Por Rafael Rosas
Los Carpinteros
Mayo 2012/Agosto 2012
Es precisamente aquí donde este colectivo de artistas cubanos presentan su lectura sobre el progreso y las fracturas que encontramos en nuestras sociedades. La muestra incluye tres obras que hablan de las dificultades del proyecto moderno y su arrítmica instrumentalización. Así hablan de Cuba, Argentina… y percibí también un profundo diálogo con Venezuela, como si un hilo invisible atravesara las tragedias de la pretensión modernizadora incontrolable y a la vez fallida de todo el continente.
Tres piezas de gran formato donde el objeto abandona su función y se reinventa. Al entrar a la sala me topo con La pieza Aviao, en la que un avión es atacado por flechas de madera. El artefacto aéreo es el “Piper Comanche”, que distribuía el correo en la Amazonia brasileña y ahora, como si se tratara del vestigio de un acontecimiento pasado o de un hecho tal vez terriblemente violento, presenta la problemática de la desaparición y el choque. Es muy interesante que se ocupe de un avión, hito del hombre moderno, la máquina que hizo lo posible que el hombre volara. Imposibilitada en su función, se presenta aquí como el resultado de un ataque repelido por flechas. La literalidad de la pieza no desmerita las relaciones simbólicas que genera: el orden racional es subvertido, el mundo bárbaro derrota al progreso, lo derriba, y este acto de pervertir todo lo que existe, se convierte en la operación lógica a partir de la cual se construye el discurso.
En Sistema de Alumbrado Público, postes de luz utilizados en calles y autopistas se conectan entre sí a traves de sus bases, transformadas de la manera más orgánica posible. Asemejan un entramado de raíces de árboles. Me encuentro una vez más ante una alegoría del progreso y su pretensión de desarrollo, que se enfrenta a un mundo natural o primigenio. En este caso el proceso opera a partir de la desinstrumentalización de la función específica de los objetos; los postes de luz se encuentran dentro de una sala de exposiciones en la que no pueden cumplir su objetivo, pero también revelan una transfiguración en su forma y pasan de ser un elemento convencional, rígido y funcional, a algo con ilusión de crecimiento orgánico. Se convierten así en una forma natural, pero manufacturada. Despojados de su función y transfigurados en su forma, son reubicados y excluidos de un paisaje vial que desaparece con ellos. Nos recuerdan que el crecimiento de muchas ciudades en este continente (como Caracas) es desmedidamente orgánico e infranqueable, sin orden ni regla.
La pieza El barrio está compuesta por varias casas hechas de cartón. Todas iguales, apiladas y amontonadas como desechos, simulan un asentamiento urbano precario como los que existen en todo este hemisferio. A partir de una geometría absolutamente racional, como conjunto existen en una forma aparentemente fortuita y viral y se presentan con tal serialidad que hacen estéril el intento de identificar particularidades. Esta tensión dinamita las nociones de hogar y mercancía.
La muestra propone una lectura tanto de lo precaria que resulta en estas latitudes la idea de progreso, como de las formas de adaptación y reorganización que se generan a partir de su fractura. Los Carpinteros muestran en sus piezas una problemática común.
Asistí a una muestra en Buenos Aires de unos artistas cubanos que presentan una problemática que parece de su lugar de origen, a la vez estrechamente relacionada con Argentina y conectada con Venezuela ¿Desde donde surgen estos nuevos espacios de reconocimiento y en qué términos entendemos lo local?
Rafael Rosas
Buenos Aires 2012
Imágenes de Rafael Rosas