Un día se me hizo claro, en el taller donde Juan Iribarren trabajaba en Caracas, entre 1987 y 1992 (…), que aún era posible en Venezuela una pintura de la luz después de Reverón.
Luis Pérez Oramas, 2023
El pasado jueves 04 de mayo de 2023, el artista visual venezolano Juan Iribarren inauguró una muestra individual en los espacios de la Sala TAC, de la Fundación Trasnocho Cultural, en alianza con Carmen Araujo Arte. Titulada »Rombos Cuerdas Campos 1985 2022«, la exhibición se concibe como “una muestra de obra reciente que tiene puntos que miran hacia atrás”, en palabras del artista.
En esta ocasión, Iribarren —radicado en Nueva York desde los años 90— plantea una revisión dialógica de cuatro décadas de trabajos, acompañada curatorialmente por Luis Enrique Pérez Oramas, con quien se dedica a evidenciar “cosas que aparecen de manera diferente, paralelos y semejanzas” a lo largo de estos años de trayectoria, en los cuales el artista mantiene una premisa fija de su carrera: ver lo que pinta.
Y es que, si bien Pérez Oramas apuntaba en un texto de 1991 que “Iribarren no ha dejado de ver lo que pinta, ni ha desistido de pintar lo que mira”, casi treinta años después de esta afirmación, el artista no ha desistido de sus intereses y lógicas de hacer pintura. A través de la determinada observación de los espacios de su taller, Iribarren ha desarrollado una sólida idea convertida en obra: pintar la equivalencia de la luz, sus variaciones climáticas y temporales, y los fenómenos ínfimos que suceden en lugares inesperados como la esquina de una ventana.
Sin embargo, décadas posteriores a sus propias palabras, Pérez Oramas puede notar cambios en la actualidad propios de un proceso como el de Iribarren, en el que las líneas oblicuas, inclinadas, constructivas, tensas, negras cuerdas “para un equilibrista” adquieren una nueva presencia. Y es que, como apunta el curador en su reciente texto para la exposición, “Iribarren no cesa de insistir en perspectivas oblicuas, ejes transversales, líneas inclinadas, incluso en su obra más reciente sobre inéditos formatos romboidales, producida durante los últimos años y en la cual, a diferencia de aquellas piezas de los finales 1980, la imagen y la pintura apenas se diferencian, de suerte que no sabríamos en rigor distinguir en el cuadro una clara intención referencial a la realidad”.
Sobre estos recientes formatos en la obra de Iribarren, la investigadora Silvia Benedetti apunta que, “en el rombo parece que todo se desborda, y los límites espaciales desaparecen; el lienzo, los campos de color y las cuerdas dan la sensación de integrarse a la pared. Ahora parece ser más evidente que la tela funciona como un plano cartesiano y las cuerdas como ejes infinitos. Aunque no veamos los vértices de las líneas ortogonales los asumimos en la mente. Con este nuevo formato la pintura tiene el potencial de expandirse, asemejándose a las ventanas del taller del artista que van de piso a techo”.
Por su parte, el curador Manuel Vásquez Ortega destaca que “a partir de su convicción sostenida, como artista, Iribarren explora las formas de decibilidad de una misma intención pictórica, mientras problematiza los valores de la pintura como materia que cae, que está suelta y que es indeterminable en cuanto a su desplazamiento”. Ahora bien, analizar las maneras en las que este pigmento se comporta ha sido el objetivo de Iribarren desde sus inicios como pintor, cuyo resultado brinda “una pintura consciente de sí misma, inteligente, densa no solo en figuras y formas, sino también en sedimentación pre reflexiva, en preparación, en mirada” comentaba Pérez Oramas en los años noventa.
Formado en American University (Washington, Estados Unidos) y Université Paris 1 Panthéon-Sorbonne (Paris, Francia), Iribarren se posiciona como un artista venezolano clave para la comprensión de la continuidad de un legado moderno del país, que abarca geometría, luminosidad y atmósfera desde una postura atenta a un lenguaje global: un compromiso que obedece intereses enfáticos como individuo, por medio de una reflexión acerca del arte moderno en dos de sus tradiciones: la abstracto-geométrica, que prioriza las estructuras y los juegos compositivos, y la atmosférica y gestual, que indaga acerca de la luz y sus distintos efectos visuales.
Finalmente, a lo largo de la muestra se desarrolla un tema que Iribarren desarrolla como respuesta ante en una conversación junto a Vásquez-Ortega: ¿A qué te refieres con el término de pintura a primer grado? “Se trata de una pintura que todavía cree que se puede hacer a sí misma, sin estar referenciando obras pasadas —responde el artista—. Una pintura que le da cabida al pigmento como materia, sin haber decidido previamente hacia dónde van los trazos”.
Juan Iribarren, (Caracas, 1956), vive y trabaja en Nueva York. Realizó estudios de Arte en la American University, Washington, D.C y en la Université de Paris I, (Panthéon-Sorbonne), Francia. Entre sus numerosas exposiciones individuales destacan: Day/Night Paintings, Pfizer Building (Brooklyn, 2022), Scalamandre-Pfizer. Carmen Araujo Arte (Caracas, 2019); Walls, Windows, and Nocturnes, Cecilia de Torres, Ltd (New York, 2018); Long Island City Small Atlas # 2. Carmen Araujo Arte (Caracas, 2016); Obra reciente, Carmen Araujo Arte (Caracas, 2014), Juan Iribarren. Obra reciente, Galería Leme (São Paulo, 2013); Juan Iribarren, Henrique Faría Fine Art (New York, 2011); Juan Iribarren. Obra reciente, Faría+Fábregas Galería (Caracas, 2009); Juan Iribarren: Recent Works, Sicardi Gallery (Houston, 2004) y Juan Iribarren, Museo Alejandro Otero (Caracas, 2001), entre otras. Desde el año 1982 Iribarren ha participado en muestras colectivas en diversos espacios de Latinoamérica, Estados Unidos y Europa; destaca su participación en la 30a edición de la Bienal de São Paulo (2012). Su trabajo se encuentra en importantes colecciones nacionales e internacionales.
»Juan Iribarren: Rombos, Cuerdas, Campos (1985—2022)« estará abierta al público desde el jueves 04 de mayo, hasta el domingo 02 de julio de 2023, en la Sala TAC, de la Fundación Trasnocho Cultural, Caracas, Venezuela.
Fuente: Carmen Araujo Arte