Rosa en tiempos de invierno y otros movimientos

Por Sandra Pinardi

 

 

Desde sus inicios, Alexandra Kuhn ha construido con sus obras una poética a partir de su vasta y diversificada experiencia con la »naturaleza«. Una poética en la que flores y frutos, semillas y simientes se convierten en »signos«, vestigios y trazas desde los que indagar y desentrañar simbólicamente los misterios de la vida y de su fuerza para prevalecer y permanecer, las incógnitas y caminos de sus prácticas engendradoras, los circuitos de la re-creación y la regeneración. Una poética sutil e íntima, que se expone en un lenguaje visual complejo que vincula diversos modos de expresión y distintos »lenguajes«, y que atiende por igual a la expresividad de las figuras y a la información que brindan los soportes. Gracias a ello, sus obras se elaboran con una sintaxis heterogénea e imprevisible que reúne palabra e imagen, elementos vegetales y dibujos o fotografías, y que se desarrolla a partir de la afirmativa impronta de un cuerpo que se devela —que se expone— dibujando, doblando o bordando, permitiendo que el orden natural se despliegue en múltiples formas para revelar las dinámicas y las resonancias de la vida, del movimiento y la temporalidad. Una sintaxis a través de la que se logra que las formas, texturas y materiales del reino vegetal dialoguen con sus pensamientos e ideas.

En este sentido, es una obra que indaga en torno a la naturaleza desde distintas perspectivas, pudiendo dar cuenta de sus determinaciones o de su fuerza regenerativa, pero también de su dimensión simbólica o del modo cómo subyace, determina y expresa la existencia. El trato de las obras de Alexandra Kuhn con el mundo natural excede la referencia o la tematización, y se hace retrato y reflejo de un »si mismo«, de una conciencia sensible que se expande en el mundo, que conecta la realidad en la que vive y su propia experiencia cotidiana, que da expresión visual a sus temores y sus recorridos.

 

Alexandra Kuhn. “Rosas en tiempo de invierno IV”, 2018

 

En la exposición Rosa en tiempos de invierno y otros movimientos, que se presenta en la galería Carmen Araujo Arte®, Alexandra Kuhn trabaja alrededor de las semillas, los escaramujos, los frutos, los capullos, las simientes, esas minúsculas materialidades en la que la vida se concentra permitiéndole su permanencia y constante regeneración, su reformulación y su recuperación. Un conjunto de collages (dos series: Rosa en tiempos de invierno y Otros movimientos) y una instalación (Mandorla, teoría del encuentro) dan cuerpo a una reflexión acerca del despliegue de lo existente, en la que el bordado y la palabra, los pliegos y dobleces, el color y las líneas, así como los distintos elementos naturales incorporados en cada obra trazan un recorrido vivencial por los »oscuros tiempos« del despojo y la soledad, de la ausencia —el invierno, el momento del letargo— para evidenciar o hacer patente que a pesar de la desolación en esos tiempos difíciles se gesta el por-venir, el futuro, la flor colorida y olorosa que será. Una metáfora del funcionamiento de la naturaleza, pero también de las dificultades de la emigración o de los tiempos complejos del país, una metáfora que atañe lo íntimo del vivir y en la que todos podemos encontrarnos.

 

Alexandra Kuhn. De la serie Otros movimientos, 2017

 

En la serie collages Rosa en tiempos de invierno Alexandra Kuhn reflexiona en torno a los escaramujos de las rosas, a esos frutos carnosos y coloridos, a esas concentraciones de deseo y vitalidad que
contienen —y protegen— las semillas del árbol que será, también de las flores que crecerán cuando los tiempos sean propicios. El escaramujo es lo que queda después de la floración como potencia de sobrevivencia, mantiene en su interior el »árbol posible« protegiendo la vida —su vida— de los rigores de las estaciones y el clima. En soportes alguna vez plegados que recuerdan el viaje y los tránsitos, que parecieran signar la posibilidad de ser re-enviados, de cambiar de lugar o circunstancias, los escaramujos se despliegan en pétalos dibujados —puramente potenciales— anotados con frases, citas y puntadas, pétalos en los que es posible descubrir el »mapa« de sus posibilidades y sus contenidos,de su desarrollo y realización. El contrapunto —la tensión— entre la fuerza cromática y figural de los frutos —lo »ya sido«— y el suave grafito de los pétalos —de lo »porvenir«— nos habla de un instante de peligro, de ese momento en el que el presente se transforma con el encuentro de su propio pasado, de su memoria. La flor es una flor imposible, elaborada en el cruce de su posibilidad y su finitud, en el contraste de su caducidad y su despliegue, como emblema de las fuerzas regenerativas que mantienen la vida y la hacen perseverar.

 

 

 

Mandorla, teoría del encuentro, una instalación in situ elaborada con semillas, nos remite a esas formas icónicas medievales, esos marcos o aureolas de forma oval (almendradas), que sirven de nicho
a los personajes sagrados, y que ubicados a gran altura en las construcciones remiten a la »esfera celeste«. La mandorla, en tanto que figura geométrica diseñada con dos círculos que se cortan,
aparece simultáneamente como una intersección —un lugar de cruce y encuentro— y una concavidad, como un intersticio y un continente, gracias a ello, surge como un símbolo del encuentro entre dos hemisferios, dos mundos, dos ámbitos: el terrenal y el sagrado, perfilando así en la naturaleza su condición de sustrato inminente de la vida y sus potencias, convirtiendo al reino natural en un pasaje, una puerta, un umbral.

El viaje —el cambio de circunstancias— aludido por estas obras es el viaje de Alexandra Kuhn, su acercamiento a otros paisajes y otros espacios, a otras formas de vida. Es ese viaje complejo de la emigración, que debe crear su lugar nuevamente, que debe restaurar constantemente su memoria, que deja experiencias, huellas y trazos en una realidad que se ha hecho inasible e incomprensible. De allí que, estas obras se instalen en la tensión y el contrapunto entre dos realidades, en la temporalidad suspendida de lo que recién acaba y lo que aún no se instala.

 

 

 

Por su parte, la serie Otros movimientos, trata sobre la temporalidad como ámbito de constitución de la identidad. Alexandra Kuhn »teje« sobre papeles pétalos embalsamados, pétalos en los que el tiempo se ha detenido y que, de esa manera, operan como marcas de un »ahora« visual, de un instante.

El »tejido«: reiteraciones y repeticiones, líneas y secuencias, tramas relacionales forman, en cada caso, una suerte de deambular temporal del que no sólo surgen figuras y composiciones, sino que
evidencian la pluralidad de los recorridos posibles. Otros movimientos se inscriben en esas imágenes, movimientos que aluden a la observación y al reconocimiento de lo incierto, a las diversas dinámicas en las que la vida se despliega. Una suerte de crónicas de la temporalidad en las que la flor se extiende y se expande como proceso, como conjunto de elemento, y en las que la disección es una forma de expresión.

Sandra Pinardi
Mayo 2019

 

 

Alexandra Kuhn: »
rosa en tiempos de invierno y
otros movimientos«
19 de mayo — 14 de julio, 2019

Carmen Araujo Arte.

Parque Hacienda La Trinidad

 

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