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La “Hermanidad” como trascendencia: Reflexiones hacia el “campo del arte” y la vida desde la red micelial

Esporas e hifas de hongo y similitud con las micro-estructuras humanas. Imagen tomada de internet.

El término “Hermanidad” es una palabra no usada o no aceptada en las terminologías del ensayo y de la lengua española; sin embargo, valiéndonos de ciertas e “imaginarias” licencias del lenguaje ante nuestro futuro incierto, asumimos esta terminología tan particular y necesaria, como significativa, para referirnos a una simbólica (y también urgente) adición-asunción de palabras: Humanidad + Hermandad = Hermanidad. El Premio Nobel Gabriel García Márquez, en su discurso sobre “Jubilar la Ortografía”, durante el I Congreso Internacional de la Lengua en 1997, en México, señaló la importancia del término “Condoliente”, no aceptado por la Real Academia Española, RAE. Dijo García Márquez en tal declaratoria: “…la palabra condoliente, que se explica por sí sola, y que tanta falta nos hace, aún no se ha inventado”. Me atrevo, entonces, a sumar tal conexión con el término “Hermanidad” a manera de reflexión dialógica, crítica y conectiva. Si analizamos con detenimiento, la humanidad, desde hace muchos años, ha ido perdiendo, muy lamentablemente, gran parte de su sentido de la hermandad (¿“sentido de la vida”, según Victor Frank, y quizás la ausencia de un “Ikigai global”, para los japoneses?). Esto sucede no sólo hacia sí misma, sino hacia el Todo como familia evolutiva. Somos animales mamíferos placentarios; es decir, tenemos hermanos animales igualmente, porque el término no abarca sólo lo humano-animal, sino el Todo en la hermandad. Y el Todo es el Todo. Retomando a Gabriel García Márquez, no somos “condolientes” desde nuestro propio cuerpo-nido-hábitat o planeta desde el amor y el dolor entre todos; al contrario, nos alejamos y afectamos a nuestros hermanos y hermanas, animales, vegetales, minerales, “fungi-seres” o reino de los hongos y el mega mundo micelial, sumado a todos los demás elementos misteriosos, subterráneos y los del exterior, como atmosféricos, incluso cosmológicos. Es casi una ilusión imaginar a nuestra soñada “hermanidad” deseada (hermandad expansiva y utópica) hecha realidad. Cada ser humano es un ser bio-psico-socio-natural-cósmico-espiritual. Híbridos somos, tanto a partir de nosotros mismos como hacia las imbricaciones estructurales de mayor hibridez-desde lo micro y nano-mundo que somos, hasta lo macro y el multi-verso (véase mi texto: “El Uno es el Todo y al revés” en  https://praxisrevista.com/2023/10/26/__trashed/  ).  

En 1902, hace más de 120 años, el biólogo ruso Pier Kropotkin, publicó su obra más fascinante: “El apoyo mutuo, un factor de la evolución”. Pier demostró que es a través del apoyo y la ayuda mutua en la naturaleza –y no a través de la lucha despiadada de todos contra todos- como las sociedades humanas han podido evolucionar. Kropotkin encontró suficientes hallazgos de “mutualismo” en especies animales desde relaciones colaborativas donde plantas y animales cooperan para ayudarse unos a otros. Los ejemplos son demasiados, seguramente miles o millones, quizás. Sin embargo, terriblemente los diálogos y cooperación accionada “interespecie”, mutualistas y de colaboración convivencial entre todos los seres y más allá de ellos, se sigue reflejando en desestructuración violenta como problema ante la acción humana poderosa, no colaborativa, a nivel global, que a su vez va desequilibrando al Todo. Esta situación de amenaza resulta cada vez más alarmante, porque nos revela de modo sistémico la des-unión esencial a partir de nuestras estructuras de vida no cooperantes, o en desequilibrio.

Al hablar de seres humanos ante “seres no humanos”, dicho panorama genera separación y poca posibilidad de diálogo profundo al tratar de internalizar un compromiso de hermandad-orgánica-real e inorgánica entre iguales, como en una familia expandida. Los seres humanos somos, exactamente, animales mamíferos placentarios, pertenecientes al orden Primate, familia Homonidae y género Homo, conectados a una larguísima hominización. Somos tanto homo-sapiens (hombre sabio) como homo-demens (hombre demente). El científico James Lovelock, dijo en los años sesenta que: “El planeta no es una piedra, todos somos parte de un súper organismo”. Somos uno y el Todo, pero fragmentados también en ese Todo.

