Por Ruda Echeverría
“Mientras más afilado es el instrumento, más oscuro son los tiempos”
Grandes expectativas han sido puestas sobre la vida moderna gracias a la falsa premisa que establece que el avance tecnológico viene de la mano de progreso. el paso exponencial con el que avanza la ciencia nos hizo pensar en estilos de vida automatizados durante el siglo pasado y hoy en día nos permiten soñar vívidamente sobre la posibilidad de estar viviendo en una simulación en la cual esperamos que surja alguna tecnología que evite las catastróficas consecuencias de las acciones humanas.
A todos los que tenemos cierta edad se nos aguó el paladar al contemplar las posibilidades que traía el nacimiento del internet. la libertad de información —la posibilidad de otra dimensión comunicacional que traería consigo nuevos tipos de transacciones que nos permitirían evadir las limitaciones de los estados y de los territorios que controlan.
A pesar de los grandes avances que ha traído el internet, su espíritu ha cambiado. de la época salvaje y misteriosa y, sobre todo humana, de los 90’s hemos llegado a una etapa aburrida y moderada, gobernada por algoritmos. una especie de internet simplificado en el cual la regulación lo ha convertido en un catálogo de productos, cine y música (y memes), que empiezan a transmitir información igual que la televisión y los periódicos, de manera unilateral, pero que crean la ilusión de que podemos escoger lo que realmente deseamos.
Si algún evento pudo haber reseteado el internet y, al menos en mi fantasía, logrado encaminarlo de vuelta a la línea de tiempo humana, colaborativa y libre, ese hubiese sido el Y2K. el resultado fue paupérrimo, pero en mi deseo de jugar con el universo y él conmigo, me dí cuenta que cada individuo puede hackear y moldear su realidad, existiendo en las grietas del sistema, sin esperar una liberación total de sus compañeros y sin buscarla.
Las tecnologías modernas han generado situaciones imprevistas como por ejemplo eliminación del espacio del trabajo. hoy en día todos nos encontramos on-call para resolver alguna situación, y es casi imposible no poder ser localizado. nos auto explotamos. la inteligencia artificial ha hecho que no sea necesario tener a una persona vigilando que si estas haciendo tu trabajo, o cual es tu actividad en la red. al no poder ver a nuestro vigilante o incluso no poder concebir su existencia, se crea la confianza necesaria para que los usuarios introduzcan una cantidad considerable de data personal en el ciberespacio, que a su vez es utilizado para convertirnos en consumidores en vez de ciudadanos, a través del data mining. comenzamos a percibir nuestra realidad a través de máquinas y se crean patrones de consumo desde la moda hasta la política, moldeándose a conceptos populares y, sobre todo, a la “representación” de ciertas ideas con la consecuencia de que la creatividad/originalidad va perdiendo penetración.
Empezamos a actuar sólo en dinámicas diseñadas, legalizamos ciertos estupefacientes para que no sea necesario cometer crímenes y prohibimos palabras para no cometer ofensas. con el surgimiento de sistemas CCTV y google maps, concebimos al mundo de una manera manejable y nos parece lógico que sea imposible escapar del gran ojo del Estado.
En consecuencia, los únicos crímenes que los ciudadanos comunes se arriesgan a cometer, empiezan a ser los que les dan placer. tienen que ver con droga, piratería, sexo y con ganas de reunirse a bailar.
De esta misma forma utilizamos la tecnología. tenemos en las manos un aparato que tiene acceso al conocimiento humano global acumulado y pudiésemos elegir saltar las barreras de la representación política y evadir las agendas personales y partidarias, a través de referéndums directos utilizando algún app pero lo utilizamos generalmente para documentar nuestros días en búsqueda de validación.
Esto tiene que ver, en primer lugar, con que posiblemente la naturaleza humana no esta perennemente buscando una revolución hacia una libertad inimaginable, sino más bien desea nuevas maneras de entretenerse. y en segundo lugar, porque muchos de los sueños más alocados que concebimos online sólo pueden suceder cuando esas interacciones ocurran offline, dígase pecho a pecho.Si consideramos que usualmente actuamos persiguiendo nuestros placeres, espero que las próximas revueltas sucedan bailando cachete con cachete, pechito con pechito y ombligo con ombligo.
Ruda Echeverría
Octubre 2019
Imágenes cortesía de RUDA y La O.N.G
Inauguración: sábado 19 de Octubre de 2019
Clausura: viernes 13 de Diciembre de 2019
Y2K NOS DEFRAUDÓ BUT I STILL FUCKED (SHIT) UP!
RUDA Echeverría
La O.N.G
Av. María Teresa Toro
quinta Res. Carmencita,
Las Acacias
Caracas, Venezuela.