Un lugar para los descubrimientos: una conversación con Claudia Wedepohl, archivista del Instituto Warburg

Bilderatlas Mnemosyne, Fragmento de Panel 8, Cortesía del Warburg Institute de Londres

En el marco del proyecto Atlas Inconcluso de un Paisaje en Proceso, conversamos con la Doctora Claudia Wedepohl, archivista del Instituto Warburg de Londres. Wedepohl estudió Historia del Arte y Literatura Italiana en Göttingen y Hamburgo, uniéndose al staff del Instituto en el año 2000, en cual se desempeña desde el año 2006 como responsable del archivo. Ha sido becaria del Centro de Investigación Literaria y Cultural de Berlín y del Centro de Estudios Avanzados, Morphomata, de la Universidad de Colonia (2010-11). Su trabajo académico se enfoca en el arte italiano del Siglo XV y el arte, la arquitectura e historiografía de 1900. Ha hecho una gran cantidad de publicaciones sobre la génesis de las ideas y los términos clave de Aby Warburg, con especial interés en su concepto de mito y mitología.

Manuela García – Es posible afirmar que, a lo largo de la historia, muchos artistas han recurrido al archivo para registrar, coleccionar, almacenar o crear imágenes. A su vez, estas imágenes se han convertido en inventarios, atlas o álbumes, entendiendo el archivo como un punto de unión entre la memoria, la escritura y el arte. Para usted, ¿cuál ha sido el rol del archivo en la historia?

Claudia Wedepohl. – Pienso que el archivo es un lugar para los descubrimientos, es material inédito. A veces me siento como una detective remendando una historia que es en parte conocida y en parte desconocida, para así llenar ciertos vacíos históricos. Es muy emocionante, porque puedo leer los documentos de primera mano y traer a la gente del pasado a la vida, y es así el caso de Aby Warburg: llegué a conocerlo tan de cerca -especialmente a través de su correspondencia y sus diarios- que incluso a veces siento que estoy yendo más allá de la vida íntima de una persona fallecida hace mucho tiempo. Esa es una gran emoción y, por supuesto, el papel del archivo para mí: descubrir.

Por otro lado, el archivo del Instituto Warburg es realmente su propio núcleo de historia; este tiene todos los papeles que constituyen la historia del Instituto centrándose en los documentos de trabajo de Aby Warburg. Es un archivo institucional, por lo que no es sólo la historia personal en términos de documentos de Aby, sino que es también la historia del Instituto, los registros de la administración y los trabajos de otros académicos que han sido afiliados.

MG.- El archivo es un repositorio inerte que gracias a los historiadores y archivistas como usted lo traen a la vida y le dan un sentido. ¿Cuál es la importancia del archivo hoy en día y cómo crees que ha sido retomado en la contemporaneidad?

CW. – El interés en la historiografía aumentó una vez más a finales del Siglo XX y tal vez incluso más a principios del Siglo XXI, después de que hubiese una especie de generación de eruditos que hicieron sus principales descubrimientos en el Siglo XIX. Así que yo diría que el Siglo XIX es el siglo del archivo, donde comenzó la investigación histórica exacta, siendo Warburg uno de sus propagadores.

Pero hoy en día hay un interés diferente, ya que tenemos muchos más trabajos publicados en el mundo, así que el archivo es probablemente algo que traté de caracterizar (en mi primera respuesta) como un lugar de descubrimiento, volviendo a acercarse a personas como Warburg o a figuras o épocas históricas, y tal vez llenando los nichos vacíos, haciendo un acercamiento a los materiales con nuevas preguntas, buscando nuevos tipos de documentos que probablemente en el pasado no estaban en el centro del interés de los estudiosos.