Nuestra absurda visión antropocéntrica como humanidad, y hoy día planteada por algunos teóricos como Era del Antropoceno, o como parte de un momento histórico de superioridad destructiva, nos convierte en depredadores del todo: “animal no humano”, “vegetal no humano” y “mineral no humano”, al igual que del “reino fungi no humano” y “demás elementos no humanos”. El exceso de basura espacial y de miles de satélites activos en órbita, y en aumento, lo confirman. Es posible que el poder -sociedad de intereses- ya esté pensando en un “Plan B” si logran acabar con nuestro planeta, digamos su primer “Plan A”. Se trataría de asumir ahora “lo sintiente” como filosofía de hermandad ante “el otro nosotros” (otredad). La ciencia ha comprobado la familiaridad en el Todo. Desde nuestros elementos como hidrógeno, oxigeno, carbón y otros, presentes en el cosmos y las estrellas; el hecho de que somos más bacterias que células, al igual que el parentesco que poseemos en el ADN con todo animal y con los demás humanos en parentescos de sangre (somos una sola raza).

Artista Virginia Buitrón con sus proyectos de relación inter-especie, en este caso, dibujos hermosamente realizados por larvas de mosca al deslizarse ¿artistas animales? Son experimentos de Bioarte o de un “Arte de lo Vivo”. Por otro lado, también se necesita un Bioarte más comprometido con lo ético y el No-abuso de la naturaleza. Imagen tomada de internet.

Usamos con error ciertas terminologías. La palabra “racismo” podría definirse, grosso modo, como la acción de menospreciar, dominar o marginar a otra raza. Pero si no hay razas, porque somos una sola raza o especie, entonces es incongruente y absurdo hablar de racismo. En todo caso, somos “sometedores” de una parte de nuestra misma raza o familia evolutiva humana. Marginamos al supuesto “diferente”, dígase extranjero, migrante, afrodescendiente o aborigen, etc. Pero no es sometimiento siempre igual al “diferente”, todo dependerá de la situación económica y del nivel de poder que éste “otro” tenga en ese momento. Guamán Poma de Ayala, importante cronista indígena peruano del siglo XVII, describe la esclavitud en el propio imperio incaico en su obra “Nueva Crónica y Buen Gobierno”. Hace aproximadamente 200.000 años, en un lugar del África subsahariana, vivió una mujer, una especie de “Eva Mitocondrial”, la “Gran madre Eva”, diríamos como metáfora. Y si fue nuestra “madre negra universal”: ¿por qué destruimos y sometimos a la peor crueldad y humillación a nuestros pueblos hermanos; o sea, a nuestros familiares antiguos directos? Por todo ello, el ser humano es el ser, excepcionalmente, contradictorio por su libertad de raciocinio, usado desde el poderío, y no como trascendencia de hermandad-“hermanidad”. De tal desastre ambiental mundial y humano actual, se nos muestra un panorama de “alarma o emergencia climática”, explotación humana y guerras, extinción de especies, contaminación, sobrepoblación, etc. Cabe entonces la frase irónica de la científica Donella Meadows al declarar que: “Pasaremos a la historia como la primera sociedad que no se salvó a sí misma porque no era rentable”.

