Apuntando Territorios. Leonardo Nieves. Por Eduardo Bolívar Figueira

*Texto de la exposición Apuntando Territorios de Leonardo Nieves en El Apartaco. Caracas

Muchos de los rituales que definen nuestra rutina son el resultado de los hábitos aprendidos desde temprana edad de nuestros parientes mayores, de allí que la recolección de objetos, así como su catalogación y resguardo perfectamente envueltos, como si de piezas de museo se tratara, siempre han sido actividades de las cuales nuestro joven artista Leonardo Nieves disfruta y dice haber heredado de su abuela.

En su proceso creativo selecciona pigmentos, soportes y materia prima para sus obras hurgando en la perimétrica urbana, en almacenes olvidados en pleno centro de Caracas, en donde encuentra preciados tesoros como cuadernos de dibujo de décadas pasadas, o unos pocos pliegos de papel de arroz estampado. Esta pesquisa no se detiene al llegar a la intimidad hogareña en donde escudriña en el costurero de su madre, o en los viejos álbumes familiares.

Esta arqueología personal demuestra un gusto particular por las superficies con historia, con pátina antigua, con aroma añejo y con las típicas imperfecciones de origen que son utilizadas a favor por Leonardo al momento de crear sus piezas. Cada una de sus obras habla desde su naturaleza material, su tono, su textura y su transparencia u opacidad remiten al deleite purista delicadamente construido a partir de la economía de los elementos.

En Apuntando Territorios el artista redefine, vincula y confronta los componentes papel, costura e impresión  como recursos para generar una cartografía autorreferencial de discreta escala. Una necesidad se percibe en el grupo, y es ganar tridimensionalidad a través de los efectos causados por la perforación o la superposición de soportes o por las sutiles costuras formadas por minúsculas puntadas que bien pueden ser rematadas o azarosamente desbordadas del soporte.

El hilo delimita espacios, plantea recorridos cenitales sobre territorios conocido o imaginado. En otros casos se desarrollan volúmenes etéreos a través de cortes o de la intercalación de fibras traslucidas. Destaca del grupo la serie Envolturas, en la cual se tamiza la imagen fotográfica mediante un papel estampado con lunares. Las puntadas pasan a ser puntos gráficamente molestos si pretendemos definir la imagen velada.

En el lado opuesto con los Fotogramas textiles ya no es la fotografía, imagen explícita, la que es condenada por el velo de papel, sino que el mismo papel sirve de soporte al pigmento-hilo que siluetea en pequeños rectángulos los rasgos, a penas perceptibles, de ríos, senderos o estructuras arquitectónicas. El sangrado del hilo facilita la proliferación espacial de la obra, conectando con un zigzagueante tejido todos los territorios apuntados por años en la imaginación de nuestro creador y que se hacen geográficamente tangibles en la muestra.

 

Fuente: Leonardo Nieves

 

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