Si vuelvo a nuestro archivo -una vez más-, existen nuevas interrogantes y muchos porqués en torno a Warburg, sobre todo en torno a las nociones de lo que a él le interesaba, o la razón de la fragmentación de su obra (pues publicó muy poco a lo largo de su vida y produjo muchísimo). Para él su vida era su trabajo; apenas existía un límite entre Warburg, la persona y Warburg el erudito, por lo que todo estaba muy entrelazado. Así que dejó muchos papeles, notas, hojas, borradores y conferencias que dio extemporáneamente donde sólo tenemos una lista de diapositivas, una introducción, un resumen y el resto es un montón de notas.

Para llegar realmente al fondo de lo que era hay que revisar el archivo, después de todo él nunca consideró su trabajo teórico listo para ser publicado. Todo está en algún lugar del archivo, es una gran colección, pero hay que unirlo y buscar en los diferentes departamentos para reconstruir su propio laboratorio en cierto modo, además están sus papeles personales y el enorme corpus de correspondencias, que es quizás la historia de su vida, el lugar donde más desarrollo su narrativa.

MG.- Es asombroso ver cómo Aby Warburg replantea la Historia del Arte a través de este gran archivo que es el Bilderatlas Mnemosyne, que se articula a través de diferentes imágenes que están unidas por un significado. ¿Cuál es la importancia del archivo en el trabajo de Warburg?

CW.- El archivo fue el gran correctivo a una Historia del Arte estrechamente centrada en la estética de su tiempo; realmente reformó la Historia del Arte, que era la disciplina que Warburg estudiaba. También estaba muy interesado en la arqueología, que habría sido la otra disciplina que le hubiera gustado estudiar. Se trasladó a Florencia durante unos años, donde pasó mucho tiempo en los archivos y realmente se identificó con los individuos florentinos del Siglo XV, vio en ellos un espejo de los suyos.

Florencia es un poco parecida a Hamburgo, es una ciudad mercantil, por lo que los comerciantes del Siglo XV florentinos y este tipo de personajes tenían semejanzas con sus propios círculos, por ello se enfocó en reconstruir las figuras que dieron forma a la sociedad y lo que pensaban, haciendo un estudio de psicología histórica donde trató de encontrar documentos que le darían pistas sobre como pensaban estas personas y la importancia, que es cuando llegamos a su gran idea o leitmotiv de la antigüedad: de qué manera se identificaban con sus antepasados romanos y griegos, cómo interpretaban la antigüedad y cómo entró en una especie de competencia con el mundo cristiano, que todavía poseía un gran dominio de todo; por lo que tuvo que encontrar documentos para demostrarlo, y esto es de nuevo la idea de la historia exacta y la historia del arte, que se inspira en las ciencias para encontrar pruebas de la hipótesis que estaba desarrollando, o al revés, sólo encontró los documentos y desarrolló su hipótesis en base a eso.

Sus propios documentos (que son el núcleo de nuestro archivo) tienen mucho que ver con la idea que él estaba trabajando, en esta especie de gran proyecto que al final tomó la forma del Bilderatlas Mnemosyne. Cada estudio que hizo fue parte de un proyecto importante, ya que esto tomó más y más forma con cada año que pasaba, guardó todo para dibujar la gran conclusión en la etapa posterior de su vida. Todo era importante y todo fue guardado, es por eso que tenía su propia especie de archivo personal.

Tal vez hoy en día, cuando se publica un ensayo, se tiran todas las notas, todo lo que se ha escrito en la preparación es entonces obsoleto, pero para Warburg no, todo fue guardado y conservado junto con copias de la correspondencia de las cartas que envió, lo que hace que nuestro archivo sea muy valioso, porque tenemos copias de las cartas que los destinatarios nunca guardaron o de las que no sabemos dónde terminaron, por lo que tenemos las copias de lo que escribió y las respuestas. No al cien por cien, pero sí bastante completa, por lo que la historia también puede reconstruirse ahí.

Bilderatlas Mnemosyne, Panel 39, Cortesía del Warburg Institute de Londres

MG.- Para usted ¿cómo ha cambiado la visión del archivo en la Historia del Arte desde el Atlas Mnemosyne?

