estancado en rotar las mismas tres o cuatro ideas. A menudo lleno cuadernos de dibujo buscando esas nuevas configuraciones, replanteándome la forma en que el proyecto va a salir a la luz. Otras veces he creado renders bastante básicos, rudimentarios, en los que me permito experimentar con la disposición de elementos en un espacio. También me ha funcionado bastante realizar ensayos en video de lo que quiero hacer. Estos procedimientos nacen enteramente con base en la duda constante sobre el lenguaje que adquiere la pieza.

Solo te puedo describir la forma en que he operado en el pasado. Rechazo que lo que describí sea la forma en que me aproxime a crear obra en el futuro previsible. En este momento me encuentro recopilando información y reorganizando la que ya tengo, en un intento de renovar mi proceso para que esté más cercano a lo que me nutre realmente, y no ceder ante la presión de tener que materializar un ‘producto’ constantemente. Quiero que lo próximo que genere sea algo genuinamente satisfactorio bajo mi propio criterio.

 


Ensamblaje en tres partes
, 2018
Acción en vivo realizada durante la inauguración (con Camila Fernández)
Museo de la Universidad de San Carlos, Guatemala.

 

RR: El pensamiento contemporáneo no precisa edades. En tu caso, tu trabajo corresponde con tu contexto y tiempo -contemporáneo-, ¿cómo influye tu edad en tu obra? ¿Crees que de alguna manera te cause ventajas o perjuicios ser “menor de edad”?

ARD: Ser menor de edad, precisamente, ha sido un punto de inflexión en mi carrera artística. Pienso que ha sido un factor de asombro: una porción grande de las personas que me conocen por primera vez no se creen que alguien de mi edad esté produciendo obras en formatos contemporáneos ni esté moviéndose por el mundo del arte. Me ha sucedido que algunas personas con las quienes he trabajado para exposiciones se olviden que soy menor de edad. Pero sigo teniendo que ir al colegio, como cualquier otro adolescente, y me toca hacer malabares con ambas cosas.

 

Manuscrito, 2017
Video-instalación in situ
Loop de video (6 min), papel intervenido, MDF
ArteCentro Paiz, Guatemala

 

Creo que lo que más me ha afectado de tener tan corta edad es mi falta de experiencia. No solo en cuanto al proceso artístico, sino también en general. He tenido que desarrollar herramientas sociales que no poseía antes –las cuales todavía desarrollo– y el intento de vencer la ansiedad, que a menudo es el mayor obstáculo para mi proceso. Pero producir, equivocarme, y aprender del error, es un punto central del proceso. Si veo que la forma en que un proyecto resultó no me complace, busco algo diferente. No quiero dejar que la gana de experimentar se detenga. Todavía me queda toda la vida por delante.

 

Pared, 2018.
Instalación.

 

RR: La escena artística contemporánea guatemalteca ha propiciado la exposición de tu trabajo. ¿Qué consideraciones tienes sobre el panorama contemporáneo en Guatemala?¿Cómo ha sido la recepción del público  luego de tus muestras individuales más recientes?

ADR: Las instituciones culturales en Guatemala son de corte bastante tradicional, tanto así que no existe una institución estatal de arte contemporáneo como tal; lo máximo que hay es el Museo de Arte Moderno. En la capital tenemos unos cuantos espacios no comerciales y un puñado de galerías, en donde se manejan lenguajes contemporáneos. En este momento las pocas galerías comerciales que quedan tienen la labor de mantener un interés a los coleccionistas sobre lo que se está produciendo en el país actualmente. Galería Extra y Sol del Río hacen una excelente labor en este sentido, abriéndose bastante a la experimentación de parte de los artistas; mientras que Proyectos Ultravioleta sale de las fronteras y exhibe obras que se producen en Guatemala tanto en ferias de arte internacionales, como en su espacio expositivo en el centro de la capital. Por otro lado, los espacios de arte permiten más apertura en cuanto a formatos, y más ambición en cuanto a escala de los proyectos. Como ejemplos tenemos a La Erre, Manifesto-espacio, La Construcción, Concepción 41, y el Centro Cultural de España. Aunque es un circuito bastante reducido actualmente, sí se está tomando en cuenta la investigación y el surgimiento de nuevas propuestas. Es bastante emocionante el escenario actual, y tengo ganas de ver qué sucede en el futuro próximo.