Tanto los sectores denominados de “izquierda” y” de derecha” en el poder, han actuado de modo parecido ante la naturaleza y ante el propio ser humano. Desde los años setenta, muchos científicos habían advertido el venidero desastre. La adicción por la acumulación de capital y la explotación humana, junto con destrucción de la tierra y del espacio, hace que las corporaciones, las potencias y los imperios no les importe el autocuidado de su propio nido, casita o hábitat.  Hoy día, se habla de Tecno-feudalismos (desde los poderes de Elon Musk y otros “jerarcas del mainstream”); otros críticos asumen que vivimos en el “digi-poder” o en los obsesivos “virtual-capitalismos”. Zygmunt Bauman reflexionó sobre lo que denominó como “modernidad líquida”, “sociedad líquida” o “amor líquido”, para definir un momento de la historia actual, en el que las realidades de “cierto equilibrio” como logros estables o sólidos de nuestros abuelos, dígase el trabajo y el matrimonio para toda la vida, se han desvanecido. La precariedad y lo inseguro es lo actual, lo líquido, lo que se riega. Francis Fukuyama, en su obra “El fin de la historia”, planteaba de algún modo o asomaba sorteando posibilidades, que el futuro quizá sería cercano a las estabilidades de un supuesto “liberalismo armónico” (“una especie de neoliberalismo sin malestar”). Al parecer se ha equivocado con creces. Hoy día, estamos ante el súper-desastre. Y notemos que todos los ámbitos y todas las realidades se entrecruzan y pueden o deberían ser parte de soluciones, asumiendo una nueva conexión desde lo ecléctico y desde la apertura de todo pensamiento hasta su hibridación-contaminación necesaria. Luego desarrollaré este punto. Y es allí donde el arte como campo (Pierre Bourdieu) o sistema, o sea, como algo más estructural, podría volverse parte del entrecruce necesario. El entrecruzar “campos” se hace vital hoy día. Incluyendo el desatar nudos presentes en los pensamientos únicos y ortodoxos, reaccionarios o intocables, hablamos sobre la hibridez y fusión o “contaminación” del pensamiento humano para superar toda pureza. Cuando hablamos de diálogo entrecruzado hablamos de aperturas y rompimiento del pensamiento unidimensional y herméticamente domesticador. Los diálogos reflexivos y críticos entre el pensamiento académico y el no académico, lo disciplinario, lo inter, trans, multi y la in-disciplina inclusive, se conjugarían en el encuentro dialógico, que permea y re-construye-de-construye, pasando además por las otras formas de pensamiento de tipo popular, aborigen o milenario y demás filosofías.

El pensador uruguayo Luis Camnitzer, en su texto “La enseñanza del arte como fraude”, nos dice que: “…La función del buen arte es justamente la de ser subversivo. El buen arte se aventura en el campo de lo desconocido; sacude los paradigmas fosilizados, y juega con especulaciones y conexiones consideradas “ilegales” en el campo del conocimiento disciplinario.  El enfoque que se reduce a la fabricación de productos evita estos temas; se confirman las estructuras existentes y la sociedad permanece calma y embotada. Se genera así lo que me gusta llamar el artevalium…”  (Consultado 10-8-2025 y disponible en https://esferapublica.org/la-ensenanza-del-arte-como-fraude/ ).

El re-estructurar o acercarse a cierta transformación global y local (glocal), eco-social también, va más allá y por sobre “el arte mismo” como posible burbuja.  La finalidad no es solo fortalecerse “dentro del arte” y del “campus”, sino dentro de la vida misma en transformación. A veces, el arte, por sí solo, no es suficiente. Hablamos de ONGs, activismo horizontal -ni partidista, ni vertical- de asamblea comunitaria, pedagogías críticas, profesionales diversos en forma dialógica, críticos, curadores, museógrafos y museólogos, artistas y comunidades, instituciones y líderes naturales, convenios para proyectos de auto-sostenimiento, arte dialogante y economía popular, derechos humanos, arte catártico, pedagogías liberadoras y artísticas con grupos en situación de refugio o privados de libertad, migrantes forzados, personas con enfermedades terminales, víctimas de exclusión grave o guerras, etc. (Véase mi documento: “Entrecruzamientos, “Arte público”, políticas culturales efímeras y la ciudad –que no es casa-“ : chrome-extension://efaidnbmnnnibpcajpcglclefindmkaj/https://www.saber.ula.ve/bitstream/handle/123456789/42649/enderrodriguez.pdf?sequence=2&isAllowed=y ). Partiendo de premisas de “hermanidad”, se podría pensar y plantear todo tipo de prácticas humanas y de vida y relacionamientos simbióticos, mutuales y empáticos, llevado al Todo, a lo artístico, lo experiencial, la co-creación, la “relación tecnológica nueva” con la naturaleza –hermanada- como ente sagrado superior y creador, a su vez.

Talleres de recuperación psicosocial y arte (auto-representación resiliente) entre madres e hijas en frontera. Año 2008. Alto Apure. Talleres y foto: Ender Rodríguez con la ONG Servicio Jesuita a Refugiados.