CW.- El término Bilderatlas no era algo innovador cuando Warburg comenzó a utilizarlo, es un término que se estableció a finales del Siglo XIX, pero él interpretó este medio de manera muy diferente. Lo utilizó para desarrollar un método, para verlo como un archivo, él lo llamo un inventario, pero más importante aún, un laboratorio; era como si los paneles fueran un trabajo en progreso. Por supuesto, Warburg quería sacarlos para publicarlos junto a sus ideas, pero le costó mucho decidirse por ciertas constelaciones, así que siguió siendo una fluctuación, un trabajo progresivo en el que -no sólo él, sino toda la comunidad en su biblioteca- trabajaron con el fin de visualizar realmente sus líneas de ideas. Esto funcionaba mucho mejor como un tablero de anuncios, por así decirlo, en lugar de un libro impreso.

También sabemos ahora que probablemente no estaba destinado a ser un libro encuadernado, sino tal vez paneles sueltos en lugar de tablas de un libro, por lo que también podría haber sido una especie de secuencia no del todo fija. El Atlas es de tal manera una obra inacabada, que está tan abierta a la interpretación y en una gama tan amplia de receptores que están interesados en ella por esto y sienten que les habla, pero en cierto modo es la esencia tal vez de su propia colección de fotografías usándolas para contar una historia.

Además de intentar transmitir sus ideas teóricas sobre la formación de los símbolos, por lo que hacer ambas cosas en una secuencia de imágenes, era probablemente imposible de hacer de manera convincente en algo que hubiera estado listo para ser impreso como un libro, y aun así hubiera mantenido sus ideas o hubiera sido capaz de transmitir estas ideas. Como no tenemos sus comentarios, hay una gran laguna en todo, dejándolo muy abierto. Estoy convencida de que podríamos reconstruir a partir de este tipo de estudios de casos individuales que ha hecho, podríamos reconstruir un comentario hasta cierto punto ciertamente.

MG.- Cuando estudiamos historia del arte leemos mucho, pero con el Atlas eso no ocurre porque está repleto de imágenes, y es increíble cómo a través de las imágenes se pueden estudiar dos épocas diferentes. En el caso de nuestro proyecto es precisamente que lo que estamos haciendo, es una forma visual de conocimiento y creo que es algo fantástico. Tengo mucha curiosidad por saber esto. ¿Cómo es su trabajo en el Instituto Warburg? ¿Qué hace usted? Porque creo que es el sueño de todo historiador.

CW.- Quizá en cierto modo, pero creo que, junto al director, me siento responsable por el mayor espectro de cosas que tengo que hacer. En teoría, soy la única responsable del archivo como departamento, pero en la práctica tengo a alguien que me ayuda, una especie de asistente, así que trabajamos juntos. Todo archivo necesita ser catalogado para ser accesible, por lo que el archivo del Instituto Warburg ha estado funcionando como un departamento sólo desde principios de los años 90, yo soy la segunda archivista responsable de la colección.

Todavía estamos catalogando, somos lentos porque hay tanto interés en el archivo que la mayor parte de mi tiempo se ocupa en responder a las solicitudes, correos electrónicos pues tenemos un montón de usuarios; muchos de ellos -yo diría que la mayoría- sigue viniendo a ver los documentos de Warburg. En un año normal apenas tenemos usuarios porque vienen sobre todo del extranjero, tenemos unos cien usuarios al año, que son muchos porque nadie paga por un día, algunos se quedan incluso durante semanas.

Hacemos reproducciones, sobre todo fotografías que poseemos, así que tenemos que procesar los pedidos, pero también creo que la mayor parte de mi trabajo ahora es promocionar la colección. Por ejemplo, en los últimos dos años he sido la principal responsable de la exposición del Atlas, que se inauguró en Berlín hace un año y ahora está en Bonn y luego estará en Hamburgo.