Interfaz, 2018
Exhibición individual
Acción in-situ, 3 horas
Manifesto-espacio, Guatemala

 

Las dos exposiciones que tuve este año fueron procesos diametralmente opuestos. Por un lado, Pared consistió de una alteración constante de la disposición de elementos en el espacio, en este caso bloques de concreto y tela, a lo largo de un mes y medio; mientras que Interfaz fue un proyecto performático que duró tres horas. Concebí Pared como un ejercicio interactivo, en el que los visitantes se pudieran relacionar con las piezas físicamente, pero nadie lo hizo. Después de esa primera interacción, decidí alterar las condiciones del espacio y lo volví una especie de “observatorio del proceso”, en donde se veía un cambio constante, y la interacción pasó a ser un ejercicio personal. Fue un proceso bastante agotador y monótono, y al finalizar la exposición ya estaba hastiado de los bloques de concreto. Lo que exploré durante ese mes y medio fue suficiente para agotar ese medio. Para mi próxima muestra me quise enfocar en el cuerpo, no en objetos tangibles. Quise crear una situación en la cual solo existiera el cuerpo, el espacio y el espectador, quien podía unirse a la acción si así lo deseaba. Los resultados de este encuentro fueron mucho más satisfactorios: algunas las personas que entraban a la sala salían sintiéndose en paz o agradeciéndole a la curadora. Una que otra persona aplaudió, algunas otras intuyeron la interacción perfectamente. Creo que está claro que lo que involucra al cuerpo como centro es mi fuerte, pero cerrarme a explorar otros medios no me hubiera permitido confirmarlo. Disfruto mucho seguir explorando..-

 

En Relación, 2018.
videoperformance.

 

Andrés Rodríguez Decena (Caracas, Venezuela, 2001) Artista visual radicado en Ciudad de Guatemala, Guatemala. Fue participante del diplomado “Laboratorio de Arte Contemporáneo” en Fundación Paiz, Guatemala, 2016-17. En su trabajo indaga en la incidencia del cuerpo sobre el entorno que habita, tomando interés en los materiales y los gestos generados por y para el cuerpo. Ha expuesto de forma colectiva en La Pintura en La Práctica Contemporánea, Museo de la Universidad de San Carlos, Ciudad de Guatemala (2018), Quiebre, Fisura y Pulso, Portaespacios/Cerquone Projects, Caracas, Venezuela (2017), Festival Video Arte nodoCCS, itinerante (2017–18), Ejercicios Urbanos 1: Local City Tours, Manifesto-espacio, Ciudad de Guatemala (2017), Laboratorio de Arte Contemporáneo, ArteCentro Paiz, Ciudad de Guatemala (2017), SeAlquila Margen, Madrid (2016), y en el Festival del Centro Histórico, Ciudad de Guatemala (2016). También participó en el primer programa de Residencias Artísticas en 1001 Noches, Guatemala (2017). Individualmente también ha mostrado las exhibiciones Pared (2018) en el Project Room de Galería Extra, e Interfaz (2018) en Manifesto-espacio, ambas en Ciudad de Guatemala.
andresrodriguezd.com

Raúl Rodríguez ( La Victoria, Venezuela, 1994) Comunicador visual, Artista multidisciplinario y Performancista. Toma su cuerpo como un laboratorio de investigación con su espacio de introspección. Este ha participado en exposiciones nacionales e internacionales como: 2018: Cuerpo / Medio / Poder, Cinemateca Distrital, Bogotá (CO). 2017: Quiebre, Fisura y Pulso. (VE). 2016: -Bridges / Puentes Festival Performance Art. (VE), -Rapid Rapid Pulse International Performance Art Festival. (EEUU). Selfportrait.Ve ( Third Space ) Helsinki, (FI). 2015: – Kaffee-Kuchen-Actión Performance Art Netzwerk Turingen Weimar (DE). – Bienal Internacional de Performance Caracas, (VE). Ha realizado 03 exposiciones individuales: “Espectro”, 2014. Alianza Francesa de Maracay, (VE). “RARO”, 2015 Organización Nelson Garrido, (VE).Y “Autonomía”, 2017. Museo Alejandro Otero, (VE). Obtuvo el segundo lugar en la “I Antibienal de Artes Gráficas 2015” por la Organización Nelson Garrido. Y ganador del premio Museo Alejandro Otero, otorgado por su obra “Sangrante, 2016”. Ha expuesto en diferentes países como: Alemania, Argentina, Colombia, España, Estados Unidos, Finlandia, Francia, México, Trinidad y Tobago, Ucrania y Venezuela. Forma parte de P3 Plataforma para Performance, como Director de Diseño y Artes Gráficas. Además es co-director de Portaespacios:_Taller de Proyectos, organización que promueve el arte, arquitectura y diseño @portaespacios.
cargocollective.com/RaulRodriguez.-

 

 

Imágenes cortesía de Andrés Rodríguez Decena.

 

 

 

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