“El color tiene una vida propia, uno convive con el color como se convive con los animales”1. Diálogo entre Alí González, Jesús Fuenmayor y Félix Suazo

Cuando el solo quiso iniciar su caída, pudimos presenciar un espectáculo asombroso que demostró,

con absoluta claridad, cómo esta solemne y silenciosa serenidad

extrae su forma mágico-ritual de los fondos de una humanidad elemental 2

Para recordar al artista venezolano Alí González (1962-2021), presentamos algunos extractos del diálogo entre Jesús Fuenmayor, Félix Suazo y el propio Alí González, publicado en el catálogo de su exposición individual “Color Contracuratorial”, 2008, en Periférico Caracas-Arte Contemporáneo.

En esa oportunidad González exhibió ocho conjuntos o sub-series de obras realizadas con pintura acrovinílica y acrílico sobre ladrillo, la muestra abordaba temas como la fragmentación y el color, “dos cuestiones que dialogan tensamente con la tradición pictórica de la modernidad, al tiempo que confrontan la escena urbana contemporánea”. La Ventana, La ventanita, El ojo, El río, La tumba, Los pasos, Los carros y el Curador, “dan nombre a un universo prismático donde las piezas se ubican ambiguamente entre distintas modalidades de articulación visual tales como el ensamblaje, la escultura y la instalación”

Considerado uno de los artistas venezolanos más agudos y reflexivos en sus propuestas, , Alí González abandona en esta ocasión la aspereza visual de sus trabajos precedentes, para incursionar en las connotaciones estéticas, filosóficas y biopolíticas del color. Partiendo de estos presupuestos “Color Contra Curatorial” intenta sortear los mecanismos de control encubierto y los escrúpulos académicos, que intentan reducir la experiencia perceptiva a ideas preconcebidas.

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El ojo 3. 2008. Pintura acrovinílica y acrílico sobre ladrillo _4 piezas-. “Color Contracuratorial”. Imagen cortesía Periférico Caracas Arte Contemporáneo.

el color-afecto mas allá de la dimensión cognitiva

Félix Suazo_ Vamos a comenzar por el principio. Hablemos del título de la exposición que se inaugura el 14 de septiembre: ¿De qué se trata el “Color Contra Curatorial”?

Alí González_ El Color Contra Curatorial es el color-afecto. Es contra curatorial por la posición crítica que yo he fijado ante ciertas posturas curatoriales que reducen la obra de arte a su dimensión cognitiva y no toman en cuenta la parte afectiva. Yo pienso que la obra de arte es tanto concepto como afecto. Cuando presento el color con la fuerza que lo estoy haciendo aquí es para acotar y hacer notar bastante esa fuerza afectiva del color. Y la metáfora que yo tengo, según la cual hay un color contra curatorial, un color que no pueden ver algunos curadores, es una idea para mostrar esa imposibilidad de alcanzar la dimensión de la obra de arte viendo nada más su dimensión cognitiva.

fs_ ¿Quieres decir que la idea de lo afectivo impide conceptualizar el color …?

ag_ No, yo no separo el afecto del concepto o el proyecto de la experiencia o el programa de la acción o del acto. Nunca he podido separar esas dos cosas. Tal vez lo he intentado en algún momento pero me parece absurdo. La obra de arte es una forma de conocimiento y a la vez una forma de afecto, una forma de experiencia y a la vez una forma de proyección.

fs_ ¿A qué tipo de afecto te refieres?

ag_ Bueno, estoy hablando del color-afecto con esto me refiero a las fuerzas del color, tanto a nivel físico como a nivel fenomenológico y ontológico; que nos da una dimensión del ser, de la profundidad y de la infinitud de la existencia.

fs_ ¿Ese color-afecto no está emparentado con el arte retiniano que tanto rechazaba Marcel Duchamp?

ag_ Pienso que Duchamp quería rescatar la dimensión fenomenológica del ver y por eso es que tenía una posición ante los efectos retinianos y ópticos. Estas cosas pertenecen al campo de las ciencias que tiene en cuanto al color una tradición que viene desde Newton hasta Descartes. Entonces son posiciones cientificista sobre el ver. Desde mi punto de vista él tenía una posición ante esa racionalización del ver como algo puramente óptico, retiniano, o sea, fisiológico.

fs_ ¿En el caso de tu propuesta del Color Contra Curatorial, el color-afecto no es en el fondo una alegoría también?

