El problema de lo real: meditaciones sobre arte, tecnología y sacralidad

Por Félix Suazo

“En el mundo realmente invertido lo verdadero es un momento de lo falso”1

Guy Debord.

Nam June Paik. Presentación de Good Morning Mr. Orwell, en la Kitchen Gallery, Nueva York, el 8 de diciembre de 1983. Foto © 1983 de Lorenzo Bianda, Tegna, CH.

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Aceptamos que hay otras realidades, aunque algunas de ellas están fuera del alcance de nuestros sentidos. Incluso aceptamos que la realidad es construida, pero esa idea escapa a nuestra comprensión y hasta nos aterra. Hay realidades afuera, “independientemente de nuestros sentidos”, y adentro, “más allá de la razón”. Pero especialmente inquietantes, son las realidades generadas por las invenciones humanas, los productos del pensamiento, la ciencia y la tecnología. Muchas de ellas vienen acompañadas de mitos de redención y apocalipsis, que consecuentemente posicionan a sus devotos, pero también a sus detractores. Para unos, surge un “nuevo mundo”; una “realidad” deseable y promisoria. Para otros, es el advenimiento de un universo catastrófico, una “realidad” hostil donde no hay sitio para lo humano. Lo que no admitimos, cualquiera que sea nuestra postura, es que la realidad es un constructo esquizoide con partes imaginadas y hechos irreductibles. Hasta hace muy poco hemos tratado esta “disfunción” con cierta “naturalidad” pero hoy nos ubicamos ante hechos y situaciones tan extremas, que los percibimos como fenómenos “sobrenaturales”. Esa sensación —esperanzadora y aterradora a la vez— invita a la devoción y la reverencia.

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Yucef Merhi. We Are Being Watched, 2021. En el marco de la exposición colectiva “Media under Dystopia 2.0”, Mud Foundation, 2022. Obra generada por ordenador que consta de 4 pantallas y una proyección en directo. Cada pantalla muestra una palabra del título, moviéndose verticalmente en la pantalla, fallando como cintas VHS dañadas o una vieja recepción de TV.

Al parecer, la situación es propicia para el surgimiento de una “nueva religión” sin credo y sin Dios, donde lo real no existe como contraparte de lo ficticio o lo no existente. Una religión que se funda en la creencia colectiva en un “mundo nuevo” que permite estar en todas partes sin haber estado en ninguna de ellas y conversar con una entidad omnisapiente que tiene respuestas para todo. 

En ese mundo posible se va al mercado sin salir de casa. Allí las personas no tienen rostros, sino “perfiles”. Allí no hay terrenos, sino “dominios”, no hay valores, sino “etiquetas”, no hay cosas, sino “datos”. Allí nadie va al cielo ni al infierno, porque todo va a parar a una “Nube” sináptica que lo contiene todo. Allí abundan las soluciones milagrosas: remedios para enfermedades inexistentes, oráculos para falsos enigmas, reposo para los fatigados, compañía para los solitarios, privacidad para quienes no desean ser vistos, diversión para los que se aburren, libertad para los confinados, sueño para los insomnes, fe para los incrédulos y reliquias para los creyentes. De igual forma, no hay adentro y afuera, arriba o abajo, solo una masa confusa de depredadores anónimos, con deseos insaciables y frustraciones no confesadas. Azar y cálculo, algoritmo y necesidad; todo eso en un solo lugar que es al mismo tiempo todas partes. Como escribió Dante en alguna parte de la divina Comedia: “Dejad, los que aquí entráis toda esperanza”.

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Sterlac. Re-Wired / Re-Mixed: Event for Dismembered Body, 2016. Concepto y prestaciones: Stelarc. Coordinador del proyecto y producción audiovisual: Steven Aaron Hughes. Ingeniería, brazo exoesqueleto: Rodney Parsons. Programación, control del brazo del exoesqueleto y pantalla táctil/interfaz web: Steve Berrick. Visión desde Londres: Luke Robert Mason. Sonido desde Nueva York: Lorin Roser.