Traigo a colación, de modo importante, las experiencias, artivismo y arte contextual de la artista mexicana Laura Anderson, a quien conocí en la Amazonía venezolana a inicios de los noventa, cuando trabajaba en comunidades yanomami Yanomami book Project (Owë Mamotima), desde organizaciones no gubernamentales, en proyectos de creación de papel artesanal con fibras vegetales, intervenido a manera de libros con su mitología y sus propias tinturas. (Video shapono en http://www.lauraandersonbarbata.com/work/mx-lab/yanomami_owe_mamotima/shapono_video/ ). De estas propuestas, que la artista denomina en su página web como “arte social”, podemos ver otros acercamientos, intervenciones y colaboraciones a manera de mixtura entre pueblos aborígenes, rurales, campesinos y cultores con proyectos donde Laura conecta el tema de la transgresión y el artivismo con zanqueros de México y las Antillas, entre otros, intitulado: “Transcomunalidad”.

Laura Anderson Barbata junto a Yanomamy Owë Mamotima en trabajo de la comunidad yanomami. 1992.  Imagen tomada de internet.

“…Tejiendo La Calle es un proyecto abierto a la participación. Se realiza un proceso de producción durante el año que se completa con una instalación de los elementos elaborados en el espacio público de Valverde de La Vera en España. Comenzamos la actividad en 2013, este año ha tenido lugar la segunda edición. “El acto de tejer se convierte en una metáfora de la vida diaria, y también en una herramienta para construir espacio, construir grupos y comunidades, actividades e ideales que de otra forma permanecerían escondidos, olvidados o perdidos… Jessica Hemmings, In The loop, Knitting Now…” ( Tomado de: http://www.morethangreen.es/tejiendo-la-calle-parasoles-de-ganchillo-creando-ciudad-por-marina-fernandez-ramos/ ).

Partiendo de premisas de “hermanidad”, se podría pensar y plantear todo tipo de prácticas humanas y de vida desde relacionamientos simbióticos, mutuales, y empáticos, llevado al Todo, a lo artístico, lo experiencial, la co-creación, la “relación tecnológica nueva” con la naturaleza –hermanada– como ente sagrado superior y creador a su vez. En ese mismo orden de ideas, podemos hablar-reflexionar también sobre la naturaleza como un “ente artista”, y no como “macro-objeto” a ser utilizado a conveniencia del poder creador humano para ser convertido en “un arte”; o también ubiquemos al ser humano a veces como “mediador o productor de escenas creativas” en colaboración con la Madre Natura. La “Naturaleza como Artista” y en otros momentos como Co-autora. Todo ello abriría posibilidades inimaginables (Véase el texto consultado el 06-08-2025 y disponible en https://traficovisual.com/2025/06/14/el-bosquio-o-la-naturaleza-como-ente-artista/  ).

La Naturaleza es también la Artista o el “Ente Artista”, porque crea desde su biomultiplicidad, modela, pinta, hace similitudes digamos de performance o instalación, sus formulaciones y resolución de figura, forma y fondo, tridimensionalidad y utilidad para nosotros sobrevivir como humanos. No solo es arte la fotografía hecha por el ojo, la tecnología y el dedo humano. Sección pulida de un mineral llamado “Teepee Canyon agate”. University of, Wisconsin, USA. Imagen obtenida por estereomicroscopía: 90X por Douglas Moore. Año: 2016. Imagen tomada de internet.

Para el filósofo chileno Claudio Naranjo, el asunto global y filosófico: “¿Es que estamos en un mundo meramente para comer y reproducirnos? ¿O responde la existencia humana a un propósito que en nuestra ignorancia colectiva hemos olvidado? No trataré de argüir sobre ello, sino tan sólo de expresar mi parecer de que prácticamente la humanidad ha llegado a vivir vidas sin sentido; y que si esto no lleva a suicidios masivos es porque gran parte de la humanidad ha perdido la consciencia de su inconsciencia, llegando a robotizar a tal punto que no es capaz de hacerse siquiera la pregunta acerca de lo que verdaderamente quiere de su vida”. (Cita extraída del libro “La revolución que esperábamos”, Ediciones La Llave, 2013).

Ante tanta catástrofe incluso algunos hablan sobre sentí-pensar que vamos hacia una cierta idiocracia (gobierno y sociedad de idiotismo, a su vez adictos al móvil y al sin sentido) o también hacia la digito-cracia manejada por poderosos.  Aldous Huxley imaginó un “Mundo Feliz”, pero infeliz.

