Vibraciones locales y apuntes sobre una estética provisional. Conversación entre Rodrigo Urbina y Paola Nava

 

Lo que me importa del trabajo es la estructura que alcanza la forma. Mi trabajo tiene que ver con todo lo que no está estable, como comportamiento humano en la contemporaneidad, como esencia que mueve al hombre. La inestabilidad como fenómeno social, incluso como fenómeno universal, abordado desde localismos, guiños hacia una geometrización política y señalamientos a ideas utópicas de un paraíso tropical transformado ahora en un caos.

Este conjunto de piezas se desarrollan a partir de una gramática inherente al contexto próximo en concreto, así como de las consideraciones provenientes del intercambio con las ideas de lo local y universal. Intento desde una lectura abierta estudiar el tejido social y navegar en las circunstancias que lo configuran, lo definen lo construyen.

Me interesa explorar los vínculos que relacionan política, poética y esencialmente (espíritu de sustancia) estos objetos, al mismo tiempo comprendiendo una posible lectura desde lo que no terminamos de ser, o de hacer, o de tener o de ejercer, en ese estado de lo inacabado permanente, de lo inconcluso que consigue orden dentro de la anomia, las estructuras frágiles, y lo imperfecto.

Rodrigo Urbina

 

 

 

 

Vibraciones Locales

De los límites blandos y la danza con Plutón

Círculo, figura geométrica, circunferencia, curva cerrada cuyos puntos se encuentran a igual distancia, figura que trazan en el suelo los hechiceros y nigromantes para invocar dentro de ella a los demonios y hacer conjuros, línea que se vuelca sobre si misma, lugar donde se confunden el principio y el fin. Relación circunferencia universal-estructura precaria local. 

Desde la antigüedad, investigaciones que abarcan la historia del arte, las ciencias sociales, la astronomía, filosofía, teología, entre otras, han usado el círculo como elemento principal para describir y dar cuenta de la composición del Universo. De aquí que las primeras aproximaciones a la construcción de nuestro imaginario social deriven a partir de esas nociones cíclicas, la rueda de la vida, el ciclo solar, la cobra enroscada sobre sí misma, hasta acercarnos a nuestra propia genética –ojos, boca, ano-, nos encontramos ante un constante devenir que articula desde un planteamiento amplio –la tierra como esfera- estos pozos o espacios locales del ser.  De tal forma, Rodrigo Urbina (Maracaibo,1995) nos introduce en Vibraciones Locales: a un espacio en el que va ensayando formas de articular su acercamiento a ideas universales desde objetos que remiten a su contexto inmediato y a la esencia que los representa. Pensar la tierra desde un balón de baloncesto que al mismo tiempo es una esfera, palos de golf simulando el sostenimiento del edén o collages como cosmos, aluden en la muestra a –otras– formas de relacionarnos con nuestro entorno y establecer una cercanía que va tiñendo desde lo personal estas aproximaciones universales, apuntando –como quien apunta con una honda- hacia aquello que está en constante movimiento, vibrando, sonando, como comportamiento humano contemporáneo.

Aludir al circulo, remitir a él, es también una apuesta al baile ya que ¿qué seria de un buen merengue sin un par de vueltas? es así como este conjunto de instalaciones –objetos, esculturas y collages- van, como en el baile, tomándose entre sí para des-dibujar límites, atravesando -con movimiento-, capas de sentido supuesto, presentándose ante nosotros desde lo que son, un sonido, un espectro, –otra- forma de vernos. 

Este sería el inicio de un intercambio que continúa activo, entre Rodrigo Urbina, artista, (Maracaibo, 1995) y Paola Nava, periodista, (Maracaibo, 1994). El cual se inicia en el marco de la exhibición “Vibraciones Locales” y tiene como objetivo esbozar, hablar y comentar ciertos puntos referentes a la muestra.