ag_ Si, pudiera ser una alegoría y pudiera ser también un orden simbólico que yo estoy inventando.

fs_ ¿Un orden simbólico orientado hacia qué o hacia dónde?ag_ Orientado a despertar una polémica, a despertar una situación crítica con respecto al curador, a la historia, a las instituciones, al mundo del arte. Es un símbolo abierto con la capacidad de generar polémica.

fs_ Pero generalmente las polémicas se crean más con los conceptos que con los símbolos …

ag_ No. Yo creo que es lo contrario. Creo que los medios expresivos como el símbolo o la alegoría por ser expresión, por tener una fuerza, por tener una carga afectiva es que generan polémica; porque tocan a la persona en su intimidad, en su anacronismo y por eso es que generan polémica. Es como yo decía a una periodista que la situación del color en política en el país genera discusiones. Eso se genera porque en el fondo hay una relación, tenemos un compromiso con esas cosas en las que creemos. Tenemos compromisos porque esas cosas nos constituyen de alguna manera.

fs_ ¿Crees entonces que el Color Contra Curatorial tiene puntos de contacto con esas situaciones de tensión que se están manifestando en el entorno cultural y social venezolano?

ag_ No directamente. Tienen una relación con el color como generador de tensiones, con la expresión como generadora de posiciones críticas. No veo como … Eso podría ser posterior, eso podría ser lo que los medios publicitarios o los medios políticos pudieran hacer con la obra de arte.

fs_ ¿Y la obra de arte no puede hacerlo por si misma, no puede buscar esa relación por si misma?

ag_ Claro. Una obra de arte puede servir en ese sentido, pero yo no estoy buscando eso. Yo me estoy yendo es hacia asuntos de carácter expresivo, algo que es vital que es donde se sostendría cualquier polémica de orden ideológico.

el mundo es una ferocidad

fs_ Dejemos el mundo invertido como lo propones. Eso supone que el arte no tiene nada
que ver con “este mundo”, sino con otras alternativas de existencia. Mi pregunta es:
¿Ves alguna tensión entre los mundos que produce el arte y el otro, ese que está vinculado
a la cotidianidad?

ag_ Si, claro. Es una guerra entre todos los mundos. Los hombres tienen una guerra
mutua. El mundo es una ferocidad, una jungla. Es una guerra entre todas las diferencias.
El mundo es feroz desde que uno se levanta hasta que se acuesta.

fs_ Entonces, ¿la obra de arte estaría atrapada o atravesada por esos conflictos?

ag_ Si. Atravesada para devenir en símbolo de lo que llamó Gilles Deleuze las máquinas
de guerra contra el aparato de estado. Pienso que las obras de arte recogen esas
diferencias humanas que son estratégicas y tácticas, para llevarlas al plano simbólico.
O sea, la obra de arte tiene una función extremadamente política.

fs_ ¿Y tu obra tiene una significación política?

ag_ Si, claro. ¡Descomunal!

fs_ ¿En qué puntos específicos entiendes que hay una posición política?

ag_ Porque tienen una capacidad simbólica, crítica, abierta, polémica, afectiva, que crea
lo que también llamaron los antropólogos una “comunidad de sentido”, donde los hombres
se empiezan a unir en torno a lo que sienten respecto a la obra de arte.

fs_ ¿Se puede decir entonces que el color en tu obra es político?

ag_ Claro. ¡Sumamente político!. De hecho, estamos viviendo en la era del color
utilizado por la política.

El curador 1 “Color Contracuratorial” 2008. Imagen cortesía Periférico Caracas Arte Contemporáneo.