Una vaga sensación fáustica inunda a las multitudes eufóricas que buscan la redención en una “piel de zapa” algorítmica. Entregado al infinito inescrutable de los deseos, el sujeto contemporáneo —como Rafael, el héroe novelesco de Balzac con su “piel de zapa”— no puede escapar tampoco a los tormentos de la satisfacción instantánea.2

 Cibercondría, nomofobia, síndrome text neck, fatiga ocular, hipoacusia… son algunas de las secuelas corporales traídas por el oráculo virtual en sus múltiples rostros. En la medida que los sueños alcanzan su consumación, la realidad va desapareciendo y el cuerpo natural va colapsando.

Pero nadie quiere pensar. Basta con que alguien o algo resuelva nuestras demandas de amor, conocimiento o placer por nosotros. Nadie quiere distinguir entre la realidad y la ilusión, menos cuando aquello que llamamos (o llamábamos) realidad, conserva el recuerdo de una antigua frustración. Porque es en la realidad dudosa de nuestros cuerpos donde somos finitos, sufrimos y morimos.

En el otro “nuevo mundo” —el hiperreal— la esperanza es solo una probabilidad entre muchas otras y la redención tampoco está garantizada. Como escribió Jean Baudrillard en La transparencia del mal: “De la misma manera que se puede vaticinar que las gafas o las lentes de contacto se volverán un día la prótesis integrada de una especie de la que habrá desaparecido la mirada, también cabe temer que la inteligencia artificial y sus soportes técnicos se vuelvan la prótesis de una especie de la que habrá desaparecido el pensamiento”.3

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Refik Anadol. Machine Hallucinations — Nature Dreams. Exposición, Instalación, Colección NFT, Arte público. König Galerie, Berlín, 06 noviembre – 17 diciembre, 2021.

Se podría decir que el arte contiene las mismas sumas de ansiedad, devoción y gratificación que el mundo apócrifo de los algoritmos que nos gobiernan. Solo que el arte es menos tóxico y no tolera la adicción acrítica. Porque la fe que promueve el arte es opcional, no imperativa; su poder es sustantivo, no hipnótico, y su realidad es deliberadamente hipotética.

Por tanto, la única práctica humana que puede asumir la incertidumbre de lo real —ya sea desde su duplicidad o desde su disolución— es el arte. Es allí donde lo incomprensible toma sentido y donde lo real se convierte en quimera. Es allí donde el discurso encarna lo inasible y donde lo potencial encuentra su concreción sensible.

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Krzysztof Wodiczko. Ægis-Equipment for a City of Strangers,1988. Obra en colaboración con miembros del Interrogative Design Group, Center for Advanced Visual Studies, MIT: Adam Whiton, Sung Ho Kim, Kelly Dobson, Jerzy Stypułkowski, Bogdan Soboński, Todd Polenberg, Christe Erickson; construido en Brooklyn Model Works.

Podemos volver al platonismo, según el cual la realidad es el mundo inteligible de las ideas a través de las cuales comprendemos el universo sensible o material como un cosmos. O podemos aceptar que solo es real lo que es mensurable, tal como sostenía Max Planck. Pero lo que hoy se nos presenta no solo es una disyuntiva epistemológica, sino un problema existencial. Algún día bastante próximo, la humanidad tendrá que decidir cuál vida vivir y en qué realidad habitar.

Julio 2023-enero 2024

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1 Guy Debord. La sociedad del espectáculo (La société du spectacle,1967). Editorial Anagrama, 1999.

2 En la novela La piel de zapa (1831) de Honoré Balzac, el cuero de un raro animal oriundo de Persia concede a su dueño todos los deseos. Cada vez que la misteriosa posesión concede un deseo, esta se encoge de tamaño, a cambio de lo cual su dueño pierde parte de su tiempo de vida.

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