 

Paola Nava: Para Heráclito, el círculo era el símbolo de lo perfecto. “La línea que se vuelve sobre sí misma remite a la unidad de la forma, a la figura como ley determinante del universo, así, Platón y Aristóteles, construyeron de la figura del círculo, su imagen intelectual del cosmos” Dirían Merleau – Ponty y Bruno Morando. Me parece interesante que esta imagen aparezca reiteradamente en un proyecto que, bajo tus propias palabras, habla de lo inestable como comportamiento humano en la contemporaneidad, al mismo tiempo de las consideraciones provenientes entre lo local y universal. 

Rodrigo Urbina: Cerca del 2000, muchos estudios científicos coincidieron en el señalamiento de que nuestro universo es una burbuja de agua, y que, por ende, es una perfecta esfera. Los planetas de nuestro universo podemos verlos de forma circular, incluso al mirar al cielo, nuestro horizonte posee una curvatura característica.

La construcción de nuestro imaginario social contemporáneo (utilizando los símbolos y signos presentes en toda la historia del arte), y la cultura universal actual entiende la circunferencia como elemento principal de aquello otro, de ese universo que no se puede palpar, de aquello en lo cual solo podemos creer.

Mi preocupación por lo circular nace desde el metalenguaje, la obra vino a hablarme de ello en el proceso de su construcción.

Desde acá es que yo señalo el encuentro entre lo local y lo universal, porque para mí lo circular tiene mucho que ver con esto, es el justo momento en el que Dios toca el dedo del hombre en el fresco (futuro) de Miguel Ángel, ese momento trascendente que nos acerca a lo inasible e infinito. Pero es una mera imposibilidad, sólo existe a partir de la fe. No podemos llegar a ello, sólo podemos seguir intentándolo.

Es por esto que abordo este tema desde la relación política, poética y esencial (espíritu de sustancia), porque para mí el estudio de estas tres aristas me acercan a aquello de lo cual quiero hablar. Me presenta una mirada que intenta palpar el conocimiento mismo de nuestra existencia y de nuestra sociedad, y de aquello que, por más conjeturas que se ideen, no entenderemos ni de donde salió, ni hacia donde va. Sólo existe, y estamos dentro de ello, y somos ello.

 

 

PN: Me gusta cuando dices que nuestro universo es una burbuja de agua y que en eso mismo solo podemos creer ya que resultaría imposible poder palpar. Podríamos plantear el término de Cosmos ahora y decir que el espacio expositivo podría ser una suerte cosmos en el que estas preguntas transitan, y donde las obras son portadoras de una información espiritual, numérica, a la que solo podríamos acceder si nos acercamos con fe. Harmann, en el Realismo Especulativo, explica que los escritos de Whitehead describen abiertamente el mundo como un teatro ocupado por incontables objetos: electrones, rayos x, rocas, flores, estalactitas, cometas y animales tanto como músicos, científicos, minas de cobre, monasterios y bombas. Entiendo esta exhibición entonces como una suerte de esfera dentro de otra esfera dentro de otra esfera, ¿Has leído en alguna oportunidad sobre la teoría de la regresión infinita? Hablemos de ver el mundo desde una pelota de basquetbol, quizás uno de mis más grandes sueños ha sido ver el mundo desde cualquier elemento próximo, como el vaso de agua a mi mano derecha o la pasta de dientes que acabo de usar. Háblame de esa obra en especial, además de su título.

RU: A mí me gustan mucho los deportes, creo que son una muestra tremenda de talento y agilidad física, pero en realidad me interesa muchísimo su historia, y  deviene de un asunto meramente social, entendiendo que el principio de todo deporte aparece de la lucha a muerte de unos sujetos por sobrevivir en la arena de un anfiteatro para generar un espectáculo de entretenimiento que divierte a un público cruel e inhumano. El acto concluía con un pulgar arriba o un pulgar abajo (Facebook). 

Teóricamente la pieza es la conjunción de dos objetos comunes: un balón de baloncesto y la estructura de una lámpara ornamental que sirve de soporte metálico, y que  remite fácilmente a la imagen de un globo terráqueo.

