Por Aixa Sanchez
®Beatriz Gil galería
Tierra de_gracia es una exposición colectiva que explora los diversos modos como un grupo de artistas venezolanos han abordado la relación del hombre con el entorno natural, en tiempos recientes. Ya sea desde la experiencia directa, a través de nuevas aproximaciones y formulaciones sobre el paisaje, o por medio del tratamiento de problemáticas ancladas a determinadas zonas geográficas, las obras de los artistas acá reunidos invitan a reflexionar sobre las conexiones que tienen los habitantes de esta “tierra de gracia” con los elementos naturales de su territorio, y sus ecos posibles en otras latitudes.
A las expediciones comerciales y científicas, así como a los pintores viajeros del siglo XIX, les debemos las primeras representaciones de la exótica y exuberante naturaleza del nuevo mundo. Sin embargo, serán los pintores de comienzos del siglo XX, los miembros del Círculo de Bellas Artes, y posteriormente, de la Escuela de Caracas, quienes desde la capital del país instauraron la representación del paisaje como una de las grandes tradiciones de las artes en Venezuela. Desde las imágenes pictóricas, fotográficas, cinematográficas y literarias, promovidas y/o auspiciadas por nuestras industrias culturales públicas y privadas, se fue perfilando a lo largo del siglo pasado un imaginario nacional, que en buena medida se ancló en el descubrimiento y la difusión de su diversidad geográfica y cultural, y que contribuyó en la identificación del gentilicio con la riqueza de su territorio. En este sentido, la figura de Rómulo Gallegos contribuyó de manera significativa en la construcción de este imaginario, a través de una vasta producción literaria que aportaría imágenes fundamentales para la nación, a partir de la relación entre algunos conceptos o categorías de la identidad y la geografía nacional.
®Marylee Coll
En un momento en el que se tambalean los imaginarios que fundaron la República y moldearon su período democrático, ante la imagen de tierra arrasada que actualmente proyecta la nación, lejos de visiones y concepciones idílicas, de su versión de tarjeta postal, nuestro territorio es hoy un lugar donde se inscriben las heridas de un proyecto de país que languidece; un espacio conflictivo donde se libran luchas despiadadas; una región que se vacía por el desplazamiento de sus habitantes fuera de sus fronteras; una nación saqueada por las derivas de su sistema político.
Como propuesta expositiva, Tierra de_gracia es un intento de aproximación a un variado conjunto de temas que se desplazan entre las distancias y proximidades que pueden producir, a partir de la obra reciente de un grupo de artistas venezolanos, la concurrencia en un mismo espacio de tres ideas regentes: naturaleza, paisaje y territorio.
Ante la creciente necesidad que tiene la humanidad de apostar por la disolución de una visión escindida entre el hombre y la naturaleza, y la urgencia de promover nuevas formas de estar en el mundo desde una conciencia ambiental, de cara a los efectos del cambio climático, conviene preguntarse de qué manera están abordando algunos artistas venezolanos su relación con los elementos provenientes del mundo natural.
®Marylee Coll
Quizá porque el verde de la naturaleza se impone como visión cotidiana en muchas regiones del país, en esta exposición se ha privilegiado la aproximación hacia los elementos vegetales, ya sea desde su experiencia sensorial, como correspondencia entre la corporalidad y el entorno, como metáfora de supervivencia, vida o abandono, como presencia ineludible de nuestra trama urbana, o como contexto en el que se inserta el discurso de la obra de arte.
Sin embargo, la preeminencia de la experiencia del paisaje es indiscutible dentro de este conjunto de obras. Entendemos el paisaje como una forma de representación, como una construcción que nos permite interpretar un territorio, un lugar, un hecho material, desde una dimensión social y cultural. Como un lugar donde confluyen un complejo entramado de constructos culturales, de significados individuales y colectivos, de experiencias físicas y/o emocionales, y en consecuencia como un vehículo, aún vigente, para la creación y continuidad de identidades asociadas a un territorio.
