“Todos los ríos han tenido una infancia feliz pero pocos han sufrido tantos desprecios y desechos como el Guaire.”
Federico Vegas.
El río de Caracas fue cruzado por primera vez a través de un puente en 1873, pero sigue siendo una barrera para la vida urbana, convertido simplemente en una referencia histórica y geográfica asociada a la expansión de la ciudad hacia el sur del valle. El Guaire como noción de espacio es menospreciado, ha sido obviada su vocación para consolidar una red de lugares y oportunidades para vertebrar a Caracas, quizás por un desarrollo urbano signado por saltos abruptos ausentes de una planificación adecuada, pero sobre todo, por una inercia paralizante que ciertos prejuicios han generado; asumiendo a priori, que cualquier posible intervención que involucre al río como espacio del peatón pasa por el saneamiento de sus aguas, evitando una reflexión sobre su vocación como conector peatonal de la ciudad, un espacio para los habitantes de Caracas.
El Guaire es un espacio vital pero olvidado, que ya ha sido intervenido desde la lógica que impone cruzar su cauce para el crecimiento urbano y conectividad, incluidas las últimas intervenciones de índole vial sobre su cauce. Un enfoque pobre y restrictivo prevalece sobre las dimensiones reales de aprovechamiento del Guaire como espacio urbano. Es un río de cauce estrecho, a diferencia de otros cursos de agua que cruzan ciudades, lo que simplifica cualquier obra de infraestructura que pretenda cruzarlo. Bajo esta lógica se han permitido todas las intervenciones sobre él, nos preguntamos sobre la posibilidad de crear un grupo de plataformas que lo crucen con programas para la ciudad: recreativos, deportivos y culturales, todas ellas articuladas por paseos peatonales, ciclovías y parques entre las avenidas y el propio río. Estas plataformas colocadas en posición perpendicular al cauce del rio, complementan a los corredores peatonales, siempre limitados en su ancho por el tema vial, además de reconectar la ciudad desde el espacio público. La propuesta propone resolver una relación apropiada con la ciudad, que una baja altura del nivel del cauce promedio del rio con respecto al borde urbano en la actualidad es incapaz de ofrecer.
A través de intervenciones como estas, basadas en tecnologías factibles y de escala moderada, se pudieran comenzar a desdibujar los límites de una ciudad cortada. Atravesando la barrera en que se ha convertido nuestro río, el Guaire no solo merece ser cruzado sino también vivido como parte de la ciudad. Es imperante que traspasemos el cerco de nuestros prejuicios y alcancemos una comprensión de los valores de este espacio que cruza la ciudad, compromiso ineludible para una mejor vida. De esta forma el río no solo es el accidente sobre el cual se empeñan las lógicas más restringidas sobre el pensamiento de la ciudad, sino también aquellos que aspiran a una constitución del ser en sociedad.
Integrantes del Proyecto Ciudad Reactiva
Marx Avendaño
Alba Izaguirre
Ricardo Sanz