Nuevamente, en esta obra enfatizo lo universal desde  lo local: más allá de presentar una idea simbolista del mundo como una pelota de baloncesto (aunque me interesa esa lectura en el espectador, y me parece sumamente importante por las relaciones que pueden generarse), me interesa como a partir de un gesto banal me aproximo a una idea de lo trascendente, y que siendo imaginaria, pertenece a un orden de la cosmovisión contemporánea.

Por otro lado, el lenguaje que utilizo en todas estas obras remiten a un asunto que yo creo tiene mucho que ver con algo que yo llamo estética provisional, que se refiere a una estética que se funda a partir de fenómenos socio-culturales que ocurren en las sociedades latinoamericanas, especialmente en las marginalizadas, en donde la improvisación habitacional, las soluciones domésticas a partir del objeto encontrado y los abruptos contrastes de construcción social plagan el paisaje cotidiano y la esencia de los lugares. Yo lo estudio desde ese lenguaje para comprender, para entenderme, para entender ese proceso, y para entender cómo funciona la sociedad en general.

La pieza no tiene título porque no tengo nombre para ello, y tampoco me interesa conseguirlo. Señalo la imagen de mapamundi para generar esa relación con lo trascendente, pero al final se refiere a un asunto social, estético, y esencial que pertenece a un  proceso de construcción y de autoconstrucción.

PN: Me interesa ese guiño al deporte porque es precisamente una práctica socio-cultural que se emplea desde lo universal a lo local. En el Popol – Vuh, las escrituras mayas, hablan de las canchas (el lugar donde el deporte ocurre) como ejemplos del centro del universo. Traigo esto a colación porque me interesa ver cómo una idea de lo universal pasa a un fenómeno social-cultural-cotidiano. Quisiera especular ahora que estos objetos y situaciones que se despliegan en tus obras son una suerte de escenario en el que ensayas formas de encuentro entre lo universal y lo local, desde la construcción o desconstrucción, lo cual tiene mucho que ver con esto que antes mencionabas de solución doméstica e improvisación habitacional. En nuestra cultura latinoamericana, estos fenómenos son de gran valor ya que forman parte esencial de nuestra relación directa con el entorno, me interesa entender ahora tu relación con esta incidencia al circulo desde estos lugares, que tienen que ver con el buscar una solución rápida, no necesariamente sencilla, pero si desde la improvisación que da vida a una nueva cosa, una nueva posibilidad o que simplemente se guarda en el objeto como (espíritu de sustancia). Pienso en los círculos que hacemos al enrollar cables. Quiero que me cuentes mas de estos fenómenos, ¿Puedes darme ejemplos?

RU: Más allá de poder darte ejemplos, yo creo que es algo mucho más complejo porque son cosas que están en todos lados: es algo que pertenece a la idiosincrasia. Cuando somos pequeños y nos cuentan el hallazgo de la tablilla de La Chinita y la lavandera a orillas del lago, nos cuentan que lo primero que hizo esta mujer fue usar la tabla para tapar una tinaja. Y nosotros lo entendemos. No nos parece algo raro, lo aceptamos y le abrimos los brazos.

Ahí es cuando podemos ver que son sistemas que incluso plagan los medios regulares de construcción del entorno. Cuando al construir una casa, la mitad de los bloques que tienes no están enteros porque los bloques rotos son más económicos, se genera una pared sin un alineamiento perfecto, y ahí se presenta el asunto. Cuando la casa tiene dos tipos de techo, zinc y platabanda, porque en algún momento alguien decidió hacerlo y solo pudo comprar la mitad del material, vuelve a aparecer, y al final se asume como una cuestión provisional, pero permanece de la misma manera durante lapsos extensísimos, o a veces para siempre.

Y esa, creo yo, es de las características más importantes: son construcciones hechas de forma provisional, pero al final se convierten en parte del paisaje, de lo doméstico, del contexto, del entorno, de lo identitario y de lo propio.