Lamentablemente, la “red madre miceliar” del reino Fungi de los hongos es poco conocida por nosotros. Podríamos explorar y descubrir que se nos ofrece como camino futuro y éste se conecta totalmente a los postulados del mutualismo animal y simbiótico de Pier Kropotkin. El biólogo chileno Humberto Maturana habla de la “Biología del Amor”, y de la autopoiesis donde plantea que: “Los seres vivos no humanos no compiten, se deslizan unos entre otros y con otros en congruencia recíproca al conservar su autopoiesis…” Esta “autopoyesis” –palabra usada también– viene del griego: “…auto, ποίησις [autopoiesis] ‘a sí mismo…”. Ahora fijémonos que la red del micelio pertenece al reino no animal ni vegetal, pero vive hermanado a ellos. En el campo del arte y de sociología, en el artivismo y desde lo intelectual y otras áreas, se viene reflexionando sobre la socio-protección como efecto verdadero del mundo miceliar, algo sumamente sorprendente.  Antes se hablaba de rizomas y nodos al intentar acercarnos a estructuras cooperantes, que formaban parte de algo mayor. Si observamos hacia el exterior, algunos científicos hablan de multiversos, no de un universo; además el espacio no para de crecer, según varios especialistas. En algunos casos hablamos de ecosistema del arte, no necesariamente en equilibrio.

Obra “Micelio”. Compañía: Mdmar. Tomado de internet.

La convocatoria denominada “Micelio” se plantea alternativamente que: “El micelio es una red subterránea de vida interconectada que demuestra la sorprendente habilidad de los hongos para cooperar y comunicarse. Más que simplemente intercambiar recursos, estas redes interpretan y responden activamente a su entorno, demostrando que la interdependencia es clave para la vida. Igual que el micelio, las personas construimos sistemas de intercambio que nos conectan y nos permiten negociar y habitar el planeta de manera cooperativa entre comunidades humanas y no humanas. Es por ello que esta convocatoria, enfocada a la conexión entre las personas y su entorno y al cuidado del planeta, adopta desde esta edición el nombre de Micelio…Grupo de comitentes: Un colectivo formado por personas de cualquier edad, origen o vinculación que tengan una meta común. Personas que operen en un territorio o contexto concreto y tengan una reivindicación, idea o deseo para mejorar su comunidad a través de un proyecto artístico. El colectivo puede ser formal o informal, estar legalmente inscrito como asociación o no…” ( Consultado 10-8-2025 y disponible en: https://hipermedula.org/2025/02/micelio-convocatoria-de-arte-participativo/ ) .

Pequeña muestra de Red miceliar. Hay micelios que miden más de 80 kilómetros, según estudios. Imágenes tomadas de internet.

Antes del primer film de la saga “Avatar”, del año 2009, no conocíamos mucho sobre el tema relacionado con el “micelio”. Se ha investigado menos del 10 por ciento del reino de los hongos. Según algunos autores, existe un sistema en red entre árboles, raíces, microorganismos, hongos y demás en un espacio boscoso para el beneficio global tipo “Wood Wide Web” -parecido a la red global de internet- según investigadores bajo la dirección de la bióloga forestal Suzanne Simard, en la Universidad de Columbia Británica, y sus colegas de la Universidad de Oregón. Este tema inspiró a James Cameron para el film “Avatar”. Este sistema en red de socio-colaboración protege a los árboles, como hermanos (¿hermanidad?), así sean de diferente tipo, de ataques; e incluso al ser talados en algunas partes el sistema hace todo para ayudarlos a sobrevivir administrándoles azúcares y otros elementos.

De igual modo, para Yasmine Ostendorf-Rodríguez: “El entramado micélico forma un sistema ecológico fascinante y encierra una profunda utilidad como metáfora de posibles formas de pensar y organizarse. De allí que cada capítulo de “Seamos como los hongos” se plantee como una enseñanza que puede abordar la colaboración interespecies, la descolonialidad y la muerte hasta nuestra relación con la incertidumbre. Articulado a partir de los senderos abiertos por Donna Haraway y Anna Tsing, la botánica Robin Wall Kimmerer, la compositora Pauline Oliveros, o el chamán Davi Kopenawa, entre otras complicidades, este libro demuestra que fortalecer las relaciones (entre humanos y no-humanos) a través de la escucha, el respeto, la paciencia y la confianza es tan importante como salir a la calle y organizar una revuelta. O quizás sea una forma diferente de hacer política”  (Consultado 10-8-2025 y disponible en  https://artslibris.cat/tienda/pensamiento/seamos-como-los-hongos-el-arte-y-las-ensenanzas-del-micelio/ ).

