Como refuerzo al show del Presidente de la República con el tema del nuevo rostro de Bolívar en 3D, la Galería de Arte Nacional montó a la carrera una exposición que más chapucera no podía ser, incorporando “obras” que ningún museo que se respete exhibiría en salas, pues son vulgares reproducciones fotográficas de cuadros anónimos que copian a otros. Supongo que así llenaban el vacío creado por las seis obras que no prestó la Fundación Boulton, al enterarse ésta que no estarían cubiertas por un seguro. Debe saberse que desde Fundación de Museos Nacionales se considera firmemente que el pago de seguros por el préstamo de obras de colecciones privadas, es una vergonzosa contribución al capitalismo.
La exposición consta de 15 piezas de los Museos Bolivarianos, 4 de la Fundación de Museos Nacionales y se salva por la serie de 15 litografías y 12 libros de época con imágenes de Bolívar, facilitados por el coleccionista Juan José Perdomo. En mismo depliant que acompaña la exposición, reproduce dos obras que desde hace más de una década están señaladas como apócrifas: una de la GAN, supuesta miniatura de Bolívar realizada por el colombiano José María Espinosa (la hizo más posiblemente la italiana Marissa Schmitt-Viassone para el comerciante cubano-americano Manuel Bustillos en Nueva York; incluso la Viassone reclamó desde Alemania al Museo Nacional de Colombia, la autoría de muchas de sus miniaturas atribuidas a Espinosa y la institución debió sacar un nuevo catálogo); otra obra reproducida es de la Fundación Boulton, el Bolívar de Haití, 1816, cuando es un falso histórico de 1959 ca, pintado al pastel sobre papel antiguo, adquirido por Alfredo Boulton al mismo cubano Bustillos). Ambos casos están bien documentados y analizados por Carlos F. Duarte en un enjundioso artículo publicado en 2001 en el Boletín de la Academia Nacional de la Historia, No. 334. Al parecer, la “minuciosa investigación” emprendida por la curadora dejó varios cabos sueltos.
El título de la exposición es engañoso, a más no poder: “El rostro del Libertador visto por sus contemporáneos”. Según mi propio registro, los pintores y dibujantes venezolanos retratistas de Bolívar por ser contemporáneos a él, fueron Carmelo Fernández, Juan Bautista Ugalde, Peregrino Malcampo, Pedro Castillo Hinojosa, José Hilarión Ibarra y Juan Lovera. Sólo de este último hay una obra expuesta. En tanto que difícilmente identificaría a Juan Antonio Michelena y menos a Cirilo Almeida Crespo como “contemporáneos” del Libertador. Me pregunto por qué no se acudió a la colección del Palacio Federal, donde se exhibe el más célebre retrato de Bolívar, el de Gil de Castro de 1825, el primero realizado de pie y ya no más de sólo busto. O a la colección del Palacio de Miraflores, donde hay otro Bolívar pedestre, de 1865, realizado por el colombiano José María Espinosa, éste sí auténtico. Y si era tanto el interés en mostrar a Cirilo Almeida Crespo, sobrino de Joaquín Crespo y maestro de Centeno Vallenilla, hay un magnífico y barroquísimo retrato suyo de Bolívar, también de pie, en Miraflores. Habría sido interesante, si la investigación hubiese sido de verdad “minuciosa” y la exposición respondiese a una programación distanciada en el tiempo, cotejar los dos primeros ejemplos de retratos ecuestres de Bolívar, el de Ibarra (Casa Natal) y el de Tito Salas (Palacio de Miraflores)
“A falta de pan, buenos son pasteles”, dicen que dijo María Antonieta ante las protestas populares por el alza del trigo en la Francia prerrevolucionaria. En plena campaña por una nueva reelección presidencial, a falta de pan gallego (léase: Mausoleo de Farruco), buena está la pastelería francesa en 3D de Philippe Froesch, a quien el gobierno nacional malagradecido lo mantiene en el anonimato. Ya su “creación” no sólo ha dado mucho que hablar, sino que ha sido incorporada como icono central a la campaña chavista. Es hora de confrontar ese bodrio bolivariano con quien lo ha desafiado en las redes sociales, el excelente dibujante Omar Cruz. El desahucio curatorial de la GAN podría remediarse con un gesto de amplitud democrática, al mejor estilo de aporrea.com: invitando Omar Cruz a conferenciar sobre su propia versión y contraponerla a la chapucera del franchute. El retador venezolano podría señalar al público el cúmulo de errores fisionómicos y anatómicos que se quieren ahora presentar como producto de la ciencia. Pero esto sería pedirle peras al olmo, tal es la deprimente situación de nuestros museos y sus curadurías.
Uno se llena de indignación ante estos desatinos, cuando vienen de un gobierno que se proclama heredero directo de las glorias del Libertador y fiel ejecutor de sus ideales. Un mínimo de respeto debería tener por la historia, pero ya sabemos cuál es el tratamiento de quienes la manipulan para justificar sus desmanes.
Texto cortesía del Prof. Roldán Esteva Grillet, publicado el en dirario Tal Cual el 15 de septiembre de 2012.