Tipos y contra-tipos. Arte, lenguaje, acción (apuntes)[1]. Primera parte

Por Félix Suazo

No hay dudas de la relación existente entre el cuerpo y el lenguaje. Pero, ¿qué va primero, el hombre o la letra?, pregunta Barthes[2]. ¿Quién precede a quién en el vasto tejido de la comunicación humana? El propio Barthes presume la indivisibilidad orgánica y simbólica de esta dupla: la letra es también figura y el cuerpo es también signo. De manera que hay entre los dos -letra y figura – un “trayecto circular” que supone la alternancia de sujeto y lenguaje en la que indistintamente uno toma el lugar del otro para referirse mutuamente. Se trata de una presencia doble, legible y visible, por un lado; actual y diferida, por el otro. Esas dualidades constituyen el terreno predilecto de ciertas prácticas  sensibles, fundadas en la experiencia simultánea de la visualidad y el lenguaje. Tal es el caso de la poesía visual, el performance y algunas otras proposiciones donde, según Kosuth, “el texto es la imagen”.

Centraremos nuestra intervención en el límite de la escritura y la imagen, borde ambiguo donde -tal como señalara Barthes- se balancean la letra y la figura, el logos y la sensibilidad. Esa zona límite también circunscribe el ámbito de competencia de dos disciplinas cercanas, aunque diferentes en sus propósitos: el diseño y las artes visuales. Ambas sustentadas en la lógica de la percepción y la configuración de significados. Ambas en movimiento pendular entre lo legible y lo visible. 

Pedro Terán. Alfabeto del cuerpo,1973 / Claudio Perna. Indios de la Gran Colombia, c. 1975

 

Dos artistas venezolanos –Pedro Terán y Claudio Perna-, pioneros del arte conceptual y el performance en el país, parecen ubicarse en la intercepción de la pregunta formulada por Barthes en torno al orden de aparición del hombre y la letra.

En 1973 Terán realizó Alfabeto del cuerpo (1973), trabajo compuesto por una imagen de su torso y un abecedario. El brazo derecho, el pecho y el cuello del artista se transparentan a través de las letras silueteadas, de manera que no hay distinción entre la piel y el signo.

En Indios de la Gran Colombia (Contra-carátula de Block Caribe, c. 1975) de Claudio Perna, la conjunción entre el cuerpo y el signo lingüístico se hace carnal e indiscernible. Tres sujetos forman las iniciales del artista: CP. Ambas proposiciones gravitan sobre el mismo interrogante formulado por Barthes, siendo el cuerpo el vehículo y la respuesta.

 

Leticia Parente (Brasil). Marca registrada, 1975

 

También la brasileña Leticia Parente se ubica en la línea de cruce el lenguaje y el cuerpo en la video acción Marca registrada (1975), en el que la artista cose con aguja e hilo la frase “Made in Brasil” en la planta de sus pies. Consuma allí la idea de la escritura como un tejido donde la palabra y la carne son indiscernibles.

Cildo Mireles en Brasil con Quién Mató a Herzoc? (1975) / Grupo Cada en Chile con No+Miedo (1983)

 

Sin embargo, ese enlace semio-corporal a veces se rompe, y no hay letra, palabra o frase que pueda restituir al sujeto ausente  como sugiere elocuentemente la instalación Aquí no cabe el arte (1971) de Antonio Caro, quien señala allí la tragedia de tanto deceso inútil, a propósito de las víctimas del conflicto guerrillero en Colombia. Frente a la fatalidad y la pérdida, el lenguaje puede  invocar la memoria o clamar por justicia, a la manera en que lo hacen Cildo Mireles en Brasil con Quién Mató a Herzoc? (1975) o el Grupo Cada en Chile con No+Miedo (1983). Aunque incapacitada para el milagro de la resurrección, la palabra tiene la capacidad de articular las voces de la multitud agraviada, ejemplo de lo cual fue el Movimiento Poesía-Proceso en Brasil en la década de los setenta, basado en la integración de lo lingüístico y lo accional de cara a las inquietudes sociales del momento.

Gran parte de las propuestas que comentamos tienen una dimensión performática en la medida en que conectan la palabra, el cuerpo y la acción. En ese ámbito, abordaremos el signo tipográfico como entidad nuclear, nodo de conexiones o índice articulado, lo que necesariamente nos conducirá a ámbitos cada vez más complejos relativos a sus usos y significados en el contexto social de la Venezuela contemporánea. Transitaremos entonces de los tipos a la manera en que estos configuran y dan “cuerpo” a las  tensiones, conflictos y urgencias de un país al borde del sin sentido.