 En el siguiente texto se puede notar las conexiones de lo micelial y del panorama actual que tratamos en este ensayo: “En un momento de crisis ecológica y social, la necesidad de explorar formas alternativas de organización, colaboración y conocimiento se hace cada vez más evidente. El libro Seamos como los hongos. El arte y las enseñanzas del micelio, de la escritora y curadora Yasmine Ostendorf-Rodríguez, parte del mundo de los hongos para ofrecer una nueva manera de pensar el arte, la ecología y la vida en comunidad. El libro despliega una metodología y una forma de pensar que pueden activarse en comunidades, redes y organizaciones. La autora organiza talleres en colaboración con micólogos y otros entusiastas de los hongos frecuentemente para activar las enseñanzas del libro en grupo. Desde meditaciones miceliales hasta grupos de lectura y ejercicios de biomimética”  (Consultado 10-8-2025 y disponible en https://lavacaindependiente.com/las-ensenanzas-del-micelio-el-arte-como-conexiones-vivas ).

Contrario al Antropoceno como dominio neo-colonizador, algunos hablan de Capital-ceno (dominio-poderío desde el capital), es decir, generar otra salida alternativa holística y global-local (glocalidad) donde la vida nos enseña como revelación que la gran red micelial es un sendero o camino a seguir. Imagínense si hablamos de campos energéticos electromagnéticos. Cada ser humano genera un campo alrededor de él, de aproximadamente 2 metros cúbicos ¿Y el de los micelios gigantes qué?

Ahora bien, contrario a la belleza, a las posibles “nuevas modas de cooperación” o la perfección mutualista del micelio comparado con nuestro mundo actual, debemos decir, sin temor a la verdad, que una parte importante del “Sistema del Arte” (incluidos “campos del arte”) sumado a ciertos “Mercados del Arte”, se manejan desde la súper-especulación de la “obra de arte”, y de vez en cuando se hace el show de un “arte para multimillonarios”. Entonces, es allí donde parte de este Sistema del Arte, no se comporta “miceliarmente” ni cooperativamente (Véase mi texto:  https://liberatorio.org/del-divertido-banano-de-cattelan-al-mercado-show-de-esteticas-para-multi-millonarios/ ).

En 2011 (texto para Saberula: “Arte contextual, promiscuidad e indisciplina del pensamiento. Tres visiones contemporáneas en el arte venezolano: Javier Téllez, Argelia Bravo y Juan Carlos Rodríguez”), planteé el tema de la necesidad de generar una “promiscuidad del pensamiento”. Ojalá no se tome a mal tal declaratoria crítica-simbólica, y quizás por metafórica pueda parecer confusa, pero no lo es para nada. Me refiero a fusionar todo pensamiento, que haya una “especie de coito” o “juntura”, hacerse hibridez, entrecruzarse, relacionarse tanto adentro como afuera sin miedo a la contaminación, a la reproducción simultánea, hablamos de dialogar y volverse encuentro sin miedo a ensuciar la “supuesta pureza”, el dogma, la academia, el poder o lo simulado y evitable. El mundo actual en sus desmanes debe ser enfrentado de diversos modos, y en “todos los campos”, incluyendo el intelectual. Todas las nuevas iniciativas participativas, cooperantes o de modo micelial y simbiótica, son valederas e importantes, así como históricas y reveladoras de un modo diferente al accionar actual en el panorama de las artes y de la sociedad.

“…El artista chino Ai Weiwei ha dispuesto 1.005 chalecos salvavidas de refugiados en forma de flores de loto para una instalación flotante en Viena. Titulada F Lotus, la instalación presenta 201 anillos, cada uno con cinco chalecos salvavidas usados por refugiados sirios, dispuestos en la forma de la letra F…” (Tomado de : https://www.dezeen.com/2016/07/20/f-lotus-ai-weiwei-installation-belvedere-museum-vienna-syrian-refugees-life-jackets/ ).

