“Cuando hice esas pinturas recordaba con nostalgia los días frente a la mar, observar las aves, su manera de pescar, de ganarse la vida, el horizonte azul. Hoy la vida será mejor que ayer, promete cosas nuevas. En estas pinturas los pájaros están conectados, funcionan como una red, es bonito eso de dejarse querer. Siempre volar juntos es mejor, compartir la experiencia la hace real, dejamos estelas y huellas al pasar incluso por los aires”.
Juan Carlos Portillo
Antes de que las redes sociales existieran como contenedores y proyectores de nuestras vidas, la relación con nuestras experiencias diarias era distinta. Las imágenes que veíamos, los sonidos que escuchábamos, las cosas que tocábamos, habitaban en nuestra memoria con una fortaleza particular. Al no tener como conservarlas, como llevarlas con nosotros diariamente, buscábamos la forma de memorizar hasta los detalles mas íntimos de cada experiencia, por lo que nuestro regreso a ellas estaba mediado por lo que podíamos recordar en el transcurso tiempo. Entendiendo las trampas que esto lleva: olvidar, cambiar, ficcionar, transformar. La memoria es un azar, recordamos y olvidamos, recordamos para no olvidar, recordamos para volver a habitar, recordamos para regresar.
Tomando como referencia sus años de vida en la Isla de Margarita y sus viajes al interior del país, Juan Portillo (Venezuela, 1989) pinta para contar su historia, recrear sus memorias y volver a viajar a través de la Venezuela de sus recuerdos. Como si se tratara de una especie de álbum anacrónico o bitácora personal, en Será mejor que ayer habita una insistencia por traer al presente imágenes e impresiones del mundo cotidiano y como estas transitan de lo personal a lo colectivo, de lo local a lo universal.
Y es que, en cada una de las obras que forman parte de esta exhibición existe la necesidad de recrear un paisaje a partir de los elementos, movimientos, expresiones, sonidos, que lo conforman. Un paisaje en partes, fragmentado, que puede ser visto como un todo que se arma y desarma en la medida que nosotros lo construyamos –y nos dejemos llevar por las deliberaciones propias de la imaginación-. Existe algo particular en esto ya que, en cierta medida, podríamos pensar que estamos ante una aproximación a una de las formas más tradicionales del arte como el paisajismo, sin embargo, más que tratarse de una ventana representativa del mundo, el trabajo de Juan Carlos busca llevarnos a la experiencia sensorial misma de estar al aire libre, de sentirnos parte de algo que es mucho mayor a nosotros y de ser receptivos a las maravillas del mundo que habitamos.
“Al escribir no puedo fabricar como en la pintura, cuando fabrico artesanalmente un color” escribe Clarice Lispector en Agua Viva, llevándonos a pensar en las particularidades inherentes a toda expresión humana, las posibilidades, límites y dimensiones que existe en cada una de ellas. Pintar es escribir, es construir, es fabricar. De tal forma, podríamos decir que en las pinturas de Será mejor que ayer radica la experiencia misma de un proceso geológico, ya que en ellas se acumulan capas de pintura que el artista modifica, transforma y extrae como los sedimentos propios de un paisaje. Desde aquí, podemos entender este cuerpo de trabajo no solo desde lo que nos cuenta a partir de su simbología, sino también desde lo que expresa en su propio proceso de construcción -similar al de cualquier historia-, poner, sobreponer, sacar, modificar, ficcionar, estamos sumergidos en un mar de sensaciones y transformaciones diarias.
Hablemos ahora sobre una de las series que forma parte de esta exhibición, se trata de la serie compuesta por vuelos de pájaros. En ella se inscribe un ensayo sobre el rastro y huella de lo que fue y ya no es. Volar como sinónimo de partida pero también de llegada. Ir de la tierra a un árbol y de un árbol al cielo. Libre de interpretaciones, cuando estamos ante estas pinturas las posibilidades giran entre nosotros como un tornado, conduciéndonos a un estado inmediato y pasajero, similar a un rayo de luz, a una estrella fugaz, a nuestra propia existencia.
Una coral en un bosque blanco; un escondite terrenal; una cauchera en medio de una nube blanca, componen, en otra de las series de esta muestra, una atmosfera nebulosa, de tonalidades pálidas y traslucidas hechas al óleo, estas composiciones nos guían a través de un estado de ensueño o de realidad transformada. Aquí no se trata ya de observar, sino de soñar e imaginar. En estas obras, el recuerdo es un agente que confunde lo íntimo con lo distante, lo familiar con lo ajeno. Desde ellas, el operar mismo de una memoria que insiste en sobrevivir como acto de resistencia. Desde ellas, la insistencia por construir el relato de un país que solo existe en nuestros recuerdos.
Será mejor que ayer es una exposición en la que se une la extrañeza del recuerdo cuando entra en consciencia con el presente. En gran medida, en cada uno de estos trabajos se concibe una esperanza por el futuro, una apertura a un nuevo mundo mientras nos despedimos del pasado.
Juan Carlos Portillo (Valera, Venezuela 1989) estudio Artes Plásticas mención Diseño Gráfico en la Universidad de Margarita (UNIMAR), ha expuesto de manera colectiva e individual en distintas exposiciones a nivel nacional, además también ha exhibido su trabajo en otros países como España, Alemania, Hungría, Estados Unidos, Colombia y Chile. Durante el 2017, su video Looking For Horizons, realizado junto al artista Luis Mata, fue seleccionado para el proyecto Video Art in Latin America del Instituto de Investigación Getty. Actualmente vive y trabaja en Madrid, España.
Paola Nava (Maracaibo, Venezuela, 1994) Es periodista egresada de la Universidad Rafael Belloso Chacín, Maracaibo. Actualmente cursa el Magíster en Teoría e Historia del Arte de la Universidad de Chile. Directora de la revista literaria independiente INSILIO. Actualmente se desempeña Coordinadora General de Producción y Programación en Museo de Arte Contemporáneo – Facultad de Artes, U. de Chile.
“Será mejor que ayer”
Juan Carlos Portillo
Galpón 9 galería ABRA
Centro de Arte Los Galpones
Texto e imágenes cortesía de Paola Nava.
Imagen destacada cortesía de Abra Caracas.