El 25 de noviembre Espacio Monitor estrenó nueva sede en el Centro de Arte Los Galpones con una innovadora propuesta expositiva. Se trata de Serendipia ˃ Instalar, primer módulo de su ambicioso proyecto Serendipia, con el que pretende desarrollar una serie de exhibiciones y experiencias artísticas que detonen reflexiones y cuestionamientos en torno al arte y la tecnología.
Al respecto, el director de la galería Luis Miguel La Corte comenta: “Venezuela es un país tradicionalmente abierto al mundo, al pensamiento y la creación contemporáneas, por eso llama la atención la distancia emocional y hasta un cierto prejuicio que se mantiene, tanto en el público como en las instituciones, hacia las manifestaciones que abordan la relación entre arte y tecnología. Esto, es cierto, no es algo que suceda exclusivamente en Venezuela, sino también en el mundo: se sabe que el Arte y la Tecnología (o la Ciencia) han estado íntimamente conectados desde siempre, pero tienden a ser vistos como dos universos diferentes que deben mantenerse separados so pena de contaminación o desnaturalización. Sin embargo, ahora somos testigos de un fenómeno contrapuesto: de esa visión prejuiciada estamos pasando a un auténtico frenesí mundial con el llamado blockchain art y los NFT. ¿Este fenómeno, me pregunto, no tendrá rasgos exactamente contrarios?”
Esta es justamente una de las reflexiones que busca detonar el proyecto Serendipia, en cuyas sucesivas ediciones irá abordando distintos ejes temáticos relacionados siempre con esta cuestión.
“Más allá de modas ―puntualiza La Corte― lo que quisiera hacer con este proyecto (Serendipia) es dar a conocer, en una serie de exposiciones sucesivas, expresiones artísticas genuinas que surgen del encuentro de los artistas con el formidable repertorio de posibilidades que brindan las nuevas tecnologías. Por supuesto, poniendo énfasis en la creación, en la propuesta artística y no en el espectáculo.”
Este primer módulo pondrá el acento en lo referencial con la intención de contextualizar su tema central dentro del ámbito artístico venezolano y también internacional. Pensado a modo de instalación, reunirá las obras de 36 artistas que han abordado, de distintas maneras y en distintos contextos temporales, el hallazgo, el código, los algoritmos o cualquiera de los procesos o procedimientos que de algún modo vinculan el arte con la tecnología.
Como primera referencia del arte venezolano, pionero de indagaciones previas y precursoras de lo que será reconocido más adelante como arte por computadora, encontramos al maestro Carlos Cruz-Diez, quien, gracias a ese hallazgo inesperado que le reveló la potencia creativa de la inducción del color como experiencia, pudo desarrollar una investigación que se ha convertido en un legado de valor incuestionable para las artes a nivel mundial.
Otro referente que estará presente en la muestra será Nam June Paik, conocido como el padre del videoarte. Fue el primero en introducir el aparato de TV de tubos de rayos catódicos dentro del espacio exhibitivo, inaugurando de esa forma una serie de cuestionamientos sobre el sentido de la (inter)relación que ese medio establecía con el receptor, y de las implicaciones, en cuanto a control y comunicación, de lo que comenzaba a perfilarse como civilización globalizada.
Rolando Peña, de larga y consolidada trayectoria dentro del ámbito de la performance, la instalación y el videoarte, participa con su obra Homenaje a John Cage, y Carlos Castillo presentará su obra Intento de vuelo fallido, dándole así continuidad al significativo aporte de Paik al incluir lo imprevisto, desde la estética del súper 8, como detonante de posibles y relevantes cuestionamientos.
Magdalena Fernández es otra referencia innegable en este campo del arte. Sus investigaciones sobre la luz, las tramas y las formas le han servido de fundamento para la producción de experiencias estéticas de alta factura e intensidad poética, a partir de la instalación, el video y la obra material. En esta ocasión serán obras de su serie Pinturas móviles las que estarán presentes.
Junto a ellos estará también El reloj poético 3.0, del artista venezolano Yucef Merhi, pionero del arte digital en Latinoamérica. Su reflexión sobre el tiempo, puesta a funcionar a partir de una convergencia entre lenguaje natural y lenguaje de programación, teniendo como fundamento la poesía, abrirá la posibilidad a los visitantes de experimentar, en presente y de manera inusitada, la dimensión de su propio transcurrir.
Pedro Morales será otro de los artistas que formarán parte de este grupo de referencia en lo que constituye, dentro del arte venezolano, la vertiente pionera de propuestas que incorporan los medios tecnológicos.