En este sentido, tomando como punto de partida el papel que tuvo la pintura de paisaje en la primera mitad del siglo XX en Venezuela en la configuración de los imaginarios nacionales, es válido preguntarse hoy de qué manera algunos artistas están reformulando los códigos de esta forma de representación, así como la incidencia que un fenómeno como el de la migración pudiera tener sobre sus formas de producción y consumo a nivel masivo, en tiempos de la información digital y las redes sociales.
®Marylee Coll
Los artistas convocados a esta exhibición demuestran una diversidad de acercamientos que dificultan asumirla como una tradición agotada. Encontramos que, conscientes de su legado, un grupo de creadores han orientado sus investigaciones a trabajar en diferentes medios el tema de la representación a partir de pinturas anteriores de paisaje. Por otra parte, nuestra diáspora –en sus distintas temporalidades– ha traído consigo la conformación de un paisaje del recuerdo, a través de la utilización de imágenes, ya sean del archivo familiar y personal o apropiadas de medios o plataformas de circulación masiva, para reconfigar la pérdida de un lugar afectivo, así como también la de un paisaje del reencuentro, una representación suspendida entre lo propio y lo ajeno, en la que la otrora mirada local se ha transmutado en mirada extranjera. En todas ellas opera un cierto distanciamiento, una distorsión, que desde el lugar del exilio hace evidente la condición artificiosa y subjetiva del paisaje. Finalmente, otro grupo de artistas apuesta por formas actualizadas del paisaje desde la experimentación con medios y técnicas que les son propios en sus trabajos y a través de la elección de porciones del territorio alejadas del canon del paisaje en Venezuela.
®Marylee Coll
Por cuanto, esta “tierra de gracia” exhibe hoy un rostro desencajado, atravesado por incontables desgracias, la exhibición de obras que den testimonio de las variadas problemáticas que en ella acontecen puede ser entendida también como una posibilidad para reflexionar sobre la incidencia de las prácticas del arte contemporáneo en contextos específicos. Asumiendo en este ejercicio curatorial la idea de territorio como la del espacio delimitado de la nación, más que imágenes cartográficas hemos querido insertar obras que al tiempo que funcionan como puntos geográficos –que permiten desplazarnos por diferentes regiones–, demandan la atención hacia los contenidos que directa o indirectamente proponen: el Arco Minero del Orinoco, la contaminación ambiental, los incendios forestales, la migración forzada a través de la frontera con Colombia, la vulnerabilidad de las comunidades indígenas, los nacionalismos.
En última instancia, si bien esta exhibición está marcada por la preponderancia de trazas locales, ella aspira a no perder de vista una perspectiva global, no solo con la invitación a conocer la experiencia de otros artistas venezolanos que en diferentes contextos están trabajando sobre estos temas, sino también a animar a futuras investigaciones en el campo de las muy complejas relaciones y experiencias que entre arte contemporáneo y ecología se están produciendo en la actualidad, cuando más allá de la denuncia y la crítica, el activismo por el medio ambiente acapara hoy la agenda mundial.-
Septiembre 2019.
®Aixa Sánchez
®Marylee Coll
®Marylee Coll
®Marylee Coll
Tierra de_gracia
Inauguración 18 de octubre de 2019- Clausura febrero 2020
BEATRIZ GIL galería en Caracas, Venezuela
Descarga el folleto de sala AQUÍ
Los artistas que integran esta exposición son:
Miguel Braceli, Elisa Bergel Melo, Alicia Caldera, Marylee Coll, Marianela Díaz Cardozo, José Joaquín Figueroa, Néstor García, Suwon Lee, Richard López, Alejandra Loreto, Esperanza Mayobre, Pedro Medina, Luis Molina-Pantin, Sabrina Montiel-Soto, Daniel Medina, María Virginia Pineda, Analy Trejo, Christian Vinck y Manuela Zárate, junto Adrián Pujol.
Agradecimientos a Aixa Sánchez por el texto y las imágenes.