 

Al pie de la letra / contra-tipos 

Deborah Castillo. Actividad discursiva, 2014/ Iván Candeo. Proposición de acción al Ejército de Venezuela, 2017

 

Algunos prefieren no pensar, seguir los dictados de arriba “al pie de la letra”, lo que significa, acatar de manera literal lo que se le ordena. Pero si algo tiene la palabra es que puede moldear el sentido de las cosas. En esos intersticios que hay entre una letra y la otra, entre la escritura y la vos, entre el lenguaje y el mundo, siempre hay margen para responder o actuar frente al pensamiento univoco.

Deborah Castillo e Iván Candeo trabajan en torno al incremento de la presencia militar en la vida nacional, especialmente a propósito de sus actuaciones frente a las protestas estudiantiles y cívicas acaecidas en 2014 y 2017.  En el performance Actividad discursiva (2014) Castillo colocó bajo sus zapatos el texto “zuela”, las dos últimas sílabas de Venezuela, de tal suerte que sus pasos funcionan como un lamido al suelo. Por su parte, en Proposición de acción al Ejército de Venezuela (2017) Candeo produjo una proclama impresa con instrucciones de mando para el ejército, donde solo se indican giros en el mismo sitio, a la derecha, a la izquierda, firmes.

 

Letra muerta / necrotipos

Hay momentos en que la palabra se hace cargo de encarnar un cuerpo que ya no está, convirtiéndose en epitafio o mausoleo.  “Encarnar” significa literalmente ocupar el lugar de una ausencia para hacerla presente. 

Enmarcado en el problema de la violencia en la frontera colombo venezolana, la video acción Tu vida no vale una puta mierda … (2010) de Juan José Olavarría, reproduce una advertencia de muerte por sicariato.

 

Teresa Mulet con la instalación Himno silente _Gloria al Bravo Pueblo (2014) hace una analogía luctuosa entre la letra del himno nacional hecha con bolsas de plástico negro y las víctimas de muertes violentas en Venezuela.

 

CN 1999 (2015) de Carolina Vollmer alude a la pérdida de significado de la Constitución Nacional, para lo cual recurre a una máquina trituradora de papel que engulle capítulo a capítulo el importante documento y lo devuelve hecho papelillo.

 

Los silenciados (2016) de Armando Ruiz invoca varios artículos constitucionales alusivos a los derechos humanos en un libro hecho con lienzo y sangre, en cuya portada se encuentra el escudo nacional.

 

Visto desde el lenguaje, el cuerpo ausente no es solo el del sujeto – víctima de la violencia o privado de voz y presencia por el cautiverio – sino también el de aquellas entidades o dispositivos que lo deberían resguardar, incluir o representar, ya sea  una carta magna, un escudo o un himno. Esas son los emblemas de un pacto normativo que debería acoger a todos los cuerpos que conforman una nación. Vulnerar ese pacto es omitir esos cuerpos, cosa que con lamentable frecuencia ha ocurrido en Latinoamérica y que en la actualidad, lacera a la sociedad venezolana. Soslayar ese convenio es transformar en “letra muerta” el espíritu de convivencia que anima el “espíritu de la letra”, su cometido ecuménico como cuerpo de ideas y propósitos comunes.

Proyecto “Dale Letra”. Los que matan en realidad no han vivido, Caracas, junio 2017

 

La letra entonces toma cuerpo y da el paso al frente para funcionar como índice de omisiones o como alegato frente al poder.  Nombres, palabras, frases que anuncian un estallido. Escritura activa que enlaza el “trayecto circular” de la letra y la figura. El texto –concluye Barthes- “es este espacio social que no deja ningún lenguaje al abrigo del exterior …”[3].

 

Caracas, Junio-Julio de 2017

 


[1] Estos apuntes fueron elaborados para una charla organizada por Prodiseño y Cultura Chacao en la Sala Cabrujas, Caracas, 6 de julio de 2017.

[2] Cfr. Roland Barthes. Lo obvio y lo obtuso. Imágenes, gestos, voces. (Seuil, París, 1982/ Paidos, Ibérica, Barcelona, 1986)

[3] Barthes, Roland. De la obra al texto. Revue d’Esthetique Nº 3, 1971

En, El susurro del lenguaje. Más allá de la palabra y la escritura. Paidos Ibérica, Barcelona , 1994

 

Agradecimientos a Félix Suazo

 

 

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