Memoria crítica: escritura y visualidad en Venezuela, 2000-2010. Por Felix Suazo III/IV

III. Periodismo cultural

Hablar de periodismo cultural en el decenio 2000-2010 supone algunas aclaratorias de orden terminológico, discursivo y profesional. En principio, aquí nos referimos fundamentalmente a la actividad desarrollada por periodistas acreditados en medios de comunicación impresos, digitales y audiovisuales, dedicados a reseñar, informar y comentar determinados eventos artísticos (inauguraciones, acciones, intervenciones en espacios públicos, reconocimientos, etc.).   Obviamente, los trabajos de este carácter suelen estar asociados con la inmediatez de la noticia (qué, dónde, cuándo)[1], al tiempo que deben responder a los condicionamientos materiales y editoriales del soporte en el que circulan. En ese marco, el espacio consagrado a la “cultura”, no sólo incluye a las artes visuales, la literatura, la música, el cine y el teatro, sino también los pasatiempos, la astrología, las misceláneas y los chismes de la farándula, por lo cual la noción de “cultura” queda diluida en la seductora imagen del “espectáculo” o asociada con el “entretenimiento”.

De esta manera, quienes ejercen la labor periodística en la fuente de cultura deben sortear escollos de diverso tipo, especialmente la falta de espacio y la fuerte competencia de los ídolos mediáticos. Se deduce de allí que hay pocas oportunidades para el despliegue estilístico y conceptual, imponiéndose el lenguaje llano y, a veces, apresurado, salvo en casos excepcionales como los suplementos Papel Literario de diario El Nacional y el desaparecido Verbigracia de El Universal.  Tampoco hay ocasión para enfatizar en la voz autoral y la mirada crítica, porque se trata, casi estrictamente, de dejar constancia de que algo ha acontecido o está por suceder.  Aún así, no son pocos los artistas o las personalidades del mundo intelectual que se manifiestan insatisfechos al considerar que el periodista no escribió lo que se dijo o porque  este colocó sólo lo que le interesaba al medio de comunicación, cual si se tratara de un guión preestablecido. Añádase a ello, los ataques descalificatorios que los funcionarios oficiales han dirigido a periodistas y medios de comunicación privados, bajo el criterio de que omiten o distorsionan los hechos noticiosos.

Dicho lo anterior, y pese a las reservas señaladas por algunos sectores, es importante reconocer la significación que ha tenido el periodismo cultural para la divulgación de la actividad artística entre 2000 y 2010. Para empezar, los periodistas han sido los principales moderadores comunicacionales en los debates más álgidos de la década, sobre todo en lo que respecta a la crisis museal, el deterioro del patrimonio urbano, la emergencia de los espacios independientes y, en menor medida, las tensiones entre la tradición moderna y los lenguajes contemporáneos.  Tales señalamientos han puesto en circulación una serie de elementos de juicio para la valoración de diversos fenómenos de la actualidad artística y cultural en el país. Si bien todavía persiste la diatriba entre opinión e información para demarcar el lindero que separa la crítica de arte del periodismo cultural[2] la prensa venezolana del período recoge la presencia vigorosa de Edgar Alfonso Sierra, Marjorie Delgado y Carmen Victoria Méndez desde El Nacional,  Yasmín Monsalve, Jenny Lozano y Dubraska Falcón en El Universal, así como de Lilian Dagher en Tal Cual, por sólo citar algunos ejemplos. Sus trabajos han dado cobertura permanente a los sucesos de la escena artística local, cada quien con su propia cadencia. Veremos en un entrega siguiente los cruces y novedades que se desprenden de la aparición de los soportes electrónicos y el advenimiento de nuevas formas de ejercicio multidireccional de la crítica de arte.

[1] “ (…) el periodismo – escribe Moraima Guanipa- otorga preeminencia al aquí y al ahora, a la actualidad y a la novedad en tanto atributos del hecho noticiable como condicionantes del discurso noticioso, por lo que resulta atravesada por las pulsiones de atender a la contingencia que marcan los cronogramas expositivos, las novedades, los temas colocados en la agenda de la información cultural”. Cfr. Guanipa, Moraima. El discurso incómodo: la crítica de arte en la prensa venezolana (años 60 y 70). Anuario Ininco v.17 n.2 Caracas, julio, 2005. En: http://www2.scielo.org.ve/scielo.php?script=sci_arttext&pid=S079829922005000200015&lng=es&nrm=iso Fecha: 11-06-2010

[2] Cfr. Guanipa, Moraima. El discurso incómodo: la crítica de arte en la prensa venezolana (años 60 y 70). Op. Cit.


En la última entrega publicaremos la cuarta parte: Debate electrónico.

 

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