Hipernova es un nuevo momento en la trayectoria artística de Luis Romero (Caracas, 1967). No solo como cuerpo de trabajo reciente, sino también como insistencia renovada de muchas de las inquietudes presentes en su carrera. Porque la obra de Luis Romero pudiera asociarse a un continuo movimiento de retorno actualizado, entenderse como un ir y volver, como un recorrido de avance y regresión, un trazado cíclico, sin pautas ni tiempos preestablecidos, sobre aquellos temas, estrategias y motivos que, a la luz de la distancia, hacen posible trazar las constelaciones sobre las que se afianza su repertorio de imágenes y experiencias artísticas.En su trabajo Romero ha indagado en diversos lenguajes plásticos que incluyen medios tan diversos como la pintura, el dibujo, la gráfica, el collage, la fotografía, el video, las instalaciones y los objetos, con los cuales ha construido un imaginario personal que toma como fuentes imágenes ilustradas, reproducciones fotográficas, signos y símbolos provenientes de una cultura enciclopédica, para abordarlos con una absoluta y desenfadada libertad de asociación. Es así como en la obra de Romero se han hecho recurrentes temas como el universo y sus astros, los ciclos que refieren la vida y la muerte, la geopolítica y la cartografía, la naturaleza y el paisaje, el entorno urbano, el lenguaje y su expresión tipográfica, así como las formas, íconos y códigos “universales”.
Hipernova pudiera entenderse entonces como una manera de articular y concretar ideas circulares, como un flujo de temas y procesos que se van contagiando y engranando en tiempo presente en un movimiento de oscilación entre un pasado recurrente y un futuro en construcción.
De la serie Atardeceres (2013), compuesta por un conjunto de serigrafías en las cuales el artista recurre a frases ambiguas que semejan axiomas sobre fondos de una coloración imprecisa, como la que signa el paso del día a la noche, dos piezas: ¿Este es el comienzo?, ¿Este es el fin? sirven como preludio de la experiencia contenida en esta muestra. La idea de que todo inicio implica finitud y todo fin es origen de nuevos estadios ¿no es, acaso, una de las premisas más universales de nuestra civilización? Es precisamente dentro de estas coordenadas donde Romero se instala con su obra para señalar la posibilidad de transformación radical que subyace en los extremos –como ese colapso al que alude la palabra Hipernova que titula esta exposición– pero también la que sucede en sus intermedios, esa que acontece en el tránsito circular, nunca idéntico, de la “historia”, del universo.
Estelar (2014) es una pieza protagónica compuesta por numerosos monotipos, elaborados en una gama de colores acromáticos y a partir de formas geométricas planas, que alude directamente a la bóveda celeste –astros, planetas, estrellas, nubes, atmósferas, constelaciones y galaxias– y que como un misterio, a pesar de los avances de la ciencia, seguimos contemplando desde nuestra pequeñez.
Cada una de estas piezas está titulada con el nombre de la gema representada en asociación con un signo zodiacal que, a manera de guiño, cierra una suerte de tributo rendido por el artista a un singular y destacado precursor del arte contemporáneo en Venezuela; su amigo, siempre presente y entrañable, Roberto Obregón.
* Gracias a Luis Romero por el texto y las imágenes