Yo trato que mi acercamiento hacia todo esto sea de un modo muy objetivo, con guantes, sin tocar mucho, sin señalar nada bueno o malo, sino observándolo, tomándolo, pensándolo, reflexionándolo y asumiéndolo porque al fin y al cabo yo soy eso también. Además, he podido ver que en mi obra hay un proceso que se parece a lo que algunos teóricos llaman ‘deconstrucción’ del fenómeno, ya que yo tomo todos estos elementos que consigo  en el contexto e identifico que hay un lenguaje que me interesa explorar, y me voy de cero, no intentando recrear los objetos ni su apariencia, sino construyendo algo nuevo que nazca de allí, profundizando en la forma de pensamiento, utilizando ese lenguaje, haciéndome yo eso otro, en búsqueda de poder entender el fenómeno, y de forma conclusiva, de poder entenderme a mí.

 

 

PN: Del conjunto de obras que forman parte de esta exhibición, hay una en particular en la que he estado pensando estos días: Bípode frágil sosteniendo el paraíso, he llegado a tener un par de conversaciones con este trabajo en mi cabeza, ya que me he preguntado sobre este gesto de sostener el paraíso o el edén desde unos palos de golf, sobretodo porque de todos los deportes, el golf se caracteriza por tener campos amplios, como si se tratara de una suerte de simulación del paraíso y, también, sobre esta idea de fragilidad como sostenedora de. Me gustaría ampliar más sobre estos conceptos de deporte, universo, conversemos…

Bípode frágil sosteniendo el paraíso es el estudio de dos líneas infinitas que se tocan en algún momento: lo construido y lo verdadero, lo fabricado y lo real, lo fingido y lo existente.

Por otro lado, es importante para mí destacar la importancia del golf a nivel local: esta práctica deportiva acarició nuestras fronteras a partir de la llegada de transnacionales petroleras, para que sirviera de esparcimiento a los trabajadores de la industria. La llegada del golf al país remite a un elemento más de la construcción de un falso paraíso, a partir de la supresión de todo un paraíso natural y propio venezolano.

Pero, si algo me toca de esta pieza (y de la gran parte del conjunto de obras seleccionadas para esta exposición), es el acercamiento a lo lábil, a aquello que no es estable, que nace de la reflexión constante en torno al comportamiento humano, y la variabilidad que lo caracteriza. La cultura de masas nos muestra veladuras que capa sobre capa maquillan la realidad. Estamos acostumbrados a consumir modelos terminados, prototipos concluidos. Mi obra en este aspecto intenta acercarse desde lo imperfecto, lo irresuelto, lo fragmentado, lo suspendido, en la búsqueda constante de descubrir cuál es la esencia que conduce al hombre contemporáneo, ya que de esta manera podremos ser conscientes de lo que somos, porqué somos, y para que somos.

Paola Nava

 

 

 

 

Rodrigo Urbina [Maracaibo, 1995]

Licenciado en Artes Plásticas por la Universidad del Zulia y ganador del Primer Premio, XIV Salón Nacional de Jóvenes Artistas (Museo de Arte Contemporáneo del Zulia), Maracaibo, 2018. Ha participado en múltiples exposiciones, salones y proyectos a nivel nacional e internacional. En 2016 presentó Menos, su primera muestra individual en el espacio independiente Consul Toría Rota en Maracaibo. Recientemente participó en la colectiva Latente. Arte emergente venezolano, resultado de la alianza entre la Hacienda La Trinidad y las galerías Carmen Araujo Arte y ABRA; y Cuerpos de lengua – KILL VIDA, Level One, en Hamburgo, Alemania (2018).

 

Paola Nava [Maracaibo, 1994]

Licenciada en Comunicación Social mención Periodismo Impreso de la Universidad Rafael Belloso Chacín de la ciudad de Maracaibo y directora de la revista literaria independiente INSILIO. Actualmente vive en Santiago, Chile y cursa el magister en Teoría e Historia del Arte en la Universidad de Chile.

 

Vibraciones locales.

07.07.2019 – 01.09.2019

Rodrigo Urbina

Galería Abra. Galpón 6 del Centro de Arte Los Galpones

 

 

Agradecimientos a Rodrigo Urbina, Paola Nava, equipo galería Abra y Joernis. 

Registro fotográfico de Abra.

 

 

 

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