Flagrante sincronía del pasado, presente y futuro. Dulce Gómez presenta su exposición individual “Pulso”en la Sala TAC

El árbol de Edipo, 2001. Acrílico sobre tela

 

 

Un presente de cosas pasadas, la memoria,

un presente de cosas presentes, la visión,

y un presente de cosas futuras, la expectativa

San Agustín

 

Dulce Gómez (Caracas, 1967) ha estado exponiendo y creando de manera ininterrumpida, desde la década de los 80. Su obra tiene un rasgo individual, particular y único, incorporando al soporte, volúmenes, formas y registros que se relacionan con la emotividad.

Las pinceladas sobre la tela o el papel, se dan a partir de un gesto libre y espontáneo. Se trata de formas abstractas y orgánicas, que surgen mentalmente, a partir de la relación con diversos elementos casuales, impulsados y relacionados por los pensamientos, para luego ser registrados sobre el soporte, con una gama de color determinada. Es decir, alcanza una mediación interior, al mismo tiempo que una ejecución artesanal, de esta forma la acción de pintar conlleva en sí misma una reflexión y una autodeterminación.

 

Dulce Gómez. Cortesía de la Sala TAC

 

Para Gómez, la pintura es un todo, que personifica en ella una determinación particular del tiempo. Pero, no con la intención de capturar la esencia de éste y su noción de secuencialidad, sino entendiendo que el mismo es relativo y no tiene una fórmula concisa. De tal manera que, para ahondar en sus investigaciones sobre el arte, se apoya en las ideas del filósofo francés Gilles Deleuze, expresados en su libro Pintura. El concepto de diagrama, donde se plantea que la obra se materializa en una síntesis del tiempo que conduce a una flagrante sincronía con el pasado (la memoria), el presente (el acto en tiempo real) y el futuro (lo que va a surgir).

 

Temprano en la mañana. Acrílico sobre tela

 

Caída. Dulce Gómez. Acrílico sobre tela.

 

Pulso muestra una selección, un conjunto de piezas, que si bien continúan en la misma línea simbólica, también procuran rastrear en los planteamientos y el desarrollo de una impronta autoral, donde es posible apreciar la necesidad de seguir indagando en las posibilidades de la pintura y de lo procesual. Anteriormente, donde había trazos definidos, hoy hay bordes indeterminados, uso de fondos blancos o de color que enfatizan las formas y el gesto, acentuando esa búsqueda de aquello que está en el inconsciente y que construye una madurez en el lenguaje de la artista.

Yuri Liscano Manzano.

 

“Pulso” de Dulce Gómez se podrá visitar a partir del domingo 02 de junio en la Sala TAC, Trasnocho Cultural, Centro Comercial Paseo Las Mercedes. Caracas

 

 

 

Imágenes cortesía de la Sala TAC

 

 

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