* Tráfico Visual . Sábado 18 de mayo de 2013 en el Día Internacional de los Museos
Con su obra “Little Frank ans his carp” (2001), Fraser retoma la peformance in situ y articula una propuesta de intervención en un espacio público intensamente marcado como el Guggenheim. La propuesta se configura a partir de una reflexión sobre el cambio que están experimentando los museos en los últimos años, aquel que les aleja de su definición histórica como instituciones educativas para convertirlos en auténticos complejos de entretenimiento y diversión. Una tendencia liderada por el Guggenheim que ilustra a la perfección el lenguaje persuasivo (influido por las nuevas prácticas publicitarias) que se había utilizado para el tour virtual por los distintos espacios del museo.[2]
Producido por la productora de arte Consonni localizada en Bilbao, el video de Andrea Fraser fue grabado con cámaras ocultas en el Bilbao Guggenheim Museo, con la banda sónora oficial de los audioguías del museo en voz en off.
“Little Frank and his carp” consiste en una intervención no autorizada en el museo de Bilbao, España, diseñado por Frank Gehry. En la grabación se le ve entrar a una turista al museo y ésta alquila un audio-guía, que se escucha como una voz en off en el DVD. Ella frunce el ceño cuando la guía reconoce que “el arte moderno es exigente, complicado, confuso”, y luego estalla en una sonrisa de alivio cuando se entera de que “el museo trata de hacer que se sienta como en casa, para que pueda relajarse y absorber lo que ver más fácilmente. “la turista se pone pensativa cuando el audio-guía llama la atención sobre las curvas poderosamente sensuales cuyo atractivo no tiene nada que ver con la edad, la clase o de la educación. Cuando finalmente es invitada a “acariciar la paredes del museo”, parece dejarse llevar. Sin embargo, incluso cuando se levanta el vestido y empieza a frotarse contra una columna, nadie se mueve a intervenir. Después de todo, ella sólo está haciendo lo que el audio-guía le dice que haga.
“El pequeño Frank y su carpa” se inspiró en el texto de la audio-guía como un ejemplo particularmente atroz del estilo corporatizado de museos como el Guggenheim, empaquetando transgresión artística y la trascendencia, la subversión y la sensualidad. Metáforas biológicas y anécdotas sexualmente sugerentes se combinan con figuras de la maravilla tecnológica y la destreza cibernética en lo que podría ser visto como un catálogo de seducción museológico en la era de la globalización y neoliberalismo.[3]
La obra de Andrea Fraser (Estados Unidos, 1965, establecidad en Los Angeles) critica y cuestiona el papel del artista y su relación con las instituciones y el mercado, al igual que reflexiona acerca de la “adulación y egocentrismo” que caracteriza tanto a artistas como a curadores, galeristas y público. Sus obras son mayoritariamente performances en donde utiliza su propio cuerpo y el lenguaje como herramientas para la crítica del arte contemporáneo como fetichista y legitimado por pomposos discursos. Es también muy interesante el cuestionamiento que hace al papel del artista como aquel que presta servicios a las instituciones culturales.[3]
Por más de 25 años Andrea Fraser ha hecho una contribución vital a los problemas actuales del arte contemporáneo. La amplia obra de Fraser – performances, vídeos y textos – no sólo consiste en análisis incisivos, pero también critica, a veces también comentarios humorísticos sobre el negocio del arte. La propia artista se encarga de la investigación, coreografía y realización de los performances preocupada siempre en los más minimos detalles. Recientemente fue galardonada con el Premio Wolfgang Hahn 2013 y exhibe una retrospectiva en El Museum Ludwig en Colonia, Alemania.
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[1] http://ayp.unia.es/index.php?option=com_content&task=view&id=462
[2] Andrea Fraser Works: 1984 to 2003
Catalogue edited by Yilmaz Dziewior and published by Dumont Literatur, 2003
[3] http://labase-dd.blogspot.com/2007/08/andrea-fraser-critica-institucional.html