ningún color puede encubrir el fracaso

Jesús Fuenmayor_ Lo que pasa es que se meten como dos discursos porque uno siente, por una parte que estás inscribiendo el color en una historia muy particular, en la historia de un país donde la vertiente dominante ha sido la geometría y el color. Uno dice: ¿Qué está pasando?
Si estas queriendo provocar una experiencia contemplativa, te estas contradiciendo con ese comentario que acabas de hacer de que el color en tu obra si es político. ¿La experiencia contemplativa no tiene que prescindir del potencial político del objetoo de los signos que se generan para que pueda ser realmente una contemplación?. Me pasa algo raro que ya lo hemos conversado. Cuando uno habla contigo uno siente que está moviéndose dentro de unos extremos que por lo general son contradictorios. Siento que es difícil discernir por donde va la cuestión, cosa que no me pasa con las obras. La obra tiene una claridad, una contundencia muy distinta a las contradicciones que estas manejando en tu discurso. Yo siento que allí hay un problema del que me gustaría que tu hablaras. Si uno prescindiera de tu discurso nadie va a plantearse toda esa serie de consideraciones que haces sobre el color que los curadores no ven. ¿Qué pasa allí? ¿Por qué la obra nos está diciendo otra cosa? Cuando uno está ante esta obra es como una síntesis visual superpotente de la quiebra entre los ideales modernistas y la realidad en un contexto muy particular. Eso está así como de ante ojitos para cualquiera. ¿Por qué en tu discurso no te vas por la calle del medio? Al final, para decirlo de una manera tonta, el color no encubre, no puede encubrir la pobreza: ese es el mensaje. O sea, esos juegos coloristas modernistas no encubren el fracaso.

ag_ Lo que dices, tiene mucho valor y lo respeto mucho, pero eso es producto de la capacidad de la obra para generar pensamiento. Ese es un pensamiento muy válido. Yo espero que se generen otros pensamientos críticos y discursivos que tienen que ver con posiciones políticas, con posiciones históricas sobre el arte venezolano. Esa idea que tienes ahí de que ningún color puede encubrir, tapar o simular la pobreza a mi me gusta. Y fíjate que se parece mucho a la idea que yo tengo de que las casas de los barrios son como unas casas despellejadas. Entonces, yo con el color voy a darles un elemento que para mi tiene las cualidades de la voz humana. Tiene una fuerza, tiene una elocuencia. Se lo decía a Okwui Enwezor el otro día cuando fue para el taller, que yo veía el color ahí como el equivalente de la voz de la gente de los barrios. ¿Diciendo qué? No se. No se que estaban diciendo. Me interesaba más que todo la voz, la textura, la tesitura, esa cosa extraña que es una huella de cada quien. Haciendo un esfuerzo, yo estaba poniéndoles a esos pedazos de carne, a esas casas descarnadas, despellejadas de los barrios, las estaba cubriendo con la misma voz que venía de sus habitantes. Es la voz-color. El equivalente de la voz en la pintura que ha sido el color. El equivalente de la carne en la pintura que ha sido, de alguna manera, el color. También estoy tratando de expresar algo porque yo sé que no se agota fácilmente. Pero yo sigo hablando del problema de la expresión en la obra de arte, de la capacidad para expresar algo en la obra de arte, que tiene la capacidad de transformarse, de metamorfosearse en lo personal y en lo colectivo, que pueden funcionar de formas ideológicas, políticas, científicas y revelar formas que no podemos identificar, formas que son híbridas entre ciencia y arte como en la obra de Claudio Perna donde se generan cosas que tu no sabes cuando es ciencia y cuando es arte por la capacidad archivolística de su trabajo.

Vista de sala. “Color Contracuratorial” 2008. Imagen cortesía Periférico Caracas Arte Contemporáneo.

el color es una cosa rara

jf_ ¿Podrías definir cual es tu propuesta del color?

ag_ Mis trabajos son esculturas pintadas en el sentido del tocar y en el sentido del ver. La escultura está hecha con las manos o con herramientas pero el contacto físico es muy importante. La escultura invita al espectador a que la toque, a que entienda cómo se hizo. En cambio el color es una cosa para ver. En esta obra esas dos cosas están unidas: el tacto y el ver. Hay una confusión de dos sentidos. Es una confusión que también es propia de una máquina de guerra donde se pueden confundir distintas ciencias o cosas que vienen del arte con cosas que vienen de la ciencia. El color es una cosa rara. En estos días estaba leyendo el libro sobre Bárbaro Rivas donde hay una frase muy bella que dice que “cuando uno es pintor el color se pone solo”. Es raro, ¿qué es lo que quería decir Bárbaro Rivas con esa frase? Eso es más o menos como lo que yo afirmo cuando yo digo que hay un color que no lo pueden ver determinadas personas, determinados curadores. Yo me imagino que Bárbaro Rivas está hablando de una cuestión que el siente que no puede describir fácilmente y entonces le salió de adentro esa frase tan hermosa como si fuera un color. Eso quiere decir que el color tiene una vida propia, que uno convive con el color como se convive con los animales. Esos animales, esos bichos, no se pueden domesticar; pero uno puede relacionarse con ellos.