Es mucho trabajo, no soy la curadora pero soy responsable de nuestra parte del Instituto. Hay mucho trabajo administrativo, es trabajo de registro, también enseño y hago introducciones a la colección y hago algo similar a lo que estoy haciendo ahora, entrevistas o conferencias. Trabajo junto con mis colegas en el Instituto, asisto a los eventos de este y cosas por este estilo, así que es un trabajo muy amplio.

Además estoy haciendo mi propia investigación que es muy cercana a mi corazón y mis intereses. También estamos en la preparación de uno de los volúmenes importantes para las obras recopiladas de Warburg, que fue programado en 1932. Es una especie de lista de los volúmenes que estaban destinados a salir, y eso es difícil porque muchos de estos textos no son textos propiamente, tienen que ser reconstruido y luego fragmentos. Es bastante desafiante, pero importante para poner estos textos dentro de los marcos de la obra de la vida de Warburg.

Bilderatlas Mnemosyne, Panel 47, Cortesía del Warburg Institute de Londres

MG.- Estamos cambiando constantemente y nos convertimos cada vez más en una cultura visual. Por eso creo que cada día el Atlas Mnemosyne cobra más sentido y el archivo es más importante. ¿Cómo ve el archivo del Instituto Warburg en el futuro?

CW.- Bueno, hay una gran demanda para tener más cosas disponibles digitalmente. No es tan fácil como a veces parece (que simplemente se digitaliza y ya), porque si lo haces correctamente tienes que construir el catálogo, los metadatos y mantener los archivos digitales. Realmente no hemos adoptado una política digital, pero puedo ver que eso será parte del archivo del futuro, hemos catalogado completamente la correspondencia de Warburg, así que esa es la parte mejor catalogada del archivo. Son 38.000 cartas, básicamente todas las cartas de la vida de Warburg, de las cuales él escribió 15.000.

Por el momento creo que la gente seguirá estando interesada hasta un momento en el que todo esté disponible, pero surgirán nuevas interpretaciones y preguntas. En general, no veo un gran cambio en nuestro papel. El archivo del Instituto Warburg y los documentos de Warburg han sido comparados con Walter Benjamin u otras figuras similares importantes de pensadores del Siglo XX. Es una situación diferente porque tenemos este enorme archivo, además que Warburg publicó poco, y poco se ha publicado, solo de forma póstuma.

El futuro del archivo creo que cambiará el interés en diferentes campos, por lo que otros archivos se volverán más importantes y digamos que la Italia del Renacimiento ha sido ampliamente investigada en el pasado, por eso tal vez no haya un mayor enfoque en estos días. También la cultura material se vuelve interesante, el Instituto tiene una enorme colección fotográfica, que sería otro archivo, uno archivo fotográfico y de alguna manera estas colecciones fotográficas materiales parecen haberse convertido en superfluas, otras instituciones las han tirado porque necesitaban el espacio, pero ahora la gente se está interesando en la materialidad de estos documentos, como muchos de ellos tienen inscripciones, todas y cada una de las fotos se puede ver la historia y lo que hay detrás.
La Historia o la Historia del Arte se desarrollaron en el Siglo XX a través de los medios de comunicación, por lo que creo que siempre habrá un nuevo interés por los materiales originales y no veo el final de eso por ahora.

Puedes acceder a la conversación completa (en inglés) entre Manuela García y Claudia Wedepohl en video, en el siguiente enlace: https://www.youtube.com


Estudiar el paisaje en sus múltiples entendimientos y representaciones es lo que nos hemos propuesto en Atlas Inconcluso de un Paisaje en Proceso, un proyecto de Espacio Proyecto Libertad, coordinado por Manuel Vásquez-Ortega, Manuela García Monsalve y Raúl Rodríguez, auspiciado por el Instituto Goethe y apoyado de Tráfico Visual. Participan: Ángela Bonadies, Analy Trejo, Eduardo Vargas Rico, Costanza De Rogatis, Manuel Eduardo González, Eddy Chacón, Julia Zurilla, Hayfer Brea, Leonardo Almao y Paola Nava.

Agradecimientos especiales al Profesor Bill Sherman, Director del Warburg Institute de Londres.

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