Teresa Mulet. Campos de control (notas “fuera de lugar”)

Por Félix Suazo

1.- Todos estamos “fuera de lugar”. Nos fuimos de cualquier parte y en cualquier momento estaremos en algún otro sitio. Solo hay “permanencias momentáneas” en lugares de paso. Eso es Amposta para la artista venezolana Teresa Mulet, a donde llegó por causa de una residencia artística convocada por Lo Pati, que la condujo a Balada, en el corazón del Delta del Ebro, lugar en el que se asientan los orígenes de su genealogía familiar.

La permanencia de varios meses en el Delta aquietó algunas de sus ansiedades y desencadenó otras, como si aquellas aguas fueran la metáfora perfecta del reencuentro y la partida. Allí comenzó el viaje que significa el proyecto Campos de control, a medio camino entre lo biográfico y lo artístico; una oportunidad que le permitió releer, repensar, sus indagaciones precedentes en torno al lenguaje, el poder y la violencia en Venezuela, cotejándolo con su nueva circunstancia como emigrante, ahora ubicada en el sitio abandonado por sus progenitores hace varias décadas. En la serenidad engañosa del Delta, todas esas nociones cobraron un significado nuevo, esclarecedor, promisorio. Revisó la historia del lugar, sus bondades naturales, la vida cotidiana, la gente; mientras repasaba las peripecias de sus padres desde Cataluña hasta Caracas.

El Delta, además de ser un destino, es una idea donde confluyen el final y el principio; la contención y al desbordamiento. Allí no hay límites, como si en esa mezcla de aguas y sedimentos se juntaran todos los tiempos. Para Mulet, entonces, el Delta es un sitio alegórico que le ha permitido rememorar el significado de las migraciones, incluyendo la suya y la de su familia. Las causas son más o menos las mismas que en cualquier lugar (guerras, hambre, intolerancia) y las secuelas son siempre devastadoras para el sujeto (desarraigo, impotencia, olvido). ¿Cómo recomponer el hilo roto del lugar natal? ¿cómo restablecer la conexión con la Ítaca encontrada?.

2.- El Delta del Ebro puede ser capa o pliegue, lugar de contención o sitio de pulsiones contrapuestas. Dicho de otra manera, esa porción de aguas y tierras no es un paraje arcádico; es un escenario donde también se registra un combate estratégico entre las leyes naturales y la intervención humana. Esos terrenos ahora son parcelas de cultivo donde se controlan los flujos de agua y se privilegia la productividad, en detrimento del equilibrio ambiental y del futuro de las comunidades que allí habitan. A causa de ello, el área del Delta del Ebro se está reduciendo física y poblacionalmente. Según advierten los expertos, con el cambio climático aumentará el nivel del mar y se incrementarán las inundaciones, por lo cual “serán menos  los terrenos que podrán ser ocupados por el hombre, tanto para vivir como para cultivar”. A ello se suma la contaminación de las aguas, la erosión marina, la introducción de especies invasoras y la pésima gestión.
De manera que estos no son territorios serenos, sino que son espacios afectados por la noción de poder, idea que da origen a la instalación penetrable Campos de control (2019), título homónimo de la exposición en Lo Pati. Se trata de una mirada alegórica al presente y al incierto porvenir de la región. Aquí el Delta es una entelequia levitante, compuesta por láminas de plástico sostenidas por cuerdas. Su disposición aérea en el espacio expositivo sugiere un territorio anegado en el cual el espactador puede sumergirse entre palabras flotantes, indicios de un discurso inasible.

El trabajo recupera preocupaciones y elementos que han sido constantes en la investigación de Mulet en torno al lenguaje, la violencia y el poder, inicialmente enfocada en las víctimas por homicidios a consecuencia de la descomposición social en Venezuela y ahora centrada en los mecanismos de control ejercidos sobre los recursos naturales en el Delta del Ebro. Para la artista, ambas cosas derivan de lo mismo, aunque ocurran en lugares distintos y por motivos diferentes.

3.- El lenguaje no sólo tiene una función descriptiva sino que también puede desbordar los límites del pensamiento unívoco, revelando sus pliegues, excesos y omisiones. Esta premisa ha sido patente en el trabajo de Mulet desde que realizó la exposición Tipo inútil_Palabra silente (ONG, Caracas, 2014) y que ahora sirve de sustrato para el proyecto Campos de control en Lo Pati, donde las palabras tienen un significado paradójico, aludiendo simultáneamente al orden y la entropía.

La obra Alfabeto doble-desdoble (2013) es la bisagra que une los distintos componentes de la investigación de Mulet, cuya propuesta explora la ambivalencia del lenguaje y su relación con el poder, mediante la superposición de términos opuestos que conducen a enuanciados absurdos. En consecuencia, el alfabeto dual creado por la artista recrea la retórica del discurso político, sus contradicciones, falta de contenido e intensionalidad demagógica. Esa disyunción entre la palabra y su sentido, también muestra las fisuras del aparato taxonómico, el lado opuesto de lo que se dice, el momento en el cual las expresiones “sin sentido” revelan un nuevo significado.

Los trabajos Ejercicio volumen (1999-2016), Ejercicio contable (1999-2016) y Ejercicio in-forme (1999-2016) resumen la indefensión ciudadana durante las dos últimas décadas en Venezuela. Números y máculas, cifras y papel desechado, son los recursos de una artimética fatal, que corporisa la perdida y rememora el incremento de los homicidios en una sociedad marcada por la violencia.

La instalación Campos de Control (2019), producida específicamente para Lo Pati, muestra la otra rivera del naufragio, el punto de llegada de un itinerario que es también retorno al origen. Es el reencuentro con los pliegues incómodos de la memoria y del presente. Acompaña el proyecto la publicación en proceso Libros-Ejercicios Doble-Des-Doble (2019) donde la artista vuelve al documento como soporte y medio hipertextual. Se trata de una mirada transdisciplinaria que contiene una reseña iconografíca del Delta del Ebro con elementos biográficos, geográficos e históricos.

4.- Desde el punto de vista expositivo el proyecto Campos de control delimita un ámbito discursivo sujeto a regulaciones espaciales y de contenido. Es decir, la puesta en escena maneja una gramática que establece la ubicación de las obras, las distancias que las separan y la manera de interactuar con ellas. Todo obedece a una intensionalidad destinada a producir un efecto sobre el espectador, de manera análoga a los procesos de jerarquización discursiva que dominan el aparato social y político.

En ese marco, el recinto expositivo se comporta como una cámara autoreflexiva que pone en tensión su propio funcionamiento como dispositivo de administración del sentido. El “cubo blanco” deja de ser un contenedor puramente estético y se transforma en “caja negra” o interfaz de relaciones críticas entre el sujeto y el entorno.
Deciamos al principio que “todos estamos fuera de lugar”, extraviados en el camino a Ítaca. El viaje no es un bálsamo sino la posibilidad de encontrar algún delta remoto donde hallar los legajos de la memoria pérdida. Mulet inició esa travesía y he aquí los hallazgos que, como los de cualquiera, dan asiento momentáneo a su avatar. En tal sentido, su propuesta encara al Delta tal cual es, como un lugar de cruces, un sitio donde las cosas transcurren difusamente y al cual se accede sin nostalgia ni optimismo. 

Octubre de 2019