Justo ahora, que lo monumental, el “gigantismo instalativo” y la obra-objeto de gran tamaño y espectacularidad, pareciera ser el sendero legitimado por críticos, el mundo de los museos y del comisariato para hablar de temas delicados, graves, inhumanos y crueles. Temas sociales injustos como refugiados, migrantes y la trata de personas, etc, resulta ser una situación social traducida al “campo del arte”, a lo que se ha denominado “Arte Público” o “Arte en el Espacio Público”. Ahora me pregunto: ¿Dónde estará un arte denominado y accionado como “Arte Con el Público”? Hablamos entonces de lo “Condoliente”, según García Márquez. La artista colombiana Doris Salcedo ha realizado importantes obras contemporáneas de gran tamaño, tales como “Palimpsesto”, El “Contra-monumento”, la “Sin Título” -comúnmente conocida como “1550 sillas”- y demás trabajos en varios países, donde moviliza a muchas personas o coloca cientos de objetos como sillas, así como en el Palacio de Justicia de Bogotá en 2002.

Detalle de “Palimpsesto”, su más reciente obra, que se expone desde octubre en el Palacio de Cristal, en Madrid, sigue la misma temática de la pena y el duelo. Se trata de una enorme y técnicamente compleja instalación que tardó cuatro años en completarse e involucró un equipo de arquitectos, ingenieros hidráulicos, químicos y varios otros asistentes. La gigantesca obra de 7 kilómetros de Doris Salcedo, que se hizo en solo una semana para “urgir” la paz en Colombia. Pero el efecto es alucinante: el suelo de piedra de la instalación parece escribir en lágrimas los nombres de las víctimas de la actual crisis migratoria global…” (Tomado de:  https://www.bbc.com/mundo/noticias-42024593 ).

El análisis realizado en este ensayo no intenta competir ni tampoco negar el valor de tales piezas monumentalistas o hacer críticas extremas a tan interesantes y espectaculares obras. Sin embargo, sí se plantea revisiones críticas sobre una grave ausencia o vacío de acciones holísticas, eclécticas e híbridas, más propias “de un arte social” que incluya involucramiento directo y comprometido; es decir, con beneficios “cara a cara” hacia las personas o comunidades afectadas incluidas en el tema de las piezas. Aunque hablamos de otro proceso muy poco aplicado donde el “destacado o destacada artista” no sea el “destacado o destacada artista”, sino la propia comunidad de implicados-as. Háblese de participación -tanto en el antes y en él después de las obras- en la conceptualización y hechura, incluso se trata de becas de apoyo, salud, organización socio-cooperativa de tales “personas de carne y hueso”. Para ello se necesitan recursos y financiamientos varios, así como llegar a ponerse de acuerdo; y no se trata de hacer una crítica simplista al artista multi-premiado llamado a destacar, si no revertimos ahora el asunto a los “no-declarados artistas” como protagonistas. Nos incumbe tal situación actual por sistémica y estructural, para generar un “cambio real” en los manejos-procesos y conceptos, así como el accionar en los proyectos de un “arte social” sobre temas sociales y sensibles desde la raíz y del implicado -el ser plural- en tal herida social.

Imaginen ver a los “personajes involucrados” accionando-siendo autores-creadores, y me refiero a los sujetos y víctimas directas, a veces vistas como “personas-objeto de simbolismo visualizador” para mostrarse-representarse en esculturas, instalaciones, y demás fórmulas artísticas y estéticas hechas por el artista o creador destacado. Es muy importante que cada vez más las comunidades afectadas y marginadas puedan ser parte realmente activa (incluyendo autoría o coautoría, ganancias y otros procesos). Por eso hablamos de auto-creación y co-creación del propio afectado o afectada, las comunidades, desde metodologías de involucramiento, lo más horizontal posible, convivencia, y otras maneras de in-vivencia e inculturación dialogante de igual a igual (In-vivencia según el sociólogo Alejandro Moreno). Se plantea que los seres afectados directos pueden no ser de algún modo “pasivos” o sentirse utilizados por artistas o por instituciones, sino que puedan transformarse, transfigurarse en nuevos “sujetos activados”. Cada ser es una rica narrativa e historia de vida (el alemán Joseph Beuys decía que las personas eran de algún modo “artistas de la vida”). Hace falta, para tal idea sincrética, que haya grupos de profesionales de diversos ámbitos y ONGs, talleristas, activistas sociales y humanitarios, psicólogos, sociólogos, además de artistas de apoyo, críticos-curadores, y demás personas necesarias para el entrecruce posible y la acción amplia y holística. Tales posibilidades deben trabajarse desde la profundidad y complejidad que requiere, y no desde simplismos populistas y excluyentes, así como demagógicos acostumbrados -desgastados-.