Se trata, en general, de una constelación de valiosas propuestas de artistas, cada una con particularidades significativas que le otorgan relevancia dentro del campo en cuestión: Alessandro Balteo-Yazbeck, Iván Candeo, Luis Romero, Luis Molina-Pantin, Enrique Moreno, Luis Poleo, Emilio Narciso, Cipriano Martínez, Luis Arroyo, Vasco Szinetar, Isabel Cisneros, Ramsés Larzábal, Alberto Cavalieri, , Rodrigo Machado Iturbe, Muu Blanco, Gerardo Rojas, Pepe López, Dulce Gómez, Alexander Gerdel, Dianora Pérez-Montilla, Ana Mosquera, Jesús Moreno-Granados, Cristian Guardia, Rafael Arteaga, Efraín Ugueto, Salomé Rojas y Sebastián Llovera.
Lo que se pretende, de esta manera, es que la muestra propicie el establecimiento de diálogos entre distintas generaciones.
Para ello, los artistas Elizabeth Cemborain y José Luis García R., junto a Daniela Díaz Larralde como investigadora, asumirán especulativamente los roles de curadores, museógrafos y coleccionistas con la intención de componer una gran instalación donde las obras de los artistas invitados se integrarán con parte del mobiliario y de los objetos de sus talleres, así como con algunas de sus propias creaciones.
Al respecto, Cemborain comenta: “Buscamos integrar parte del mobiliario y de los objetos de nuestros talleres como un ejercicio referencial/relacional, que puede entenderse como un modo de representación del escenario habitual dentro del cual ocurren nuestros procesos creativos. Resulta un reto, hasta de carácter lúdico, componer la instalación con dichas consideraciones presentes: generar ese espacio de convivencia entre objetos e ideas”.
La intención es que entre el objeto y la obra los límites se confundan, se diluyan, de manera que sea ese espacio impreciso entre ellos el que genere preguntas y active en el espectador la necesidad de explorar posibles delimitaciones que permitan darle algún orden a ese caos. Delimitaciones que necesariamente exigirán prestarle una atención inusual a cada objeto, trasto u obra contenidos dentro de esa amalgama de formas.
“La disrupción ―añade García― activará así en el espectador la pregunta, el cuestionamiento, la atención de la mirada que se verá obligada a discernir tanto los bordes de cada cosa como las posibles relaciones que sus significados, reconocidos o atribuidos, puedan aportar a modo de referencia orientativa”. En otras palabras, parece que lo que se pretende es activar en el observador no solo su capacidad de ver, sino la de producir sentido a partir de lo que ve.
Cemborain y García son artistas que han mantenido, durante el desarrollo de su obra, un vínculo estrecho con los medios tecnológicos y con las posibilidades de exploración creativa que estos ofrecen, incluyendo diferentes indagaciones a partir del glitch o fallo tecnológico.
De ahí surge el interés por abrir juntos un espacio que permita activar procesos de convergencia entre sus propias prácticas, en diálogo constante con los referentes artísticos y las obras de otros artistas que también compartan actualmente o hayan compartido, en algún momento de su trayectoria o en otros contextos temporales, intereses afines.
Se pretende además que esta exposición presencial conviva con una plataforma virtual creada por la propia galería, donde este mismo grupo de artistas, por invitación expresa de los curadores, podrán alojar obras creadas específicamente para ese espacio paralelo, como valores no fungibles, a partir de parámetros que respondan al entorno digital.
Acercar estas experiencias es la intención, a ver qué detonan esos encuentros, esos diálogos. Una forma de mostrar, de representar lo que ha sido dicho a través de la materialización de una obra, y también lo que los objetos que la produjeron pueden llegar a decir. Objetos que son restos, trastos, en estrecha convivencia con las obras que, de una u otra manera, produjeron. Y que conviven, al mismo tiempo, con la obra inmaterial, intangible, que coexiste así con el estado matérico previo a su existencia.
Lo que se busca de esa manera es propiciar conexiones significativas inesperadas, entre obras y objetos, que activen la reflexión o incluso el desconcierto en el espectador como detonantes del deseo de indagar, de descifrar, de intentar comprender qué es eso que está ahí y por qué y para qué está ahí. ¿Qué es eso que se intuye?, ¿dónde está la obra?, ¿qué la define?, ¿qué está diciendo?, ¿cuál es su valor? ¿Dónde está el límite entre obra y objeto, entre objeto y trasto? ¿La obra de arte, acaso, está en proceso de convertirse ella misma en trasto?
Este primer módulo del proyecto, titulado Serendipia ˃ Instalar, tendrá como eje temático el error, lo inesperado, el hallazgo. La inauguración tendrá lugar el jueves 25 de noviembre de 2021, en el Galpón 7 del Centro de Arte Los Galpones, nueva sede de Espacio Monitor, y estará abierta al público hasta marzo de 2022. En el marco de la muestra se organizarán distintos eventos con la intención de potenciar su alcance reflexivo. Podrá visitarse de martes a sábado, de 11 am a 6 pm y domingo de 11 am a 4 pm.
Fuente: Espacio Monitor