fs_ Sin embargo, cuando Rivas dijo eso, lo hizo porque estaba tocado por una visión aurática, epifánica, del arte. Desde entonces, han transcurrido más de cuatro décadas. Tú, en cambio, eres un artista que te has caracterizado por tener una postura reflexiva y crítica sobre la obra y el color.

jf_ O sea, a ti no se te puede tratar como a un “iluminado”.

fs_ Exacto. Bárbaro tenía fe en el color. Pero nuestro debate de hoy se debe a que tenemos dudas, a que no hay certezas. No somos ingenuos respecto a las demás cosas que suceden con el color después que “se pone solo”.

ag_ Yo veo mucho saber, mucha conceptualidad en esa frase de Bárbaro Rivas. Pienso que él está tratando de decir algo que nunca va a agotarse en ninguna definición, algo que se va a quedar a nivel de la expresión.

jf_ ¿Cual es la filosofía que hay en ese comentario?

ag_ Mira, no es fácil saberlo. Indudablemente es una filosofía en base al respeto y al amor que él siente por la pintura. Yo pienso que detrás de eso hay una posición ética ante la vida, ante Dios, porque él era muy creyente.

jf_ ¿Cual es esa posición ética?

ag_ Una posición ante el mundo, ante quien hace la pregunta. Es una pregunta viva que no se va a reducir simplemente a una fórmula.

jf_ ¿Por qué estás hablando como si el rol del artista hubiera que defenderlo, como si al artista hubiera que construirle una especie de lugar especial, como una especie de refugio; siempre manteniendo el rol del artista a una distancia que lo vuelva impenetrable a la crítica, como una figura heróica? Si el artista es autorreflexivo y critico: ¿no debería dejar ese refugio, esa figura casi intocable?. No se si estás casando a José Gregorio Hernández con Hans Haacke. Estas rodeando la figura del artista con un aura muy especial, con un aura casi religiosa y al mismo tiempo estas buscando una posición en la que el artista es crítico. ¿O eres un santo o eres un crítico?. No se puede ser las dos cosas al mismo tiempo.

ag_ No entiendo mucho lo que quieres decir. En todo caso aquí se está hablando de muchas cosas.(…)

Alí González en Madrid (2011). Imagen de Ileana Ramírez

Alí González (Caracas, 1962-2021) destacado artista visual venezolano, su obra explora la política de la Venezuela contemporánea y el canon de la historia del arte para crear sus obras de múltiples capas de sentido. Su producción temprana adoptó una estructura académica ficticia dedicada a repensar algunos de los tropos del arte moderno.

Durante 1981 asistió al taller de dibujo de Pedro Centeno Vallenilla. Roberto Guevara escribió en esa ocasión: “es un caso complejo donde además de instalaciones debiera hablarse de medios intervenidos, como el dibujo extrapolado y la escultura conceptualizada […].

Fue coorganizador (junto a sus amigos Gerardo Rojas @gdorjs y @r_____f del seminario Aby “Warburg Escenificado: Imagen y palabra” realizado en el año 2018 en @losgalpones Exposiciones individuales: “Historia de la fotografía”Oficina #1(2014); “Color Contra Curatorial”, Periférico Caracas (2008); “Punto Ali Dades”, Galería D´Museo, Caracas (2003); “
Usted, el espacio”, Galería D´Museo, Caracas (2001); “Instalaciones”, Sala Mendoza, Caracas (1999); “Gran Museo de la Locura y la Legalidad”, Sala RG, Caracas (1990).

Participó en numerosas e importantes exposiciones colectivas entre las que destacan: Portadores de sentido/ Museo El Amparo en Puebla, México Colección Patricia Phelps de Cisneros “Ex_culturas. Prácticas tridimensionales”, Periférico Caracas (2013); “Jump Cuts. Venezuelan Contemporary Art. Colección Mercantil”, Americas Society, Nueva York (2005) / CIFO Cisneros Fontanals Art Foundation (2007); “Arte Contemporáneo / 1990-2004 en la Colección Cisneros”.

Extractos de la entrevistas e imágenes tomados de la página http://periferico.centrodeartelosgalpones.com/exposiciones/ali-gonzalez-color-contra-curatorial/invitacion/

1- Frase dicha por Alí González en la entrevista publicada en el catálogo de la exposición Color contracuratorial, 2008; Periférico Caracas.

2.- Aby Warburg. El ritual de la serpiente. Pag. 40

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