En el campo energético sería fascinante imaginar muchos entrecruzamientos y vibraciones a la par, incluyendo al propio micelio como expansión gigante para reconectarnos. El planeta tierra vibra a variadas frecuencias, como la Resonancia Schumann, que se sitúa cerca de los 7.83 Hz. Ese “latido del corazón de la Tierra” es un fenómeno electromagnético configurado, desde tormentas eléctricas. Pero el cerebro emite diferentes tipos de ondas, cada una con su rango de frecuencia, por ejemplo: Delta (0.5-4 Hz, sueño profundo), Theta (4-8 Hz, meditación), Alfa (8-13 Hz, relajación), Beta (13-30 Hz, atención activa) y Gamma (30-100 Hz, procesamiento de alta frecuencia). La frecuencia vibratoria alta se asocia con emociones positivas como la gratitud y el amor. Entrar en contacto directo con la tierra crea un intercambio en el que la Mycobacterium Vaccae, una bacteria del suelo, entra en nosotros y desencadena liberación de serotonina, mejora el estado de ánimo y otras funciones beneficiosas cerebralmente. Los humanos poseemos por dentro más bacterias que células, por eso estamos familiarizados con el Todo. Lo micelial como madre red es una confirmación de la familiaridad y la necesidad de re-conectarnos. Somos conexión hasta con los astros y el cosmos. Vale la pena obviar ese tal “Plan B” para con nuestra casa-nido, y el arte es apenas un “campo muy estratégico”, que podría ser vital en el entrecruce y el accionar holístico-ecléctico.

Las sociedades, el tiempo y el futuro deberán asumir los nuevos procederes miceliares de vidas y obras en relación, las “historias de vida”, tantas piezas, acciones holísticas y trabajos en experiencias procesuales, más allá del arte. Todo quedará allí para la reflexión abierta, futura y plena. Hace falta mucho más espacio y apoyo a artistas y personas creativas y autodidactas con discapacidades, artistas y personas en situación de calle o privados de libertad, mujeres maltratadas y niñas con traumas, por tanto feminicidio cercano, becas para jóvenes talentosos de poblaciones vulnerables, etc.

Entre movimientos, fundaciones y otras iniciativas, he notado con satisfacción la canalización de proyectos latinoamericanos y de otras latitudes, a través del proyecto Vist proyect, y otras iniciativas como Entre-rios.net, Laescuela.art y demás. Hay experiencias que uno desconoce, pero que se están dando y generando de modo alternativo, y muchas veces sin mayor financiamiento. El arte y su campo, y todos los demás campos, debemos tratar de repensarlo todo, re-inventarnos, re-significar, formatearse para lograr la transformación dinámica, pero desde imbricaciones miceliares, de nodos que se van re-conectando, para luego abrirse cual capullo (“espiralado”). De eso se trata, de ser una sociedad fluida y de “pluricreacción”, con despertares críticos amasados en el ser-re-pensar-hacer. Hace falta inquirir a profundidad en las esencias de lo conflictivo e histórico y a la vez situacional para, progresivamente, quebrar incluso epistemologías y visiones del “pensar estático” y del silencio cómplice ante lo desastroso.

Queda mucho, o mejor dicho, queda demasiado por hacer y luego rehacer.

Ender Rodríguez

https://www.bbc.com/mundo/noticias-42024593

chrome-extension://efaidnbmnnnibpcajpcglclefindmkaj/https://des-juj.infd.edu.ar/sitio/upload/Maturana_Romesin_H_-_Emociones_Y_Lenguaje_En_Educacion_Y_Politica.pdf  

chrome-extension://efaidnbmnnnibpcajpcglclefindmkaj/https://www.saber.ula.ve/bitstream/handle/123456789/42649/enderrodriguez.pdf?sequence=2&isAllowed=y

https://www.dezeen.com/2016/07/20/f-lotus-ai-weiwei-installation-belvedere-museum-vienna-syrian-refugees-life-jackets
https://lavacaindependiente.com/las-ensenanzas-del-micelio-el-arte-como-conexiones-vivas

http://www.lauraandersonbarbata.com/work/mx-lab/yanomami_owe_mamotima/shapono_video/

http://www.morethangreen.es/tejiendo-la-calle-parasoles-de-ganchillo-creando-ciudad-por-marina-fernandez-ramos/

en  https://praxisrevista.com/2023/10/26/__trashed/

 

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